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Contador: “No es la mejor manera de empezar el Tour”

El corredor de Pinto sufre una dura caída en la primera etapa y teme que debajo del golpe pueda haber fisura

Carlos Arribas
Contador, en la línea de meta.
Contador, en la línea de meta.JUAN MEDINA (REUTERS)

“No es la mejor manera de empezar el Tour”, dijo Alberto Contador nada más cruzar la meta con el hombro en carne viva y la cadera y el dolor lacerante. La afirmación es toda una obviedad que en su boca adquiere todo el valor de una premonición. Un golpe similar, incluso menos fuerte, en la primera etapa del Tour de 2011, cuando un espectador en la cuneta le derribó inconscientemente, le condujo al primer mal Tour de su carrera, que terminó quinto detrás de Cadel Evans, los hermanos Schleck y hasta Thomas Voeckler.

Los ciclistas en el Tour caminan sobre el filo de una cuchilla de afeitar: son unos bestias capaces de resistir lo que pocos hombres pueden y, al mismo tiempo, máquinas de precisión delicadísimas que cualquier contratiempo, aun mínimo, desestabiliza, una rozadura en la entrepierna, un catarrillo, una caída que le deja todo el cuerpo dolorido y le perturba el sueño.

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“Solo espero que la inflamación no vaya a más, y poder dormir y descansar lo más posible, porque tengo magullado todo el costado derecho, de tobillo a hombro. Y también el hombro me genera dudas, por si hay una fisura escondida debajo del golpe”, añadió el corredor de Pinto, de 33 años, que no se sometió a un examen radiológico porque la inflamación no permitía una imagen clara. Y su hermano, Fran, al lado, apostilló: “Solo queríamos llegar en igualdad de condiciones a la montaña, y ya no podrá ser”.

Hasta 2010, cuando, si se exceptúa el año de su debut, en 2005, un chavalito de 22 años, Contador ganó todos los Tours en los que participó (aunque fue descalificado del de 2010, el tercero, por dopaje), y en ninguno de ellos sufrió una caída. Después de empezar a sufrir caídas no ha vuelto a subir al podio. En 2013, sufrió también una caída en la primera etapa, llegando a otra playa, la de Bastia en Córcega entonces, y terminó cuarto. En 2014, la caída le sobrevino ya en la primera etapa de montaña, cuando preparaba un ataque en los Vosgos, y le costó la retirada. En 2015 se cayó en los Alpes, cuando ya el Tour se había convertido en un partido entre Nairo Quintana y Chris Froome. Acabó quinto de nuevo.

Pese a todos los antecedentes y pese a su sabiduría Tour, lo que él dice “esto es el ciclismo”, y pese al temor que su expresión seria, tensa, translucía, el último español que ha ganado el Tour quiso dejar un mensaje de futuro. “Afortunadamente no me he ido para casa”, dijo Contador antes de subir al autobús, y el sol brillaba en la playa de Utah Beach, y el viento. “Quiero ser optimista. Ni mucho menos el Tour termina aquí. Ahora solo quiero aprovechar al máximo el descanso”.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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