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PRETEMPORADA | FC BARCELONA
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

¿A quién defrauda Messi?

Vulnerable fuera del campo, el 10 del Barcelona sigue siendo único en la cancha, donde no tiene rival

Ramon Besa
Messi, durante el partido ante el Leicester.
Messi, durante el partido ante el Leicester.Nils Petter Nilsson/Ombrello (Getty Images)

La suerte del Barça no depende del arte de embolicar de Bartomeu, a mitad de camino entre Qatar y Amazon, como si fueran la misma cosa, pues al fin y al cabo para los directivos se trata de dar simplemente con un patrocinador para la camiseta del FC Barcelona. Ni de la productividad cada vez más escasa de La Masia, hoy sostenida por el confundido Samper, incapaz de saber qué le conviene ante tantos centrocampistas en nómina como hay en el Camp Nou, y por el risueño Aleñá, un exquisito volante cuyos rizos invitan a soñar que el futuro no pasa precisa y necesariamente por una de las muchas escuelas internacionales o por la Corea de Lee sino que igual se encuentra en Mataró por la misma razón que en los tiempos de Xavi estaba en Terrassa. El futuro tampoco parece estar a expensas del cuarto delantero que no encuentra Robert Fernández en Europa ni en América. Ni siquiera queda supeditado a la bien entendida competitividad de Luis Enrique, tan extrema que llega a afectar a la porteros, y mucho menos al poder del maquiavélico Florentino. El futuro azulgrana continúa estando hoy en los pies de Leo Messi.

Se ha convertido en un todocampista que domina el campo y el juego a partir de su visión periférica y del don de la ubicuidad

Aunque le ocupa el mercado, más los fichajes que los traspasos, consciente de que su club siempre comprará caro y venderá barato, manden lo seguidores de Núñez o de Laporta, el aficionado aguarda con interés la pretemporada para ver al 10. La vida será más o menos llevadera en función de la cara que ponga el jugador de Rosario. El humor del Barcelona está a expensas de Messi. Y al argentino se le ha visto tranquilo desde que se juntó con Luis Suárez. La sociedad futbolística y familiar que forma con el uruguayo es la mejor garantía para las aspiraciones del Barcelona. No es casual que se reunieran antes de tiempo después que Messi acortara una semana sus vacaciones a su regreso de Ibiza. Necesitaba olvidarse de Argentina y de Hacienda.

Messi ha sido criticado como contribuyente, nadie le ha puesto como ciudadano ejemplar, perdió el buen gusto desde que se tiñó el pelo de color platino y ha habido quien ha cuestionado ya su negocio de restauración en Barcelona. Incluso salió una modelo que se quejaba del comportamiento en la cama del jugador del Barça. Todo el mundo se atrevió fuera del campo con Messi. Acostumbra a ocurrir con las figuras, y más con los deportistas, tipos como Cristiano o Messi. El rosarino se equivocó y pasó de ser un defraudador digno de condena a un fraude en cualquier cosa de la vida hasta que no ha podido reivindicase como futbolista, su razón de ser, como se ha visto en los dos amistosos disputados de momento por el Barça.

Los aficionados juzgan a los jugadores no solo por la manera que se portan en la cancha sino por cómo se asocian con el 10

Messi se ha convertido en un todocampista, un futbolista que domina el campo y el juego a partir de su visión periférica y del don de la ubicuidad, pieza articular del equipo de Luis Enrique. Los azulgrana se organizan en función de la posición del 10, espléndido en el toque, las combas, los cambios de orientación, los pases filtrados o de entrelineas, más asistente que goleador, siempre director, por más gestos de renuncia que advierta la crítica cuando economiza esfuerzos, tanto da que sea en invierno o en verano, en la Champions o en la Liga. La influencia de Messi se ha acentuado hasta el extremo de que los aficionados juzgan a los jugadores no solo por la manera que se portan en la cancha sino por cómo se asocian con el 10.

La gente parece querer lo mejor para Denis Suárez porque busca a Messi; entiende que Sergi Roberto cada día es mejor futbolista porque se posiciona por el bien de Messi; y que a Arda Turan le sobra clase al tiempo que le sigue pesando el culo, como si no supiera todavía qué significa jugar para Messi. No hay en cualquier caso una posición más problemática hoy que la del lateral derecho desde la partida de Alves, socio de toda la vida de Messi. Aunque podía ser peor o mejor zaguero, el brasileño entendía como pocos al argentino del Barça. La rueda gira tanto alrededor del 10 que ni siquiera a los culers más ortodoxos les sorprende ya que el equipo se pare cada vez más en un 4-4-2 que en el clásico 4-3-3, desprovisto como ha quedado de extremos, sometido a las necesidades del tridente y sobre todo de Messi.

El argentino se reinventa sin parar de manera admirable, por ahora menos explosivo y rematador y, sin embargo, más armador y distribuidor, jugador de equipo por excelencia, bandera de un Camp Nou que sigue temiendo más por los goles en contra que a favor, ya sea con Mathieu o con Umtiti o Digne. Vulnerable fuera del campo, Messi continúa siendo un futbolista único en la cancha, un escenario en el que no tiene rival ni sabe lo que es la rutina, donde no defrauda a nadie sino que se bate a diario para seguir siendo el número 1.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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