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Renato Sanches, un jugador de barrio para Portugal

Futbolista novel, el centrocampista fue el mejor ante Croacia e irrumpe con bravura en su selección y reclama un puesto ante Polonia

Jordi Quixano
Renato Sanches se ejercita durante un entrenamiento con Portugal.
Renato Sanches se ejercita durante un entrenamiento con Portugal.HRISTIAN HARTMANN (REUTERS)

Pasa por la zona mixta con un paso cadencioso que recuerda a una estrella de rap, impresión que refuerza con sus deportivas de última moda, calcetines bien subidos, pantalones cortos y holgados, además de la capucha que esconde las rastas que le caracterizan. Entre sorbos de Powerade azul descorcha su sonrisa y tras la figura del jefe de prensa admite cada pocos metros: “No me dejan hablar, de verdad. Ya lo hice antes”. Los micros y las grabadoras se retiran. Y Renato Sanches (Lisboa; 1997) sigue su camino hasta el autobús de Portugal. Cualquiera diría que tiene 18 años y que ha sido el mejor frente a Croacia en los octavos de la Eurocopa. Pero es que desde hace unos meses su vida va a mil revoluciones por hora. “Cuando tiene el balón no se nota su juventud. Físicamente y mentalmente está más que preparado”, defiende António Sousa, exmedio del Oporto que participó en la eléctrica selección de Chalana que en 1984 alcanzó las semifinales del torneo. “Si me dan la oportunidad, daré el máximo porque me siento capaz de jugar. Pero es el entrenador quién debe decidir y respeto su opinión”, resuelve Renato sin complejos.

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El guion de sus últimos siete meses es frenético. Empezó jugando en el juvenil del Benfica en la Champions League, pasó al filial por sus brillantes actuaciones, le convocaron con la selección Sub-19, le ascendieron al primer equipo de su club para instalarse de titular, le renovaron y ampliaron su cláusula de rescisión a 80 millones, le reclamaron para la selección absoluta, le fichó el Bayern de Múnich por 35 millones fijos más 45 en variables, le citaron para la Eurocopa y con 18 años y 301 días –récord de precocidad de un portugués en el torneo que antes poseía Ronaldo- y ya se ha acentuado con la pelota entre los pies, hasta el punto que el aficionado pide su titularidad. “Es el pequeñín, pero le sobran las ganas”, le ensalza el central Fonte. “Todos le intentamos ayudar. Tenemos un grupo fuerte donde los más viejos transmitimos la experiencia a los jóvenes”, añade el portero Eduardo. “Da igual su edad, cuando entra en el campo es un tío que aporta mucha intensidad”, se suma Ricardo Carvalho.

La pelota lo es todo para Renato. Gracias a ella y a su amigo António Queros –el presidente del Águilas, club que forma a los niños necesitados- pudo obviar las perdiciones que había por las calles de Musgueira, el peligroso arrabal de Lisboa donde creció junto a su inseparable Nelsinho, que sigue siendo el capitán del equipo del barrio, donde tantas veces celebraron gol. “Por su bravura y facilidad para ir al choque, se nota de dónde viene. Tiene una gran personalidad”, reflexiona António Sousa. A los 10 años, sin embargo, ya lo había fichado el Benfica por 750 euros y 25 balones. Renato era entonces El Bule, apodo con el que le conocían y que hacía referencia al cazo donde se pone a hervir el agua por su robustez. Algo que no ha perdido con el paso de los años, tal y como se vio ante Croacia, capaz de conducir ante las tarascadas y propiciar la jugada del tanto definitivo de Quaresma. “Es lo que suelo hacer. Nada más. Llevar el balón arriba es uno de mis puntos fuertes”, expuso Renato, ya como MVP del encuentro. “¿Presión? Es inmune. Si no fuese así, no estaría entre los 23 de Portugal”, respondía el seleccionador Fernando Santos.

Es el pequeñín, pero le sobran las ganas Fonte, central de Portugal

“Tiene mucha calidad, una capacidad física tremenda, alcanza el área rival fácil y sabe leer el juego, además de confiar mucho en sus virtudes. En cuanto se asiente, tendrá una trayectoria excelente”, dice Sousa. “Le sobra el talento, por eso ha fichado por el Bayern”, añade Eduardo. “Estamos contentos de que esté con nosotros porque su potencial es enorme”, se suma Fonte. “Lástima que con el pelo tenemos pocas posibilidades de hacer algo…”, bromea Carvalho; “pero si sigue jugando así se lo pasamos”. Incluso desde fuera le elogian. “Aunque ha empezado de suplente, Renato es el que más me ha impresionado”, cuenta Szczesny, meta de Polonia, rival en cuartos. Eduardo remata: “Va a hacer algo grande en este equipo”.

No se sabe si saldrá de la partida en el siguiente duelo, pero se intuye que cuando acabe la Eurocopa irá a los Juegos de Río, por más que no haya cerrado ese tema con el Bayern. Eso, de momento, no toca. “Estoy muy feliz de haber firmado con ellos, pero ahora estoy centrado en el próximo partido”, resuelve el mediocentro. Polonia, equipo de músculo en la medular con Krychowiak y Maczynski, queda avisada.

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