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El Madrid derrota al Deportivo y cae con decoro en la lucha por la Liga

Los de Zidane sueñan en Riazor durante 15 minutos pero se quedan sin la gran remontada

José Sámano
Cristiano lamenta una ocasión fallada.
Cristiano lamenta una ocasión fallada.Cabalar (EFE)

En la orilla se quedó el Madrid, que tiró de fe hasta el final y cerró la Liga con honor. Para una entidad de semejante rango no hay otra gloria que los títulos, pero a este Real animado por el optimista Zinedine Zidane le cabe no reprocharse el final de curso y haber caído de pie, con decoro. No claudicó cuando se vio a trece puntos del Barça, incluso con el Atlético por delante. Emancipado del cientifismo de Rafa Benítez, cogió un segundo aire con una inopinada victoria en el Camp Nou y se negó la rendición hasta llegar con opciones a la última jornada, en la que necesitaba un prodigio. Colonizó de forma aplastante al Deportivo, pero no hubo milagro en Granada, lo que impidió un brindis histórico del Madrid. Histórico por insólito: el club de las grandes gestas jamás había ganado una de sus 32 Ligas sin haber llegado como líder al cierre del campeonato.

El Madrid se vio campeón durante un cuarto de hora, el tiempo transcurrido entre los primeros goles de Cristiano y Luis Suárez. La posible epopeya se desvaneció por completo al descanso. Con 0-2 en Riazor y en Los Cármenes, bandera blanca en A Coruña y a pensar en Milán: CR, perdido también su quimérico reto con Suárez por el pichichi, no regresó de las duchas. El portugués no es de los que capitulan sin más, por lo que antes de dar prioridad a la final de la Copa de Europa dejó en A Coruña dos goles, un remate al poste y otro al larguero. Sin Cristiano, que se dolió del pie derecho en el primer tramo, y sin noticias de un repunte del Granada, el partido, el auténtico, el de las emociones, se quedó a medias. Tras el intermedio respiró el Deportivo, ya con un Madrid menos ilusionado y con San Siro a la vista también para Kroos y Bale, retirados con prudencia por Zidane mucho antes de que bajara el telón.

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Mientras hubo motivos para la ensoñación, ante un Deportivo sin objetivos y con enormes turbulencias internas por las pirotecnias de unos y otros, no hubo otro partido que el pretendido por los visitantes. Ante un rival sin ánimo y sin paz, el Madrid hizo los deberes desde el primer segundo. Interpretó bien que el pulso con el Barça le exigía disparar la ansiedad azulgrana. Dicho de otra forma, anotar primero que los de Luis Enrique, una sobrecarga de presión. Así fue. Con la alineación de etiqueta y tras una puesta en escena contundente, el equipo de Zidane invadió al Depor, enclaustrado en su área, a muchas Lunas de Keylor. Al toque de corneta de los blancos respondieron de inmediato sus dos grandes estrellas. Bale hizo descarrilar a Manuel Pablo, su asistencia a Benzema derivó en un remate fallido del francés que le llegó de carambola a CR, que embocó. Lo haría también antes de la media hora con un cabezazo facilitado por un bloqueo de Bale a Arribas, al que se quitó de encima. El 35º gol del portugués anticipó el 39º de Suárez, el tercer jugador que supera los 38 tras el propio CR y Messi. La colosal eficacia del charrúa, que luego llegaría a los 40, ha resultado imposible hasta para el voraz Cristiano.

Frente a un Madrid implacable, no hubo dictado del Deportivo hasta el segundo acto, ya con el encuentro sin chicha. Al menos entonces pudo librarse de otra goleada descomunal, sosegar algo las tensiones y celebrar en calma el merecidísimo tributo a Arsenio Iglesias. El Madrid cedió. Le llegó la hora de poner rumbo a la cumbre de la Champions. Tiempo tendrá para repasar las cuentas en la Liga, campeonato que solo ha conquistado en cinco ocasiones desde 2000. La remontada con Zidane no fue suficiente. Conviene subrayar sus 53 puntos en 20 jornadas con el técnico galo por los 37 de Benítez en 18 citas. Jamás un entrenador del Madrid sumó tantos puntos en su primera veintena de choques. Aun con este Zidane se requiere una profunda reflexión en alta cancillería del club. Un examen irremplazable incluso con un podio en Milán. La hidalga historia madridista obliga a todo. Eso es la excelencia que proclama como listón. Es lo que le hizo un club de leyenda.

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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