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Los Messi se aferran a la tesis del engaño para ser absueltos

La defensa de Leo y su padre confía en que el caso por fraude se resuelva a su favor apuntando a sus asesores fiscales

Jorge Messi, a la izquierda, y Leo Messi, en los Juzgados de Barcelona.
Jorge Messi, a la izquierda, y Leo Messi, en los Juzgados de Barcelona. Alberto Estevez (AP)

Messi es un “futbolista” a quien solo interesa el balón: el mundo de las finanzas le es ajeno. Su padre, Jorge Horacio, era un “obrero de la metalurgia” que, como representante de una estrella emergente, se vio envuelto en una tarea que lo desbordaba. Ambos, en todo caso, son “profanos” en materia de fiscalidad y por eso contrataron a abogados especializados en los que “confiaban”, pero que les “engañaron”. Con esos mimbres argumentales, los abogados de los Messi confían en salir airosos del juicio por fraude fiscal. Con la vista oral finalizada, la Audiencia de Barcelona prepara ya la sentencia.

Messi y su padre están acusados de defraudar 4,1 millones de euros a Hacienda a través de una estructura de empresas en paraísos fiscales. Ese entramado permitió al jugador omitir sus ingresos por explotación de los derechos de imagen (10,1 millones entre 2007 y 2009) y evitar el pago de impuestos en España. La Abogacía del Estado pide 22 meses y 15 días de cárcel para ambos; la Fiscalía, un año y medio solo para el padre, a quien acusa de tener un papel clave en la creación de esas sociedades.

Ninguna de las partes en liza discute que el fraude ocurrió. Hace tres años, cuando recibió la querella, Messi ya devolvió el dinero defraudado. En el juicio, en cambio, se trata de dirimir si tiene que responder también penalmente por ello. Y ahí esta el meollo del asunto. Mientras el abogado del Estado cree que Messi era “consciente” de que con esas empresas sin actividad evitaba pagar impuestos, su defensa (y él mismo) alega que no sabe nada de la materia y que confiaba, primero en su padre, y después en sus abogados.

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Los asesores fiscales que organizaron las estructuras han tenido un papel relevante en el juicio, aunque ninguno de ellos se ha sentado en el banquillo de los acusados. “Quizá no están aquí todos los que deberían estar”, admitió la fiscal, Raquel Amado, en la última sesión de la vista. La defensa de Messi, que dirige el exmagistrado del Supremo Enrique Bacigalupo, ha apuntado directamente a esos asesores a lo largo de la vista, con el argumento de que, más que intentar beneficiar a Messi, lo que buscaban con esas estructuras era beneficiarse a sí mismos.

Rodolfo Schinocca, de origen argentino, fue el primer asesor de la familia. En su declaración como acusado, Jorge Horacio explicó que, tras su llegada a Barcelona, la familia pensó que necesitaba “a alguien que nos guíe en todo lo que es legal”. “Y apareció Schinocca, un contable que se ofreció para llevar toda esta parte en Argentina”, explicó. Fue él, siempre según la versión del padre de Leo, quien le explicó “la necesidad de que tenía que tener una organización en la que depositar sus derechos de imagen para que estuvieran asegurados”. “Accedí”, agregó Jorge, “porque yo de esto... chino básico, no entiendo nada”.

Por apenas 50.000 dólares, Schinocca cedió los derechos de imagen de Leo a una sociedad. El padre de Messi ignoraba, según su relato, que fuera una cesión “simulada” (como sostienen las acusaciones al ser un precio ridículo) y que su objetivo fuera eludir el pago de impuestos. Pero Schinocca resultó ser, a juicio de la familia de Messi, un estafador. Se apoderó del primer pago de Adidas en patrocinio y, desde entonces, las dos partes han mantenido numerosos litigios en jurisdicciones de medio mundo. “Lo denuncié en Belice, en Argentina y en Gibraltar, y en esos tres lugares ha sido condenado”. Las acciones legales contra el contable argentino, de hecho, fueron las que llevaron a contactar a Jorge Messi con el despacho de abogados Juárez.

La familia Messi conoció el desvío de fondos durante el Mundial de 2006. Jorge le dijo a Ángel Juárez, el fiscalista: “Haz algo porque nos están robando y se van a quedar el segundo pago [de Adidas]”. Los Juárez “replicaron” la estructura de empresas creada por Schinocca, pero con distintos nombres y ubicaciones. Jorge insiste en que no fue idea suya y que solo le pidió una cosa: “Que nos cuidara el patrimonio”. Según su versión, Ángel Juárez le propuso que una de las empresas (Jenbril) estuviera a nombre de Messi para que “nadie pudiera aprovechar se de eso”. “Muchas veces le he preguntado y me ha dicho que estaba bien hecho, que es legal...”, afirmó Jorge.

El despacho Juárez pasaba a Jorge Messi información de lo ingresado cada año, con un detalle del pago de impuestos (5%) y de la comisión de los letrados (2%). Uno de los abogados, Javier Sánchez-Vera, le preguntó en el juicio sobre ese 5%: “¿Sabe si se quedaba en el despacho de Juárez?”. “Nunca lo comprobé, pero por lo que me dicen últimamente sí”, respondió el padre de Messi. Pese a las insinuaciones, lo cierto es que, a diferencia de Schinocca, la familia no ha denunciado ante los juzgados a los Juárez y, por el momento, tampoco tienen pensado hacerlo. “Una vez que se termine todo esto, ya veremos que hacemos. Los Juárez se han equivocado en muchas cosas, pero también nos han solucionado problemas”, explican desde el entorno de la familia rosarina.

La defensa insiste en que los Messi fueron más víctimas que otra cosa: “Jorge era un obrero de la metalurgia; si hubiera tenido más conocimientos [de fiscalidad] no le hubieran engañado”, insistió Sánchez-Vera.

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