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Un camino limpio para Beitia y Ortega

Kuchina, Chicherova y Shubenkov, mejores atletas rusos del momento, brillaban en las pruebas de los españoles

Carlos Arribas
Chicherova y Beitia en el Mundial de Atletismo en Moscú.
Chicherova y Beitia en el Mundial de Atletismo en Moscú.AFP

Después de ganar su tercer Mundial en Moscú en 2013 bajo la mirada complacida de su admirador número uno, Vladimir Putin, en la tribuna, Yelena Isinbayeva anunció que se retiraba un par de años de las pistas para ser madre. Cuando volvió a primer nivel, la zarina de la pértiga no pudo exhibir sus maravillas fuera de su país, suspendido por la IAAF. Hace un mes, con 34 años recién cumplidos, ganó los campeonatos rusos con 4,90m, una marca que ninguna otra en el mundo ha saltado y que, con casi toda seguridad, no podrá hacer valer en Río.

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La ausencia de Isinbayeva en los Mundiales de Pekín de 2015, la última presencia internacional de Rusia, fue una de las razones para que en aquella cita, el atletismo ruso recogiera la menor cosecha de medallas de su historia mundialista, solo cuatro. Fueron dos de oro, una de plata y una de bronce. Curiosamente, tres de ellas, las de oro y la de bronce, las consiguieron los rusos en las dos pruebas en las que, exceptuando la marcha, tiene España puestas todas sus esperanzas en la pista de atletismo olímpica: salto de altura femenino y 110 metros vallas. La exclusión rusa aumenta sus posibilidades de éxito.

Ruth Beitia, la reciente campeona de Europa en Ámsterdam, terminó cuarta en Pekín, donde el oro se lo llevó la joven rusa Maria Kuchina (2,01m) y el bronce la veterana y controvertida Anna Chicherova (1,98m), campeona olímpica en Londres 2012 que en los análisis retrospectivos de la orina de Pekín 2008, donde fue bronce olímpico, ha dado positivo. En los recientes campeonatos de Rusia, se impuso Chicherova con 1,98m, su mejor marca del año, por delante de Kuchina (1,96m).

“Derecho a estar”

Para ganar en Ámsterdam su tercer europeo consecutivo, Beitia saltó también 1,98m. Mientras algunas rivales, como la norteamericana Chaunté Lowe, hacía ver hace semanas su preocupación por la exclusión rusa pues en Río quería ganar a todas para que nadie dijera que su medalla estaba devaluada, en junio, cuando la suspensión de Rusia era solo una posibilidad, Beitia declaró que no pensaba igual. “No voy a opinar”, dijo. “Si vienen, bien; si no, también. Yo no decido la aplicación de las reglas, las que lleguemos allí luchando por las medallas seremos las que tengamos derecho a estar. Y no hay que mirar más…”.

La misma opinión expresó entonces Orlando Ortega, el plusmarquista español de 110m vallas con 13,04s. “No voy a perder el tiempo pensando en decisiones que yo no voy a tomar y que yo no tengo poder para modificar”, dijo el atleta de origen cubano, que debutará en Río como español y como uno de los favoritos al triunfo en la prueba. Uno de los ausentes será el ruso Serguéi Shubenkov, campeón mundial en Pekín con 12,98s.

El peso de los rusos, y su ausencia, ya lo pudo apreciar en aquel mundial pequinés el marchador murciano Miguel Ángel López, que se proclamó campeón del mundo sin rusos, pues la inmensa mayoría de los marchadores rusos, la gran potencia, con su sulfuroso entrenador Victor Chegin a la cabeza, habían sido ya suspendidos por dopaje.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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