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Segunda destitución en menos de tres meses para Víctor Sánchez del Amo

El técnico madrileño cesa en su puesto como técnico del Olympiacos al que llegó el pasado 23 de junio poco después de recibir el finiquito del Deportivo

Víctor Sánchez del Amo, durante su estancia como técnico del Deportivo.
Víctor Sánchez del Amo, durante su estancia como técnico del Deportivo.Oscar Corral

Víctor Sánchez del Amo brindó durante la última Nochevieja por un año que parecía destinado al éxito. A punto de finalizar la primera vuelta de la Liga española el Deportivo, al que había conseguido salvar del descenso en un agónico final del campeonato anterior, transitaba por el campeonato cerca de los puestos europeos tras haber concedido apenas dos derrotas. Sobre la mesa tenía una oferta de renovación que el club gallego se había encargado de airear que tenía un carácter plurianual. El entrenador más joven de la Liga (Madrid, 1976) empezaba a sonar como uno de los más prometedores. Ocho meses después Víctor ha sido despedido en dos ocasiones, encadena sendas destituciones en menos de tres meses. En 2016 ha dirigido 25 partidos oficiales y ha cantado victoria en dos. El Deportivo, con el que finalmente había firmado un acuerdo para seguir una campaña más, le mostró la puerta de salida el 30 de mayo. El 23 de junio firmó con el Olympiacos griego, pero el club ateniense acaba de anunciar que le reemplaza por el portugués Paulo Bento.

El Pireo no era un destino cualquiera para Víctor, que en el ocaso de su carrera futbolística jugó una campaña en el Panathinaikos, pero que siente los colores del Olympiacos como suyos tras pasar allí dos años y medio como segundo de Míchel, con el que ya había trabajado en Getafe y Sevilla. Sobre esa ruptura el ex entrenador del Deportivo no quiere entrar en muchos detalles, pero se apunta como detonante alguna discrepancia en el planteamiento de un partido de la Liga de Campeones en Old Trafford, una cita a la que los griegos llegaron con dos goles a favor y sufrieron una remontada. El equipo técnico que dirigía Míchel se resquebrajó y Rafa Alkorta tomó el lugar de Víctor, que sintió que era el momento de montar su propio staff.

Aguardó una oportunidad y la encontró en A Coruña, de donde salió tras cumplir objetivos pero tras una incendiaria comparecencia pública en la que censuró el comportamiento de algunos de sus futbolistas y unas horas previas al partido final contra el Real Madrid en las que se desató en las redes sociales, atento a conceder difusión a la mayor parte de los elogios que le llegaban. Olympiacos parecía una opción ideal para recuperar las mejores sensaciones, un equipo al que llegó para suplir al luso Marco Silva cuando los jugadores ya estaban concentrados en tierras austríacas, pero con algo más de un mes por delante para preparar una eliminatoria clave en la previa de la Liga de Campeones. Ahí se cruzó con el Hapoel Be’er Sheva israelí y en 180 minutos su equipo fue incapaz de marcar. Le derrotó un tanto postrero, un aguijonazo ante el que se atribuyó la responsabilidad de la derrota y del pobre rendimiento, pero que también destapó un repertorio de disculpas: “Sin chutar a portería no podemos ganar, venimos hablando que tenemos un problema en el aspecto ofensivo”. “El gol vino en una jugada de rebote en el que hemos perdido la atención”. “Llegamos al club en una situación extraña, con la pretemporada ya empezada tras una semana de trabajo”. Y pidió tiempo para realizar “un análisis tranquilo” y darle la vuelta a la situación.

Semeja que Grecia no es el mejor lugar para buscar ese sosiego. La cara del presidente Evangelos Marinakis no delataba tras el partido buenas noticias para el técnico madrileño. Olympiacos había disputado 17 de las últimas 19 fases de grupos de la Liga de Campeones y ahora se aboca a jugar una eliminatoria previa contra el Arouca luso para disputar la Europa League. Marinakis comenzó a tomar decisiones, anunció de inmediato una ampliación de capital de 20 millones de euros que cubriría de su bolsillo para paliar el agujero económico que supone no disputar la máxima competición continental. Además despidió al director deportivo, el español Juanjo Lorenzo Molpeceres, que llevaba cuatro años en el club, y se puso, con luz y taquígrafos, a buscar entrenador.

Sin manejar presupuestos tan sustanciales como los de ejercicios anteriores, tras un temporada en la que anunció un déficit de ocho millones de euros, parecía evidente que el club heleno podía sufrir en la previa europea. Aún así mantiene una base de futbolistas expertos, entre los que descollan Esteban Cambiasso o Chori Domínguez. Los españoles Botía y De la Bella o el portugués, procedente del Sevilla, Diogo Figueiras, también fueron titulares en el doble enfrentamiento contra los desconocidos futbolistas del Hapoel. Durante la última semana Sánchez del Amo y su equipo de tres auxiliares con los que ya había trabajado en el Deportivo siguieron su día a día mientras se deslizaba un carrusel de nombres para sucederles. Antes que Paulo Bento, el brasileño Leonardo ya había negociado con el club mientras el equipo preparaba un amistoso disputado este domingo en Turquía y saldado con una derrota contra el Besiktas. Fue el último partido de Víctor en una pasajera experiencia que culmina unos meses que confirman también el carácter efímero del fútbol: en aquel mes de enero pasado la Liga de Fútbol Profesional le había señalado como el mejor entrenador de la competición.

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