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Alerta: remate de cabeza

La prohibición a menores de cabecear divide a jugadores y entrenadores

Jóvenes participantes en el campamento FourSoccer de Washington.
Jóvenes participantes en el campamento FourSoccer de Washington.Nicolás Alonso

El fútbol en Estados Unidos ha cambiado de manera esencial en los últimos meses: desde enero de este año, la Federación Nacional de Fútbol (USSF, siglas en inglés) ha prohibido que los jugadores menores de 10 años golpeen el balón con la cabeza. La decisión divide a jugadores y entrenadores.

La medida fue anunciada en noviembre de 2015 e implementada a principios de año. Para chavales de entre 11 y 13 años, la Federación estipula un tiempo máximo de 30 minutos a la semana de remates de cabeza. Más allá, como penalización para aquellos que no se someten a dichas reglas, los árbitros pitan falta a favor del equipo contrario cuando un jugador golpea el balón con la cabeza. El objetivo es evitar las conmociones cerebrales entre los más pequeños. Estudios muestran que a estas edades el cráneo no está desarrollado al completo y, por tanto, es más vulnerable a los golpes producidos al rematar un balón con la cabeza.

Ben Mortimer es uno de los entrenadores que empieza a ajustarse a estas nuevas medidas. Mortimer, el director y entrenador del campamento de verano FourSoccer explica: “Si observamos que algún niño se queja de un golpe en la cabeza, le sacamos del partido y advertimos a sus padres para que tomen las medidas que ellos consideran adecuadas”. De los 70 niños que reciben cada semana, todos entre las edades de 5 y 15 años, ninguno ha sufrido una lesión por cabecear la pelota.

Esta nueva regulación llega en un momento de creciente interés por este deporte a nivel nacional. Estados Unidos es el segundo país con mayor número de jugadores a fútbol, 24,5 millones, por detrás de China. Y también el segundo país con mayor número de jugadores federados, con 4,2 millones.

A Mortimer le parece una mala implementación. “Sería mucho mejor prohibir o limitar los saques del portero al aire, sacar el balón jugado desde atrás limitaría por sí solo la cantidad de posibles cabezazos en un partido”, dice. No sólo eso, sino que el británico opina que cabecear el balón es una parte fundamental del juego. “Cambia el deporte en su naturaleza, los chavales no aprenden a rematar en córners o despejar en defensa, lo que limitará su calidad cuando lleguen a las categorías superiores”, asegura el entrenador entre el ruido de las máquinas cortacésped.

A Nico, un chaval rubio de 13 años, le parece una buena medida. “Yo tuve una conmoción al cabecear un balón cuando tenía nueve años. Ahora ya tengo edad suficiente para rematar sin problema”. Jack, otro joven que porta una camiseta de la selección española, no está de acuerdo. Dice que es una regla que afecta negativamente al juego. “Sería mejor que los porteros no hicieran saques de puerta al aire, se evitarían los despejes o el contacto entre jugadores”.

“Esta medida ha saneado demasiado el deporte”, comenta Mortimer. “Hay que tener cuidado, por supuesto, pero no debemos cambiar el estilo del deporte en sí”. Por contraste, en el deporte donde las contusiones cerebrales son un problema mucho más acusado, el fútbol americano, todavía no hay regulaciones para limitar la participación o proteger a los más pequeños.

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