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La Roja: de Torbe al miedo a la pelota

El sinuoso camino de España hasta la eliminación en la Eurocopa de Francia

Ladislao J. Moñino
Del Bosque y varios jugadores, a punto de embarcar rumbo a España.
Del Bosque y varios jugadores, a punto de embarcar rumbo a España.luis sevillano

Italia rompió ayer el sueño de España de convertirse en la primera selección en alzar su tercera Eurocopa consecutiva. La concentración de La Roja en la Isla de Ré empezó con un escándalo sexual y terminó ayer con los goles de Chiellini y Pellè. Estos son los hitos de ese recorrido.

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El caso Torbe

España apenas llevaba 48 horas en la armoniosa Isla de Ré, cuando saltó la noticia de la supuesta implicación de David de Gea en un escándalo sexual junto al jugador del Athletic Iker Muniain. La onda expansiva de la bomba afectaba en la línea de flotación de esa transición dulce que Del Bosque había preparado. Tenía decidido que el meta del United relegara por primera vez a Casillas al banquillo en un gran torneo, algo que no sucedía desde la Eurocopa de 2000. El seleccionador mantuvo su decisión tras lidiar con el asunto, hablando con el propio jugador y con el grupo. Se optó por cerrar filas en torno a De Gea, que lo negó todo, y asumir la presunción de inocencia. Fue el primer gran desgate grupal que afectaba además a una posición tan delicada como la del portero.

De Gea durante el partido de Italia.
De Gea durante el partido de Italia.VINCENZO PINTO (AFP)

Triunfo agónico ante la República Checa

España debutó en Toulouse contra la correosa República Checa. De Gea fue titular e hizo un par de paradas de mérito. La selección fue dominadora absoluta del juego, pero le costó encontrar la manera de batir a Peter Cech. Piqué al borde del final hizo el tanto de la victoria con un cabezazo con el reloj apretando. Que el central del Barça marcara contrarrestó y ayudo a que el caso De Gea se fuera apagando. Que Piqué fuera el héroe ayudaba a introducir más normalidad en la concentración. El partido con los checos confirmó a Iniesta como el líder del juego y del estilo, solo ofreció dudas el rendimiento de Cesc.

Una selección, un equipo

Antes de partir a Francia el mensaje troncal de Del Bosque fue que había insistido mucho a los jugadores en el a qué y cómo tenía que jugar España. “Sabemos lo qué vamos a hacer. A partir de esas premisas, el técnico eligió un once y fue el definitivo. Contra Turquía, España alcanzó su climax. Goleó (3-0) y dejó sensaciones que rememoraban la Eurocopa de 2012. Iniesta volvió a estar magistral y Morata, con dos tantos, despertó como el goleador. La ansiada búsqueda del nueve llevada a cabo desde el fracaso del Mundial se había terminado. Cesc mejoró su rendimiento respecto al último partido y España, que había logrado la primera goleada de un torneo escaso en goles y de finales agónicos empezaba a reafirmarse como la gran favorita. También ese fútbol que volvía a enganchar parecía haber encontrado soluciones ante los rivales que se blindaban atrás y fiaban su suerte a una contra o a una jugada a balón parado.

Pedro, durante la concentración de España en la Isla de Ré.
Pedro, durante la concentración de España en la Isla de Ré.Kai Försterling (EFE)

Pedro rompe la armonía

España era ensalzada con Iniesta a la cabeza por la prensa europea y todo era idílico en la concentración de la Isla de Ré. Ya nadie hablaba del caso De Gea y se especulaba sobre si Del Bosque haría cambios o no en el último partido contra Croacia en el que un empate le valía para ser primera de grupo e ir por la parte más asequible a priori del cuadro. Por ese camino evitaba a Italia, Alemania y Francia hasta una hipotética final.

Toda esa armonía del juego y del grupo en la concentración se alteró con la sorprendentes declaraciones de Pedro en las que aseguró que para hacer grupo no se veía y que esto le hacía plantearse la conveniencia de seguir acudiendo a las convocatorias. El revuelo fue mayúsculo. Pedro tuvo que dar explicaciones a Del Bosque, a sus compañeros y luego comparecer en rueda de prensa, aunque en un primer momento no lo veía necesario. Ante la prensa, Pedro no se retractó de sus declaraciones, pero sí pidió perdón por si alguien se había molestado. De nuevo, Del Bosque y el grupo tuvieron que gestionar un problema donde nadie lo esperaba porque Pedro, cuestionada su presencia en la lista, no era sospechoso de ser un elemento agitador. Siempre había sido un hombre de Del Bosque.

La inflexión de la derrota con Croacia

Convencido de su idea de construir un equipo y necesitado de un punto para ser primero, Del Bosque no hizo cambios contra Croacia. Por primera vez en su etapa mantenía un once en los tres partidos de clasificación. España nunca se encontró cómoda ante la presión adelantada de los croatas. Las dudas de De Gea y Ramos sacando el balón fueron la herida en la que luego hurgó Italia, aunque en ataque firmara algunos de sus mejores momentos del torneo. El tercer gol de Morata tras una excelsa jugada de toques en la que el pase de Silva y el desmarque de Cesc rubricó ese juego de alta escuela. España parecía asegurarse el primer puesto entre toques y toques hasta que Kalinic empató al borde del descanso. A partir de ese gol, España ya nunca fue la misma. Continuaron las imprecisiones y aunque se volcó y pudo ganar con el penalti que malogró Ramos, terminó derrotada con una contra en el último minuto. De ese mazazo ya no se recuperó la selección y se abrió un debate sobre si era conveniente o no temer una mayor jerarquización en los lanzamientos de penalti porque Ramos tiró de galones para lanzarlo sin ser el mejor especialista.

El debate del físico y el revirado Jordi Alba

Que De Bosque no hiciera cambios en el once titular ofreció muchas lecturas. La suya era que debía mantener el mismo equipo para seguir generando automatismos y para asegurar la primera plaza. Tanto él como su cuerpo técnico defendieron que el cansancio no debía hacer mella en jugadores acostumbrados a competir domingo y miércoles y que el propio juego de la selección, teniendo la pelota, propiciaba el ahorro de energías con el marcador a favor. Otras interpretaciones apuntaban a la clara división del grupo entre titulares y suplentes. Cualquier cambio que hubiera hecho Del Bosque hubiera señalado al titularísimo sacrificado.

A la vez que se debatía sobre esta cuestión y sobre el penalti de Ramos, Jordi Alba acusó a la prensa de inventar el mal rollo en la selección. Las relaciones hasta ese momento habían sido correctas, pese a la cerrazón de ocultar los entrenamientos. España fue campeona del mundo y dos veces de Europa con las puertas abiertas de par en par.

Italia como Croacia

Italia desfiguró España con la misma presión adelantada que los croatas. Ni De Gea, ni Ramos y Piqué se atrevieron a arriesgar sacando el balón desde atrás. Eso buscó Conte y lo encontró. El seleccionador italiano aplicó el manual que dice que si eres mejor en el juego aéreo y en las segundas jugadas cuando el rival juega en largo hay que forzar al contrario a que lo haga. De Gea jugó mucho en largo y España no pudo hacerse con el control del partido. Por contraste, Italia, a su manera, sí salía jugando desde atrás con pases verticales que rompían línea y que lanzaban a Pellè, Eder, Giaccherini, Florenzi y De Sciglio. Cada ataque de Italia mostraba la gran debilidad de España: no podía correr hacia atrás.

El futuro con el estilo en juego

Lo normal es que Vicente del Bosque no siga tras comunicarle personalmente a Villar su decisión. El problema es mayúsculo porque con elecciones en noviembre, el actual presidente no está legitimado para elegir un sucesor sin consenso con los otros candidatos. Sus maniobras para retrasar las elecciones han creado este guirigay de que España, a dos meses de iniciar la fase de clasificación para el Mundial de Rusia, y con Italia como rival y con una sola plaza directa, no tenga aún el recambio. En el aire está si España debe mantener el estilo con el que lo ha ganado todo. Caparrós, Lopetegui, Marcelino, y Paco Jémez, los dos últimos con contrato en vigor, están a la espera.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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