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Paulo Dybala: “Soy un niño y juego como uno de 30 años”

El delantero de la Juve, que en su primera temporada ha superado a Tévez, recibe a EL PAÍS para charlar de su año, de sus ídolos, de su infancia y su debut con la selección argentina

Eleonora Giovio
Paulo Dybala celebra uno de sus goles a la Sampdoria en la última jornada
Paulo Dybala celebra uno de sus goles a la Sampdoria en la última jornadaSTEFANO RELLANDINI (REUTERS)

Paulo Dybala (Laguna Larga, Argentina, 22 años) ha sido uno de los protagonistas de la Juve y de la Serie A. A sus 22 años y en su primera temporada, ha marcado más goles que Carlos Tévez (23 por 21) al que sustituyó. Acaba de celebrar su primera Liga y el sábado se enfrentará al Milan en la final de Copa. Lleva el nombre de sus padres tatuado y repite a menudo “de chico”, como si tuviera más edad de la que tiene. Maduro y con un punto de timidez repasa su temporada, su infancia en Argentina (su bisabuelo, polaco, se refugió allí después de la Segunda Guerra Mundial) y se emociona al recordar el debut con la selección argentina. Durante la charla, en una de las salas de la ciudad deportiva de la Juve, irrumpe dos veces Paul Pogba con gafas de sol, cinta con la bandera americana en la cabeza y una pelota de baloncesto.

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Pregunta. ¿Quién le enseñó a proteger el balón?

Respuesta. Lo aprendí mirando a muchos compañeros en los entrenamientos, sobre todo a Franco Vázquez con el que estuve en el Palermo. También viendo jugar a Riquelme y Messi.

P. ¿Se puede aprender?

R. Sí, si uno quiere y pone voluntad se aprende.

P. ¿Y quién le enseñó a buscar siempre el compañero?

R. Es algo natural, uno nace con ciertos dones que con el tiempo hay que perfeccionar y entrenar para mejorar. Trato siempre de estar bien posicionado en la cancha y antes de que me llegue la pelota tener claro que jugada voy a hacer; salga bien o salga mal.

P. A los jugadores de tanto talento siempre le cuesta bastante soltar el balón, usted, en cambio, no es nada egoísta en la cancha.

R. A veces yo también me dejo llevar y caigo en la trampa… Con el tiempo me he dado cuenta de que a veces es mucho más fácil pasarle la pelota a un compañero.

Me dicen aquí que me parezco a Tévez. Creo que por la forma de jugar y la garra"

P. ¿Hay algo en lo que sí es egoísta?

R. De chico era egoísta en todo, era el más chico de la familia y el más mimado y quería todo para mí. Tanto fuera como dentro de la cancha aprendí que a veces es lindo compartir las cosas, porque sientes otras emociones. He mejorado.

P. Me dijo Allegri hablando de usted que tenía mirada de killer. ¿Qué es ser un killer?

R. Cuando entro en la cancha me transformo. Fuera me gusta hacer bromas y joder con los amigos; me dicen que tengo cara de niño, pero dentro pienso como un futbolista de 30 años. 

P. ¿Qué ve cuándo se mira al espejo?

R. Veo a un chico que a pesar de ser joven y estar en un gran club, tiene ganas de crecer y convertirse en un jugador importante. Es como si fuera un gato que se ve como un tigre, trato de tener confianza en mí mismo para crecer.

P. ¿Se siente un líder técnico como dice Allegri?

R. Estando en un club como la Juve estoy lejos de ser un líder por la cantidad de buenos jugadores que hay.

P. ¿Cómo es Buffon en el vestuario?

R. Gigi es un líder. Las primeras veces que le vi me impactaba… te transmite ganas de ganar y de crecer. Tiene 38 años y sigue mejorando a diario. Con él es más fácil ganar porque crea una fuerza interna muy grande.

Cuando me llamó el Tata Martino para la primera convocatoria me sudaban las manos... lo soñaba desde que nací"

P. ¿Qué ha aprendido en la Juve?

R. Las ganas de superarme día a día. Hay jugadores aquí que con todo lo que han ganado podrían relajarse y siguen esforzándose a diario para seguir ganando. Para un chico de 22 años ver esto es fundamental.

P. Desde fuera parece que ha tenido un crecimiento tremendo. ¿Se imaginaba llegar a tener tanta importancia y ambientarse tan rápido?

R. Sabía que no iba a ser fácil, pero he jugado y marcado más de lo que pensaba.

P. ¿De verdad creía que iba a jugar menos?

R. No era fácil quitarle el sitio a compañeros como Mandzukic, Morata, Zaza. Nunca pensé que iba a ser el goleador del equipo.

P. ¿Tiene algo de Tévez?

R. Muchos aquí en la Juve me han dicho que sí. Creo que por la forma de jugar y por ponerle garra.

P. Ocupa más zonas del campo que él y marca lo mismo.

R. Quizás al ser joven tengo más ganas de crecer y al ser más chico más ganas de correr. Tengo libertad para moverme en todas las zonas de ataque.

P. ¿Quién es el más divertido del vestuario?

R. Pogba, Asamoah, Pereira, Morata y Zaza.

P. ¿El que se hace escuchar más?

R. Buffon, Evra, Marchisio, Bonucci y Chiellini.

P. ¿A qué le costó adaptarse más cuando llegó a Europa?

R. Al trabajo físico. El roce con los rivales es lo que más me costó, tuve que trabajar mucho en el gimnasio, también para esquivar patadas y los choques. No estaba acostumbrado.

P. Decía Gattuso, que le tuvo unos meses en el Palermo, que usted iba tres páginas por delante que los demás en el manual del fútbol.

R. Me ayudó muchísimo, porque él era uno de los que daba las patadas… Me daba consejos de cómo tenía que posicionarme para esquivarlas. En más de un entrenamiento me pagaba patadas precisamente para enseñarme a defenderme.

“Fue duro superar la muerte de mi papá, mis hermanos me ayudaron a no bajar los brazos”

P. En el Instituto de Córdoba, donde empezó, le conocían como el pibe de la pensión.

R. Sí porque se inauguró estando yo en la antigua. Allí aprendí a no ser egoísta, a limpiar las habitaciones, a poner la mesa, a levantarte a por tu plato y tu vaso de agua. Cada vez que vuelvo a Argentina me junto con algunos de los compañeros que tuve allí.

P. Leí que en la pensión se encerraba a llorar en el baño porque echaba de menos a su padre.

R. No fue fácil alejarse de casa y superar la perdida de mi papá. El fútbol me ayudó a seguir adelante. Lo hice más por mi papá que tenía el sueño de que yo fuera futbolista que por mí porque muchas fuerzas no me quedaban. Nunca imaginé estar donde estoy hoy, me dio una mano muy grande.

P. ¿Qué le enseñó su padre?

R. A luchar por lo que más queremos, a seguir con los brazos en alto en los momentos malos, tristes y feos y a no bajar nunca la cabeza. También me enseñó a jugar al ajedrez.

P. ¿Quién le mantiene con los pies en la tierra?

R. Mi familia. Me han enseñado desde chico que por más cosas que tengamos siempre hay que ser humilde y no pensar que somos más que nadie. Esa mentalidad me ha llevado hasta aquí.

P. Su padre estaría orgulloso.

R. Seguro que sí porque lo veo en la cara de mi madre todos los días. Mi mamá se puso tanto el rol de madre que de padre y si ella está feliz, todos lo estamos.

P. ¿Copa América o Juegos?

R. No sé todavía. Hay listas provisionales y no han hablado todavía con la Juve.

Con 5 años, en una hoguera dije que quería ser el mejor del mundo”

P. ¿Si pudiera elegir?

R. Las dos. Aunque creo que no me van a dejar ninguna… La Copa América es la del centenario, se juega en Estados Unidos, va a ser algo que no se va a repetir. Y los Juegos, para nosotros que tenemos menos de 23 años es una experiencia linda.

P. ¿Por qué nunca le convocaron en las categorías inferiores?

R. Hasta los 18 jugué en la Serie B argentina y era muy difícil llegar. Hice algunos entrenamientos cuando llegué al primer equipo. Luego en las eliminatorias para el Mundial sub20 de 2013 el Palermo no me dio permiso para jugarlas.

P. ¿Del debut de este otoño con la albiceleste qué recuerda?

R. Lo nervioso que estaba, cuando me llamó el seleccionador me sudaban las manos, lo soñaba desde que nací.

P. Su apellido es polaco, su abuelo huyó a Argentina después de la segunda guerra mundial. ¿Qué sabe de su historia?

R. Se murió cuando yo tenía 3 años, pero tengo imágenes de él, de lo diferente que era a nosotros los argentinos: serio, grandote y muy tranquilo. Lo recuerdo sentado en su sillón, nadie más que él podía sentarse allí. Dos periodistas polacos nos pusieron en contacto con la hermana de mi abuelo en un documental que grabaron y hablé por Skype con algunos primos. Me gustaría ir a conocer los sitios donde vivió mi abuelo.

P. ¿Tiene algo de su abuelo?

R. La seriedad y la tranquilidad. De hecho, muchos me dicen que no tengo nada de argentino. También cambió un poco mi forma de ser en los últimos años porque comparto más tiempo con la gente italiana. Y sin embargo yo me siento cien por cien argentino, pero mi familia tiene mucho de Europa, aparte de mi abuelo, mi bisabuela era italiana.

P. ¿Qué soñaba ser cuando era pequeño?

R. Una vez hicimos un fogón [hoguera] con los amigos, tendríamos cinco años, y todos tenían que decir qué querían ser de mayores. Yo dije que quería ser el mejor jugador del mundo, todos se reían, hasta yo mismo… Quedó ahí , pero lo tengo grabado en mi cabeza.

P. ¿Y a quién quería parecerse?

R. A Riquelme. También a Ronaldinho, me gustaba muchísimo, veía todos sus partidos, me bajaba videos. Los argentinos no vamos muy de acuerdo con los brasileños en el fútbol, pero hay que reconocer a los buenos, como Ronaldinho y Neymar. También admiro mucho a Messi.

Aprendí a proteger el balón mirando a Fran Vázquez, Riquelme y Messi”

P. ¿Cómo es ser el pequeño de la familia?

R. Gustavo me lleva 14 años y Mariano 10. Me ayudaron muchísimo, cuando se murió mi papá fue un golpe muy duro para todos porque era el que daba las ordenes en casa. No me dejaron nunca bajar los brazos y me acompañaron a todos los sitios. Trato de devolverles alegrías ahora para compensar todo lo que sufrimos en aquel momento aunque estemos un poco separados. Gustavo está en Argentina y Mariano en España. Mi madre vive aquí conmigo y con mi novia, me gusta tenerla cerca.

P. ¿De dónde le viene tanta madurez?

R. En mi casa siempre me dijeron que lo principal era terminar el colegio y así fue. De ahí viene; también del golpe duro que sufrí con 15 años cuando se murió mi papá. Crecí mucho, me fui a la pensión, ya no tenía a mi madre preparándome el desayuno, aprendí a hacerme la comida. La cabeza te tiene que cambiar obligatoriamente. Haber viajado a Europa con 18 años también fue un cambio muy grande. Lo veo cuando miro a mis coetáneos que están mi pueblo. Mi cabeza iba más rápido que la de ellos porque he tenido que vivir otras cosas: organizarte tus viajes, ir al banco. Eso te ayuda a madurar y a estar atento porque dependes de ti. Además, hay mucha gente que me admira, muchos niños que quieren ser como yo y tienes que tener una imagen intacta, ser humilde, ayudar a la gente. No puedes errar nunca. Está bien esto, pero a veces también me gustaría ser como mis amigos y no tener preocupaciones.

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Sobre la firma

Eleonora Giovio
Es redactora de deportes, especializada en polideportivo, temas sociales y de abusos. Ha cubierto, entre otras cosas, dos Juegos Olímpicos. Ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS; ha sido colaboradora de Onda Cero y TVE. Es licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Bolonia y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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