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EUROCOPA 2016
Columna
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“Petit pont, grand pont”

En el fútbol, el “caño” consagra la superioridad de una inteligencia refinada

Griezmann, durante un entrenamiento.
Griezmann, durante un entrenamiento.FRANCK FIFE (AFP)

Es una de las jugadas más buscadas en un partido de fútbol. Se trata simplemente de pasar el balón entre las piernas del adversario y, condición necesaria para que la jugada reciba el respeto deseado, recuperarlo detrás del defensa humillado. El mensaje subliminal es el siguiente: frente a la fuerza bruta, un “caño” (“petit pont” en francés), consagra la superioridad de una inteligencia refinada, demostrando que un jugador físicamente más débil puede imponerse sobre el terreno de fútbol a un jugador de mayor tamaño. Mientras el defensa al abalanzarse tiene tendencia a dejar esta puerta entreabierta, el artista escoge la línea recta, que por su simplicidad y por la cercanía con la que el balón atraviesa lo más íntimo del adversario logra enervarle al máximo. ¿Cuántos gestos desagradables, cuántas lesiones han sido consecuencia de la rabia de una víctima del “petit pont”? Jugadores como Ronaldinho, Messi o Cristiano Ronaldo los multiplican y no debe sorprendernos que los brasileños lo hayan convertido en marca de la casa.

Gracias a este tipo de jugadas alcanzamos auténticos momentos de gracia en el transcurso del partido, en los que el tiempo queda suspendido, en los que el deporte se funde con el arte. No hay nada que se parezca más a la técnica del “petit pont” que un pase de toreo en el que el torero hace pasar al animal a centímetros de su cuerpo sin que el toro logre agarrarle. Igual que el torero que aviva la rabia del toro, el “petit pont” funcionará mejor si el defensa es incitado a lanzarse, olvidando en su arrebato de cólera el espacio más evidente: aquel situado entre sus piernas. Y, de la misma manera que el pase del torero, el “petit pont” será más valorado cuanto más lentamente se lleve a cabo, muy despacio, transformando este breve instante en una eternidad para el adversario que queda atrás.

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Nos quedaría la cuestión de la etimología de la expresión en francés. Fieles a nuestra tradición cartesiana y al sentido común, la imagen de un puente parece de un realismo indiscutible: las dos piernas del jugador unidas por el tronco formando un puente. Resulta más complejo el análisis de la expresión “grand pont”, que define la jugada (menos técnica, a pesar del ejemplo que nos dio el genio de Pelé en la semifinal del Mundial de 1970 contra Uruguay) que consiste en pasar el balón por un lateral del defensa rodeando a éste por el otro lado…

Pero ¿qué sucede con la expresión en español? ¿La imagen de un tubo (“caño”) es adecuada? No realmente, no si lo miramos desde una perspectiva estrictamente realista. Sin embargo, me parece que la imagen de un tubo o de un túnel simboliza perfectamente la quintaesencia de esta jugada: se necesita tiempo para cruzar un túnel, el mismo tiempo psicológico que dura el paso de la pelota entre las piernas de la víctima...

Sólo nos queda rezar para que los adeptos al “petit pont” sigan siendo numerosos, ya sea en los patios de los colegios, en el Bernabéu, en el Camp Nou o en el Calderón. Porque son los Ronaldinho los que logran demostrar que el fútbol es también un arte. Esta noche, viendo el Francia-Albania en el patio del Instituto francés de Madrid espero que Payet y Griezmann "no vendimien", ¡y espero también que nos regalen algún "petit pont"!

Nicolas Kassianides es Consejero Cultural de la Embajada de Francia en España y Director General del Instituto Francés de España.

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