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Alves tiene la palabra

El lateral del Barcelona puede marcharse libre este verano gracias a una cláusula de su contrato

Jordi Quixano
Alves, durante un entrenamiento de la semana pasada.
Alves, durante un entrenamiento de la semana pasada.Alejandro García (EFE)

Unas semanas antes de disputar la final de la Champions del año pasado, Dani Alves utilizó las redes sociales para lanzar su mensaje. “No sé cuánto durará este sueño ni si ha llegado al final. Pero que sea eterno mientras dure”, expresó el lateral brasileño. Días más tarde, con la Orejona entre las manos, desparramó unas pocas lágrimas en el Camp Nou en una noche de festejo –por el triplete- que parecía su adiós sin remisión. Resulta que el Barcelona le ofrecía por entonces dos años más uno, en el que debía jugar el 60% de los minutos para garantizarse su continuidad de azulgrana. Pero la realidad es que le quería para seis meses para después debatir su futuro. Propuesta que rechazó el futbolista, molesto porque quería tres temporadas como mínimo y sin condiciones, al tiempo que sabía que era el momento para apretar al Barça, maniatado como estaba por la sanción de la FIFA tras los fichajes irregulares de menores. “Dani, quédate. ¿Dónde vas a estar mejor que aquí?”, le convenció Lionel Messi, su compañero y amigo, también su mejor compinche por la banda derecha. Así que el lateral ganó la partida porque aunque renovó por dos ejercicios, incluyó una cláusula para este verano en el que podía firmar gratis por cualquier otro club. Así que ahora tiene la palabra y las puertas abiertas de muchos equipos.

Los embrollos con Alves, en cualquier caso, venían desde lejos. Al menos desde hace dos años, momento en el que el presidente Josep Maria Bartomeu entró en las oficinas de la dirección deportiva para solicitar el traspaso del lateral –ese día también pidió el de Xavi- porque entendía que era el momento justo para sacar algo de dinero por un jugador devaluado en el mercado. Pero Andoni Zubizarreta, entonces encargado del área, se negó en rotundo porque consideraba que no había laterales asumibles en la ventana de traspasos que ofrecieran lo mismo que el 6 azulgrana. Y así se constató cuando preguntaron precio por Cuadrado y Valencia, carrileros de luces largas. Por lo que tras el gasto de Luis Suárez (80 millones), firmaron a Douglas, un lateral que no ha contado para Luis Enrique y al que tampoco le encontraron acomodo en el pasado mercado de invierno. Douglas, claro, no fue el primer refuerzo que perdía la partida con Alves.

No habrá contraoferta porque el jugador ya cobra 11 millones brutos más tres de variables anualmente

El brasileño llegó al Barcelona en 2008 y desde entonces ha sido titular por defecto. “Quien compite conmigo, normalmente pierde”, expuso Alves en noviembre. No le faltaba razón porque aunque en los dos primeros años ni siquiera tuvo rival, por más que jugadores como Cáceres o Puyol pudieran ocupar ocasionalmente esa posición. Después le ganó la partida a Adriano, Montoya –también Patric participó de urgencia en la Liga-, al mismo Douglas y en esta temporada a Aleix Vidal, un refuerzo solicitado por el entrenador que no ha presentado candidatura al puesto. Capítulo aparte merece Sergi Roberto, un medio reconvertido que por primera vez ha sido capaz de poner en entredicho la condición de Alves. Aunque cuando el Barcelona se ha jugado los títulos, Luis Enrique no ha dudado en incluirle en el equipo de gala. Así, hace ocho años que el Barcelona no ha prestado atención a la retaguardia derecha, confiado en las prestaciones de un jugador que sabe dar salida al balón por la banda y que siempre actúa de aspersor, tal y como indica su serie de asistencias anuales: 14, 15, 20, 18, 10, 6, 11 y ocho en este último curso. Números que compensaban con holgura sus despistes defensivos, sobre todo sus problemas para regresar a la posición cuando un extremo le buscaba las espaldas en las contras.

El Barcelona se lava las manos

Ahora es Alves quien tiene la sartén por el mango porque si le comunica al club la decisión de marcharse antes del 5 de junio, podrá hacerlo de forma gratuita. Desde el área deportiva, sin embargo, tienen claro que no van a luchar contra una herencia desfavorable del pasado. Por eso, si el brasileño se quiere ir –como todo parece indicar porque ya se ha despedido de algún compañero en el vestuario-, se irá y no habrá contraoferta ni retoque de contrato porque el jugador ya cobra 11 millones brutos más tres de variables anualmente. “No puedo garantizar si seguiré o no. Vivo al día y lo que tengo claro es que he sido, soy y seré feliz en el Barça porque me ha cautivado el corazón”, escribió el 6 hace unos días en su cuenta de Instagram.

Por el momento, Alves cuenta con una oferta de la Juve –que también ha cerrado un acuerdo con Mascherano por tres temporadas-, pero todavía no hay nada cerrado. “Ahora mismo, Dani está en Brasil [disputará la Copa América en Estados Unidos] preocupado única y exclusivamente por hacer bien las cosas con la selección. Es cierto que me he reunido con la Juventus, pero no sólo con ellos. También con dos clubes turcos, con uno de Inglaterra y con otro de Francia”, resuelve su agente Dinorah Santana. Pero el Barça, por si acaso, sigue de cerca a jugadores como Héctor Bellerín (Arsenal), que salió de La Masia. Por otro lado, el club cerró el fichaje del central Davinson Sánchez, colombiano de 19 años que milita en el Atlético Nacional, para reforzar al filial de cara al año que viene.

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