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Peter Sagan gana la tercera por riñones

El eslovaco lanza la bici mejor que el noruego Kristoff en la línea de meta de Berna, donde el Tour descansa este martes

Carlos Arribas
Peter Sagan (de verde) cruza la meta por delante de Kristoff.
Peter Sagan (de verde) cruza la meta por delante de Kristoff.@LeTour

En el pelotón no solo hay veneno, y entre los meandros del río Aar, caudaloso, en cuyas orillas de hierba los berneses en bikini se entregan a la sudorosa modorra la tórrida tarde, las historias de amistad florecen. Como el Tinkoff cierra sus puertas a final de año, Froome, de amarillo, debe de creer que Sagan, de verde, busca equipo para seguir maravillando al mundo, y, como buen amigo que es, se siente en la obligación de echarle una mano, así que agarra el micrófono y proclama en la sala de prensa como un vendedor de crecepelo a la atención de quien quiera escucharle: “Sagan es fenomenal. Puede hacerlo todo y todo bien, salvo escalar. Y hace lo que quiere y cuando quiere se escapa y cuando quiere gana”.

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La última frase sobra porque todo el mundo sabe que Sagan acaba de ganar la etapa magnífica de Berna en un pavés en cuesta que el pelotón recorre con traqueteo de tren antiguo que sobresalta a quien lo escucha y a velocidad de AVE, que alucina.

También casi todo el mundo sabe que Sagan no tendrá problemas para encontrar un nuevo equipo que le pague lo que pide, mucho, y que incluso su dueño y el de Contador, el millonario Oleg Tinkov, no hace mucho dijo que si el eslovaco ganaba tres etapas en el mismo Tour, se pensaría otra vez lo de cerrar la tienda.

Frenéticos, los periodistas actualizan cada segundo su cuenta de Twitter, la vía de comunicación del empresario ruso con el mundo, pero no llegan noticias.

Homenaje a Cancellara

El tramo de pavés bajo los frondosos árboles era un homenaje que el Tour quería ofrecer al ciclista más destacado de la capital de la Confederación Helvética, Fabian Cancellara, el rey de las piedras de la París-Roubaix, que se retira esta temporada y que agradeció el gesto esprintando para acabar sexto. Llegó lejos, pero la pareja que se jugó la victoria al fotofinish fue la formada por Alexander Kristoff y Sagan.

Clasificación de la 16ª etapa del Tour 2016.
Clasificación de la 16ª etapa del Tour 2016.letour.fr

El genio de verde resolvió remontando con un espectacular golpe de riñones que lanzó su bicicleta varios centímetros por delante del noruego del Katusha, más tardo en el empujón final.

General del Tour 216 tras la 16ª etapa.
General del Tour 216 tras la 16ª etapa.letour.fr

El día más caluroso de julio también en Suiza llegó el Tour a toda velocidad al día de descanso, que huele a Alpes, esperanza y miedo. La media durante los 209 kilómetros de terreno quebrado fue de más de 47 kilómetros por hora, el regalo que Tony Martin, el rey de las contrarreloj, le quiso hacer a Cancellara, su antecesor en el trono. Para hacerlo más bonito, ah, la amistad, el alemán se llevó en la fuga didáctica-excursión a un alumno, su compañero francés Alaphilippe, tan ligero que cuando terminó la paliza dijo que había aprendido mucho de su generoso compañero tantos kilómetros y kilómetros solos, y que es tan bueno su Martin que a veces hasta le costaba aguantar en su rueda.

En el fondo, Froome parece envidiar a Sagan su capacidad para separarse del pelotón a voluntad, y tanto ha practicado este Tour en terrenos extraños, descensos, abanicos llanos, que muchos, al ver su mancha amarilla tan brillante al sol en medio de los primeros antes del sprint hasta pensaron que el inglés también lanzaría un ataque en el pavés. No lo hizo, por supuesto, lo que sirvió a alguno de la prensa para preguntarse en alto si no se estaba exagerando la superioridad del líder.

Todo el mundo dice que nadie ataca, y en ese nadie habría que incluir a Froome, dijo otro, sin ironía. “Aquí no ataca ni Froome”, juró. Y tiró de dedos de una mano para contar: ¿Se considera ataque que se lanzara haciendo el pino como un loco por el Peyresourde para arañar unos segundos? ¿Y su desmelene en el abanico a rueda de Sagan, otros segundillos? Su único ataque verdadero fue el que truncó la moto en el Ventoux, y allí, justamente en montaña, no fue capaz por primera vez en su carrera de ganador de Tour de quedarse solo, pues le resistió Porte y le alcanzó Mollema.

Y, en efecto, Froome está ganado el Tour gracias a la contrarreloj y al equipo, al Poels capaz de llevar a todo el pelotón de magníficos hasta su límite. Y fue tan bueno en el Grand Colombier que ni siquiera el gran Froome pudo atacar.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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