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Sobre el Ródano, Aru se siente tan libre como Nibali en los Alpes

Ataque y victoria del ciclista sardo, que resistió 10 kilómetros al pelotón con una ventaja mínima

Carlos Arribas
Fabio Aru entra ganador en Tournon con el pelotón en sus talones.
Fabio Aru entra ganador en Tournon con el pelotón en sus talones.Rafael G.Riancho

Entre viñedos de Hermitage (syrah) y sobre pequeños puentes sobre el Ródano tempestuoso, Fabio Aru hizo brillar su casco blanco con la cruz y los moros de la bandera de su Cerdeña atacando como Vincenzo Nibali, de Sicilia, su hermano mayor en el ciclismo lo haría: en un descenso espectacular, delante de todo un pelotón que lo persiguió durante una decena de kilómetros y al que nunca aventajó en más de 10 segundos. Fue una victoria de clase la del último ganador de la Vuelta, y de orgullo muy italiano.

En la persecución final, atravesando en pleno descenso un estrecho puente de piedra en la entrada a un pueblo de estampa típica, Alberto Contador rompió la rueda trasera de su bicicleta. Quedaban cuatro kilómetros para la meta en Tournon que el líder del Dauphiné recorrió en la bicicleta de su fiel Roman Kreuziger y dentro del pelotón importante después de que otro de sus gregarios, Robert Kiserlovski le diera un último relevo a la americana.

“Voy a ganar una etapa”, había dicho Aru la víspera después de constatar que no podía estar con los mejores en el cara a cara. El líder del Astana se sentía herido, había perdido una veintena de segundos en la ascensión final a un puerto de tercera. Necesitaba entrar en acción. Lo hizo a 20 kilómetros de la llegada. en el muro de Sechéras, una carretera de asfalto granuloso y pendientes empinadas durante casi tres kilómetros que en algún tramo se acercaban al 20%. Su movimiento le llevó a un primer grupo de atacantes, mientras por detrás, en el falso llano posterior a la cima, se acercaban refuerzos en la figura de su compañero Luis León Sánchez marcado por el activo Mikel Landa. Bajando hacia el Ródano, con el pelotón tocándoles, Aru abrió la boca grande, se encorvó sobre el cuadro de la bici y empezó a sentirse libre como su compañero Nibali, con el que mantienen una relación de celos mal disimulados, se sentía en los Alpes de su Giro dominador. Durante 10 kilómetros, el pelotón, que había recuperado a los sprinters, Bouhanni, Kristoff, le persiguió. Se quedó a 20 metros, a 2s, que Aru, debutante en el próximo Tour, soñador y aspirante proclamado, aprovechó para estirarse, suspirar y reír feliz.

“Vengo de pasar tres semanas en Sestriere, a 2.000m, y allí volveré para preparar mi primer Tour, una carrera que me fascina”, dijo Aru, al comentar su primera victoria de un 2016 marcado por una caída en la Vuelta al País Vasco hace dos meses. “Tengo mucha curiosidad por ver qué puedo hacer, y tendré la suerte de que Nibali está en mi equipo. Mejor tenerle como compañero que como rival…”

Después del sprint previsto en la etapa del jueves, la cuarta, el Dauphiné se decidirá el fin de semana en los Alpes. Tres etapas con final en alto en las que Aru espera estar con los mejores, en las que Contador y Froome mantendrán su último duelo de orgullo y carácter antes del Tour.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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