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Donati: “Los valores hemáticos de los rusos eran de locos y la IAAF no intervenía”

El italiano, entrenador de Schwazer al que defiende convencido de que manipularon su frasco para echarle de Río, colaboró para destapar una base de datos que desembocó en el informe McLaren

Eleonora Giovio
Sandro Donati, posa para El País en una foto de 2013.
Sandro Donati, posa para El País en una foto de 2013.CARLOS ROSILLO (EL PAÍS)

Sandro Donati (Italia, 69 años) es entrenador de atletismo. Fue el responsable del equipo italiano de velocidad y medio fondo antes de que fuera apartado por negarse a dopar a sus atletas. Ha sido colaborador de la WADA (Agencia Mundial Antidopaje) y ayudó a destapar la base de datos encontrada en el ordenador de un médico italiano de la IAAF con centenares de perfiles hemáticos anómalos de atletas de todo el mundo, sobre todo rusos. Ahí empezó la investigación que ha acabado con el Informe McLaren. Luchador e incansable, desde hace dos años sigue a Álex Schwazer, el campeón olímpico de marcha de Pekín 2008 que se perdió los Juegos de Londres por EPO y que ahora está suspendido por testosterona. Donati, paladín de la lucha contra el dopaje, denuncia que han manipulado las muestras del atleta italiano para que se pierda los Juegos de Río. El caso está ahora en manos del TAS que no aceptó suspender el castigo pero sí convocar a las partes en una reunión de urgencia. La visita estaba fijada para el día 27, pero la IAAF se ha negado (alegando que tiene muchos asuntos pendientes) y ha pedido reunirse en Río el 4 de agosto. Donati, que califica el retraso de la IAAF de "vil y grosero", atiende a EL PAÍS por teléfono.

Pregunta. ¿Se ha dopado Schwazer?

Respuesta. En absoluto. Estoy seguro de ello, no sólo porque me fio de él, sino porque le he observado a diario y también porque el dopaje ya no está en su cabeza. Es imposible que se haya dopado.

P. ¿Por qué ha dado positivo?

R. Porque alguien ha manipulado la muestra. No sé si antes de recogerla haciéndole ingerir testosterona, o directamente después. Por eso hemos pedido la prueba del ADN que de momento no nos han concedido.

P. ¿La prueba del ADN es la única manera de demostrar que hubo manipulación?

R. A nivel científico sí, pero con ciertas limitaciones: si le han puesto una sustancia en la bebida o en la comida, no se va a detectar, pero si han añadido algo en la orina antes o después de recogerla, sí quedaría rastro. Posiblemente también de epidermis si por algún casual no han estado atentos y no han utilizado guantes.

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P. ¿Qué le hace pensar que un atleta que se ha dopado una vez no lo vuelva a hacer?

R. Lo mucho que conozco a Alex después de año y medio trabajando con él, el nivel atlético que ha alcanzado, enormemente superior respecto a cuando se dopaba. La razón es sencilla: cuando se dopaba recurría a sustancias prohibidas porque su entrenamiento era de pésima calidad. El trabajo novedoso que he hecho con él, incorporando aspectos que trabajé en otras disciplinas, ha tenido resultados llamativos. Por ejemplo: cuando se dopaba, hacía entrenamientos de fondo a 4,55 kilómetros por hora, conmigo y con la misma frecuencia cardiaca los hace a 4,35. No necesita doparse para ir rápido.

P. ¿Por qué la IAAF tardó 38 días en comunicar el positivo?

R. Normalmente tardan uno o dos días. El día del contraanálisis tardaron 15 minutos en comunicarlo. Han buscado alguna excusa como que tenían que estudiar las exenciones de uso terapéutico, pero es de risa. Se tarda un día en hacer eso. La clave es esa y es lo que tendrán que tener en cuenta en el TAS o, en su defecto, el fiscal que estudiará el caso en la justicia ordinaria. Para mí ha habido una clara voluntad de echar a Schwazer de los Juegos. Han retrasado tanto la comunicación del positivo que ya no había tiempo para defenderse. [El laboratorio se lo comunicó a la IAAF el 14 de mayo y esta a Schwazer el 21 de junio]. También han fijado muy tarde [5 de julio] la fecha de la contraanálisis, pedimos adelantarla y nos dijeron que no [el 11 era la fecha límite para inscribirse a los Juegos].

P. ¿Por qué cree que quieren echar a Schwazer de los Juegos?

R. Hubo hostilidad desde el principio con su regreso, no sólo por parte de algunos marchadores como el francés Diniz o el australiano Jared Tallent [al que Schwazer derrotó en la Copa del Mundo de Roma el 8 de mayo]. En Italia han intentado desacreditarme diciendo que no tenía experiencia para entrenar a un marchador. Además, vendieron el regreso de Schwazer después de 3 años y 8 meses de sanción, como una operación de marketing. Y de eso nada, Alex se ha pagado todo de su bolsillo, la estancia en un hotel en Roma, las dietas, hasta las zapatillas, los viajes, los análisis hemáticos en el hospital [Donati no cobra]. Además de eso, la IAAF demostró de que pasta está hecha cuando, a finales de abril, montó una campaña para intentar hacer ver que un entrenamiento de Alex en realidad era una carrera. Es decir, intentó castigarlo demostrando que estaba compitiendo sancionado. No lo consiguieron porque ese fue un entrenamiento sin más: sin rivales, en medio del tráfico de Roma, conmigo tomando los tiempos. Simplemente habían acudido tres encargados de la Federación para ver si estaba en condiciones de ser convocado para la Copa del Mundo de Roma del 8 de mayo. A Alex la IAAF intentó pararlo por dos vías, es una persecución que responde a determinados intereses.

P. ¿De quiénes?

R. Hay médicos de la Federación italiana acusados en un juicio [el de Bolzano] de incitar a Schwazer, entre otros atletas, al uso del doping antes de los Juegos de Londres. Uno de esos médicos, Giuseppe Fischetto, trabaja además en la IAAF como responsable del sector antidopaje. Estamos en una etapa muy avanzada de ese juicio y Fischetto, con el positivo de Schwazer [testigo en el juicio], podía darle la vuelta a la situación. No estoy diciendo que Fischetto haya organizado todo esto porque no me compete a mí decirlo, pero sí es uno de los que más beneficios puede traer de este positivo. El asunto tiene aún más entresijos, no sé si en España se ha hablado del juicio en París, de las detenciones del expresidente de la IAAF Lamine Diack por aceptar sobornos de los dirigentes del atletismo ruso a cambio de ocultar varios casos de dopaje; de su hijo Papa Massata que formaba parte de esa estructura y de Gabriel Dollé, el exdirector de la comisión antidopaje de la IAAF. El Comité Ético de la IAAF, además, suspendió durante seis meses a Yves Garnier, Jane Boulter y su marido Nick Davies, el portavoz de Sebastian Coe, por haber, supuestamente aceptado pagos de Diack. Todos estos personajes, que estando suspendidos han ido a declarar a favor del doctor Fischetto en el juicio de Bolzano, estaban en el cargo el 1 de enero [fecha de los análisis de Schwazer]. Cuando el fiscal de Bolzano le preguntó si no estaban suspendidos, Boulter le contestó que estaban trabajando en otro departamento. Es decir, incluso en la IAAF que preside Sebastian Coe, las suspensiones de los cargos no se llevan a cabo. El pasado de Diack sigue siendo presente.

P. ¿Por qué la IAAF decidió analizar una muestra considerada negativa por el laboratorio de Colonia?

R. El de Colonia, además, es uno de los laboratorios más avanzados del mundo en el análisis de las hormonas. Alex tenía un T/E (nivel de testosterona/epitestosterona) de 3,46 (el valor normal es de 1-1, pero las normas permiten hasta un 1-4). Normalmente si superas el 4, solicitan un análisis más especifico. Si es inferior a 4, también podrían hacerlo. En el caso de Alex no lo consideraron necesario porque encontraron rastros de alcohol [uno de enero, día después de Nochevieja] y el alcohol libera testosterona. Para Colonia, Schwazer dio negativo. A toro pasado, podríamos decir que se equivocaron porque con el IRMS [un análisis más caro, el que solicitó la IAAF] que permite testar y detectar la testosterona sintética, encontraron un pequeño rastro de testosterona. En Colonia no la encontraron pese a ser famosos por detectar porcentajes mínimos de sustancias [el clembuterol de Contador, por ejemplo]. Pese a ello, cuando la IAAF recibe los resultados negativos, solicita el IRMS y pide analizar el T/E. ¿A cuento de qué si Colonia lo consideró normal? ¿A través de que bola de cristal actuaron de una forma tan decidida para solicitar otro control del T/E? Alguien debió ver más allá… alguien que quizás sabía lo que había en esa muestra. Espero que el jurado de Lausana se pregunte dos cosas: ¿Ha actuado la IAAF de manera equilibrada o persecutoria? ¿Ha violado la IAAF los derechos de defensa al tardar 38 días en comunicar un positivo?

P. Hace 19 años manipularon la muestra de una de sus atletas.

R. Sí, de Annamaria Di Terlizzi, pusieron cafeína en la primera muestra; se supo después cuando tuvimos los resultados del contraanálisis. Intentaron alejar del laboratorio al químico que contratamos mandándolo a tomarse un café o a comprar comida. No se fue de allí y se descubrió que en la muestra B no había cafeína. Tuvieron que anular el positivo y en la prensa empezó a hablarse de una guerra para eliminar a Donati. 19 años después la historia se repite.

P. Usted lleva una vida haciéndole la guerra el doping.

R. Sí y no sólo. Aquí también entra en juego la historia de los rusos. En 2013 colaboré en la investigación sobre el dopaje en Rusia. Examinamos mucho material, entre ello las bases de datos que encontraron en el ordenador de Fischetto. Los fiscales de Bolzano no podían utilizar ese material porque pertenecía a un organismo internacional [IAAF]. ¿Qué podían hacer ellos con una base de datos de perfiles hemáticos de atletas de todo el mundo?

P. ¿Qué se desprendía de esos perfiles hemáticos?

R. Había muchos perfiles con valores altísimos y en algunos casos claramente anómalos. Pero eso lo tenía que aclarar un comité de expertos. Lo que es seguro es que durante años y años la IAAF no hizo nada. Muchos de esos perfiles hemáticos anómalos correspondían a atletas rusos. Tanto es así que en una de las escuchas, Fischetto muestra su preocupación por esos datos requisados y se le oye decir: “luego ahí está el asunto de los rusos, y de los turcos, pero sobre todo lo de los rusos”. Fischetto era perfectamente consciente de lo que había en esa base de datos. Por encargo de los fiscales de Bolzano pasé ese material a la WADA. Fischetto era el médico de la Federación italiana y a la vez un responsable muy importante del comité antidopaje de la IAAF. Controlaba y era controlado. Es un evidente conflicto de interés. Fischetto era la mano derecha de Gabriel Dollé [exdirector de la comisión antidopaje de la IAAF que chantajeaba a los deportistas positivos]: le mandaba a Rusia a tratar los asuntos más delicados. ¡Fischetto fue el delegado antidoping de la IAAF en los Mundiales de atletismo de Rusia en 2013!

P. Después de ver esa base de datos imagino que no le sorprende lo que ha salido en el informe McLaren.

R. Para nada, para mí era evidente que los rusos se dopaban, tenían unos valores hemáticos de locos y la IAAF no intervenía. Cuando leí las actas de la investigación francesa sobre la corrupción de los altos cargos de la IAAF que se encargaban de la lucha contra el dopaje, pues entonces ya lo entendí todo.

P. ¿Cómo es posible que en Sochi los servicios secretos rusos tuvieran montado un laboratorio paralelo para intercambiar las muestras y nadie se diera cuenta?

R. Pues claro que se daban cuenta, formaba parte del juego. Era un asunto de estado y todos estaban al tanto.

P. ¿Sabía que transformaron en negativos 312 resultados positivos?

R. Lo que demuestra todo este asunto es que los frascos se pueden manipular perfectamente. Y esto es gravísimo. En el laboratorio de Colonia nos han dicho que están preocupados con este asunto. Entre en la página web de Berlinger, la empresa que produce los frascos, y busque un comunicado en el que se dice que sus frascos no son manipulables, a no ser que intervengan personajes especializados para eso. Era una clara referencia a lo que había ocurrido en Sochi.

P. ¿Se llegará a saber a quienes pertenecían esas 312 muestras?

R. No lo sé, tengo la sensación de que es todo un tema de pactos políticos. Acuérdese de que cuando Dick Pound investigó [a través de una comisión independiente] la corrupción en el dopaje ruso y presentó su informe, se anunció que llegarían un segundo informe sobre la IAAF. ¿Qué ha pasado con ese informe? No me gustaría encontrarme con este tipo de politiqueo el miércoles cuando nos reciba el TAS. Es evidente que el sistema quería a Sebastian Coe y se montó un sistema para defenderle sí o sí. Prima el politiqueo sobre la realidad. Schwazer es inocente, le han hecho una cosa asquerosa. Schwazer va como un tiro, va más rápido que nadie y eso no lo aceptan. En Río habría podido ganar la 50 km y conseguir la plata en la 20: un marchador entrenado por un técnico emarginado desde hace 29 años por sus denuncias contra el dopaje. Es inaceptable que un tipo como yo coja a un marchador y lo lleve al más alto nivel sin hacer trampas. Lo han impedido. Se han inventado un positivo ridículo. Todos los controles hechos antes y después de ese 1 de enero eran negativos y con el TE de 1. Si, como nos dijo el perito de la IAAF, atribuyen el positivo a una microdosis, ¿cómo es posible que no la encontraran en los controles siguientes? Las microdosis para que hagan efecto se tienen que tomar de forma continuada, al menos 20 días al mes. Eso no se refleja en el perfil de Alex. Alguien puso testosterona en esa muestra.

P. ¿Sigue existiendo el deporte limpio?

R. Claro que existe, porque hay mucha gente que cree en el deporte, pero lamentablemente los altos cargos no son limpios. Mire Sebastian Coe, ha sido atacado por los medios de comunicación de su país porque no se creían que no supiera lo que estaba haciendo Diack. Vale, dice que no, que no sabía, está bien. Pero es que su portavoz, Nick Davies [jefe de gabinete de Coe] está implicado en el asunto de los rusos. ¿Entonces? No me parece que haya cambiado las cosas ni hecho una limpia. ¡No hay credibilidad!

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Sobre la firma

Eleonora Giovio
Es redactora de deportes, especializada en polideportivo, temas sociales y de abusos. Ha cubierto, entre otras cosas, dos Juegos Olímpicos. Ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS; ha sido colaboradora de Onda Cero y TVE. Es licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Bolonia y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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