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Los niños triquis mexicanos conquistan un torneo de baloncesto internacional en Barcelona

El equipo infantil de una comunidad indígena de Oaxaca son un formidable ejemplo de integración y superación en México

El equipo triqui, tras vencer el campeonato
El equipo triqui, tras vencer el campeonato

El fabuloso equipo de los niños triqui ha vuelto a dar el golpe. Desde la remotas montañas de Oaxaca, la Academia de Baloncesto Indígena México (ABIM)., un formidable ejemplo de integración y superación, ha pasado por encima de cuatro equipos de chavales de medio mundo en el Basketball Barcelona Cup, un campeonato internacional de baloncesto infantil, hasta convertirse este domingo en campeones.

Los ocho niños héroes nacieron en una pequeña comunidad indígena –unos 300.000 habitantes– del sur de México. La altura media de un adulto triqui es de 1,50 metros. Los niños – de nueve a 12 años– también son más bajitos que sus contrincantes infantiles. Sin embargo, la competición de Barcelona ha sido un paseo, ganando holgadamente, prácticamente doblado en el marcador a equipos franceses, españoles y belgas.

El equipo de los niños triqui lleva años asombrando a México. Tiene todos los ingredientes de una historia de seducción mediática. Un proyecto que a través del deporte pretende luchar en una de las zonas más depauperadas del país contra la pobreza y por la educación: el requisito para entrar en la ABIM es sacar buenas notas en el colegio.

Tras conquistar decenas de campeonatos locales, han sido seleccionados año tras año como representantes de México para competir en torneos infantil internacionales. En 2013, ganaron un modesto campeonato internacional en Argentina, y lo hicieron jugando descalzos, como se han acostumbrado a vivir y a jugar en la sierra.

La hazaña les valió una invitación a la residencia presidencial de Los Pinos. Su última epopeya –el año pasado ya quedaron subcampeones en el mismo torneo de Barcelona– ha sido también celebrada por el presidente Enrique Peña Nieto a través de su cuenta de twitter.

El impulsor y gran artífice del proyecto es Sergio Zúñiga, oaxaqueño, y ex jugador profesional. Dese 2009 lleva peleando porque a través del deporte los niños triqui logren superar el umbral de exclusión y pobreza. Zúñiga y su equipo han conseguido recientemente que el Gobierno federal aporte fondos para mejorar sus instalaciones. Y desde el año pasado han arrancado un programa de becas para que cada año un grupo de los adolescentes más mayores de la comunidad estudie en una universidad alemana.

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