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Pura vida, Nieve, Amador

Etapa para el navarro del equipo de Landa el día que el del Movistar es el primer costarricense de rosa

Carlos Arribas
Mikel Nieve entra triunfador en la meta de Cividale del Friuli.
Mikel Nieve entra triunfador en la meta de Cividale del Friuli.LUK BENIES (AFP)

Cuando a un costarricense se le saluda con un hola, qué tal, él no se queda en un muy bien gracias, sino que responde siempre pura vida, así de bien estoy, así de bien está de rosa Andrey Amador, ciclista de la exótica ciclísticamente y volcánica Costa Rica, del campo, de San Ramón de Alajuela, y así está de bien, pura vida también, de negro con rayita azul, Mikel Nieve, el navarro de piedra que ganó la etapa que no habría podido ganar si su jefe, Mikel Landa, no hubiera enfermado. El primer día de montaña, en las conferencias de prensa del Giro solo hizo falta intérprete de español, la lengua en la que hablaron en el corazón del Friuli los dos triunfadores, Amador y Nieve, dos corredores que no son los líderes de sus equipos, dos ciclistas de trabajo y sufrimiento y escasos días de recompensa oficial y podio.

La maglia rosa en el Giro, que tanto ha buscado todos los días el segundo de Valverde en el Movistar, privó a los periodistas marxistas de la imagen del talento luxemburgués Bob Jungels, el rival en el juego, con un pie de foto provocador, Rosa Luxemburgo, pero regaló al Amador el premio adicional de ser el primer costarricense que la viste, lo que es obligatorio: solo él entre los ciclistas costarricenses ha corrido el Giro.

La recompensa emocional, la que les hace tan duros, austeros, tan orgullosos, la gozan en secreto, anónimos, después de sacrificios y esfuerzos cuyo valor solo ellos saben. Amador supo que sería un buen ciclista el último domingo de julio de 2011, cuando terminó su primer Tour, que corrió con un esguince de grado dos en un tobillo después de caerse en el kilómetro 30 de la primera etapa. Terminó después de asombrar a todos por su capacidad de resistir el dolor por un miedo aún mayor, el que tenía a lo que le podían hacer sus compatriotas entregados si les fallaba. El orgullo de Nieve fue quedarse el martes desde el primer kilómetro de la etapa acompañando, junto a David López, a Mikel Landa atacado de diarrea y su olor y sufriendo y luego ser capaz de remontar y entrar dentro del tiempo máximo sufriendo psicológicamente en el autobús de sprinters, subiendo a su ritmo cansino los puertecillos, él, un escalador puro como su apellido, el hombre del Ventoux, el ganador de la etapa más dura del Giro de los últimos años, en 2011, en Val di Fassa, 230 kilómetros en siete horas y media, a 28 de media, y él, fugado puerto tras puerto, incluido la Marmolada terrible, una etapa tan bella que cuando la recuerda sigue creyendo que fue un sueño.

El viernes, el día que justificó humilde con su victoria a todo su equipo soberbio, el Sky, la tarea fue más fácil y más intensa, una fuga de 30 que puerto tras puerto --al pie de los Alpes donde el Isonzo fluye turbulento en las fronteras de imperios caídos, la Julia romana de Julio César, los austrohúngaros, alemanes, napoleónicos, la Yugoslavia de Tito en los confines del Mediterráneo—fue menguando hasta quedarse solo en el Porzùs de los partisanos y hasta el Cividale que fundó Julio unas semanas después de cruzar el Rubicón.

Aunque los límites de los países los marquen las montañas y los ríos, las fronteras las fijan siempre las guerras y el ganador del Giro no serán ni el férreo Nieve ni el Amador de dulce nombre y un perro bulldog llamado Cony, sino uno de entre Vincenzo Nibali y Alejandro Valverde, que no se separan uno de otro, dos lapas a las que no separarán quizás ni los Dolomitas gigantes el sábado que se subirán, como los puertos friulanos, como si se corriera el Tour, con calor, 29 grados en el valle, ni mucho más la cronoescalada del domingo. Detrás de ellos, con ellos, los escaladores puros, flacos como ascetas en ayuno permanente como Zakarin el tártaro, Chaves el colombiano, Majka el polaco, Kruijswijk el holandés, que disciplinados se mantienen a rueda y a la espera, siempre a la espera.

Clasificaciones

ETAPA:

1. MIKEL NIEVE (SKY) 4h 31’ 49”

2. Giovanni Visconti (ITA/MOV) a 43s.

3. Vincenzo Nibali (ITA/AST) a 1m 17s

4. ALEJANDRO VALVERDE (MOV) mt

5. Rafal Majka (POL/TNK) mt

GENERAL:

1. Andrey Amador (CRI/MOV) 54h 05m 50s

2. Bob Jungels (HOL/EQS) a 26s

3. Vincenzo Nibali (ITA/AST) a 41s

4. ALEJANDRO VALVERDE (MOV) a 43s

5. Steven Kruijswijk (HOL/TLJ) a 43s

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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