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Nadal: “No me siento mayor”

El de Manacor, que el 3 de junio cumplirá la treintena, lamenta el "cuadro complicado" de París

Alejandro Ciriza
Nadal, durante su entrenamiento en Roland Garros.
Nadal, durante su entrenamiento en Roland Garros.PHILIPPE LOPEZ (AFP)

No estaba ayer Rafael Nadal excesivamente locuaz. Durante el turno de atención a los medios, al español le molestaba algún elemento extraño en el interior de su boca y también se le perdía la mirada en un reloj colgado en una pared lateral de la sala mientras un periodista le hacía una pregunta. Rumiaba el de Manacor, tal vez, la poca benevolencia que había tenido el bombo con él, al que un poco de fortuna podría haberle evitado un hipotético cruce con Novak Djokovic hasta la final de Roland Garros. Pero no fue así. El número uno, qué remedio, figura finalmente en la hoja de ruta hacia su décima coronación en París.

Un trazado áspero que quizá le empareje el día que cumple la treintena (el 3 de junio) con Nole, el más temido, pero que además presenta otros desniveles a tener en cuenta: un martillo para empezar (Samuel Groth) y curvas sinuosas a continuación (Fabio Fognini, Dominic Thiem y Jo-Wilfred Tsonga), con la escala forzada ante el serbio si el próximo día 5 quiere aspirar al título. Un recorrido que no agrada en exceso al balear, aunque asegure que no le presta demasiada atención a esto de los cuadros y que por su cabeza no pasa nada más allá del ahora.

“Nunca sabes lo que es tener suerte. Al final, estando el cinco quizá hubiera tenido un cuadro mejor del que tengo estando el cuatro”, afirmó Nadal, al que la baja de Federer le permitió subir un peldaño como cabeza de serie. “Creo que para ser el cuarto no he tenido un buen cuadro; creo que tengo un cuadro muy complicado y ya está. Si antes de empezar el torneo me preguntas dónde prefería estar te diría que sí, pero al final se trata de un sorteo y puede pasar cualquier cosa”, agregó, a la vez que lamentó la ausencia del suizo, con problemas persistentes en la espalda: “Siempre es una mala noticia que un gran torneo no pueda contar con un gran jugador como él”.

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A diferencia del año pasado, Nadal aterriza en la Porte d’Auteuil con un buen proceso de rodaje y sin la mente mellada. Sin embargo, evita la comparación. “Ahora estamos en 2016 y quiero seguir jugando bien aquí, eso es todo lo que puedo decir”, expuso; “yo he hecho las cosas bien. Los deberes en la gira están hechos y el año pasado no, porque perdí contra rivales que no debería haber perdido; este año solo contra Murray [en las semifinales de Madrid] y Djokovic [en los cuartos de Roma]. Estoy contento. He hecho lo que creía que podía hacer si mantenía una línea regular. He tenido opciones de ganar y de perder, pero he competido bien contra todo el mundo”.

Confía el de Manacor en las mismas herramientas de siempre, en la inercia que le ha guiado durante todos estos años en París. Aquí compitió por primera vez hace 11 años, en 2005, recién cumplida la mayoría de edad. La cifra entró en escena y dio paso a la melancolía.

– ¿Te sientes mayor?, le preguntaron.

– ¿Y tú?, replicó, mientras se escapaban las risas de los presentes.

– A veces.

– Yo no me siento mayor. Es cierto que llevo muchos años en el circuito, pero en términos de mentalidad y de vida sigo sintiéndome joven. Voy a cumplir 30, eso es así. El tiempo no se detiene y nadie puede detener al tiempo, pero yo estoy feliz con mi vida.

Tras la reflexión, Nadal expresó que siente la capital francesa como algo propio, pero que por encima de todo concibe el torneo como una oportunidad para prolongar su escalada. París le produce un cosquilleo, aunque la fuerza de la rutina le ayuda a evitar despiste alguno y mantener la concentración. “Me siento como siempre. Es cierto que he tenido éxitos aquí, que me gusta la organización y que conozco a todos los trabajadores; esto hace que el torneo sea más especial para mí y que me sienta como en casa, pero en términos de tenis es un torneo más, en el que puedo jugar bien y hacer buenas cosas”, apuntó.

No quiso entrar en si Djokovic está mejor o peor, o si es más o menos alcanzable el de Belgrado. Lo que sí dejó claro, justo antes de concluir y retirarse al hotel junto a su equipo, es que si quiere recuperar su trono el peaje es máximo: “Estamos en un Grand Slam. Uno puede tener más o menos suerte, pero uno no puede pretender aspirar a hacer un resultado importante en un torneo importante sin jugar contra gente buena, esta es la realidad. No me planteo el cuadro, sino lo que yo tengo que hacer para jugar bien. Si lo hago así, puedo tener mis opciones, sobre todo en el primer partido; a partir de ahí, si las cosas van bien espero tener mis opciones todos los días que compita aquí; si no lo hago bien, las opciones no serán las mismas”.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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