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Tres campeones y Hortelano

Miguel Ángel López, Ruth Beitia y Orlando Ortega, tres atletas españoles que creen que pueden alcanzar la medalla de oro

Carlos Arribas
Beitia, durante los Europeos de Atletismo en Ámsterdam.
Beitia, durante los Europeos de Atletismo en Ámsterdam.JOHN THYS (AFP)

El verano ha sido atómico para las figuras del atletismo español, que promete que de Río se volverá con medallas, lo que no ocurre en unos Juegos desde hace 12 años, desde Atenas. La insolencia competitiva de Ruth Beitia, Miguel Ángel López, Orlando Ortega y Bruno Hortelano y la casi desaparición de la llamada clase media en las listas mundiales han cambiado el dibujo habitual de las últimas décadas del atletismo español. Aquel que se describía antes como de muchas colinas y alguna montaña es ahora el de unas cuantas montañas y mucha llanura y valle.

Las 12 medallas olímpicas del atletismo español

Solo una atleta española ha conseguido una medalla olímpica, la marchadora María Vasco, bronce en Sidney 2000. Las 11 restantes medallas del atletismo español son masculinas.

La primera la consiguió un marchador, Jordi Llopart, plata en los 50km de Moscú 80. La última, Paquillo Fernández, plata en 20km en Atenas. Entre medias están el oro y la plata de Fermín Cacho en 1.500m en Barcelona 92 y Atlanta 96; el oro de Daniel Plaza en Barcelona 92, donde Antonio Peñalver fue plata y Javier García Chico, bronce. José Manuel Abascal (Los Angeles 84), Valentín Massana (Atlanta 96), Manolo Martínez y Joan Lino (Atenas 04), también fueron bronce.

En toda su historia olímpica el atletismo español ha producido 12 medallas (dos de oro, cuatro de plata y seis de bronce), una cifra hinchada gracias a la increíble dinámica de éxito que se generó en Barcelona 92, con los oros de Fermín Cacho y Daniel Plaza, la plata de Antonio Peñalver y el bronce de Javier García Chico. No ha habido más oros, ni antes ni después, pero es tal el optimismo con que se cuentan las posibilidades españolas en Río que incluso no conseguir uno o dos oros más se podría considerar una decepción y así, seguramente, lo vivirían en su interior Beitia (salto de altura), López (20 y 50 kilómetros marcha) y Ortega (110m vallas).

De Hortelano no se esperan medallas aunque tendría casi valor metálico por su significado en la evolución del atletismo español el que el velocista consiguiera alcanzar la final de los 200 metros: en la historia de los Juegos no ha habido un solo finalista español en una distancia inferior a 1.500m. “Bruno entiende el 200m como muy pocos”, dice, admirado, Ramón Cid, el responsable técnico del equipo español. “Sabe correr muy bien esa distancia y con una marca de 20,18s [el récord de España que consiguió hace 10 días en Londres] podrá casi hasta especular en series para no llegar machacado el día siguiente a las semifinales [16 y 17 de agosto, con 36 horas de recuperación entre una y otra], donde tendrá que jugárselo todo. La final será su premio”. Vistas sus posibilidades en el 200m, su distancia favorita, el atleta, de 24 años, decidió no participar en los 100m, prueba en la que batió este verano el récord de España (10,06s), pero en la que tendría mucho más complicado alcanzar la final.

López, el marchador de Cieza, doblará. Correrá el 12 de agosto, viernes, los 20 kilómetros marcha, distancia de la que es campeón mundial, y una semana después los 50km. “Su objetivo son los 20km, donde lo dará todo sin pensar en la prueba larga”, dice su preparador, José Antonio Carrillo, “Los 50km, distancia en la que debuta a los 28 en competición internacional, los disputará sin la misma presión”. El técnico y su discípulo han medido perfectamente su preparación habitual en la altura de Font Romeu, como demostraron hace una semana en el campeonato de España de Gijón, donde en un 10km espectacular (38m 6s) se quedó a solo 13s del récord mundial de la distancia, conseguido por Paquillo Fernández en 2008, unas semanas antes de que el calor y la humedad le derrotaran en Pekín en los 20km, donde llegaba favorito y acabó séptimo.

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Beitia parece imbatible y eterna sobre el listón de salto de altura, una especialidad en la que nadie la tose en la Diamond League y en la que goza de ascendente psicológico sobre las rivales, que la temen y que dicen: hasta que no salte Beitia ninguna pude dar por seguro lo que tiene. La madurez le ha dado a la saltadora cántabra, de 37 años y participante en sus cuartos Juegos, una cualidad de la que antes no disfrutaba, la de superarse en la última altura.

Aunque apenas se han dejado ver las norteamericanas Chaunté Lowe y Vashti Cunningham, juega a favor de las posibilidades de Beitia la ausencia forzada de las saltadoras rusas. Tampoco estarán en Río ni el campeón del mundo ni el campeón olímpico de 110m vallas, lo que favorece a Ortega, el vallista de 25 años, español desde septiembre pasado, que debutará en los Juegos con el equipo nacional y que ya fue finalista como cubano (sexto) en Londres 2012. Su mejor marca, 12,94s (2015) es la mejor del mundo en los últimos cuatro años. Su récord español (13,04s) es la tercera mejor marca mundial del año.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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