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El Atlético se atasca en Leganés

El Atlético vuelve a acusar la falta de gol y de juego ante su entusiasta rival que celebró el empate como una victoria

Ladislao J. Moñino
Griezmann remata de volea ante Víctor Díaz en Butarque.
Griezmann remata de volea ante Víctor Díaz en Butarque.Kike Para

Edificado sobre un cerrillo de Butarque, en los aledaños del estadio del Leganés las hinchadas se mezclaban a la espera de la llegada de los autobuses de sus respectivos equipos. Entre los aficionados locales imperaba el orgullo de sentir a su equipo y a la ciudad en Primera División. Remozado el coliseo con los ajustes necesarios para la máxima categoría, con los empleados volcados en sostener la imagen, las autoridades y las directivas charlaban en la planta baja forrada de moqueta verde. El cumplimiento de esos requisitos que exige la élite es el envoltorio final de ese ascenso meteórico logrado en tres años desde la Segunda B, en mañanas domingueras y futboleras al sur de Madrid. En medio de ese forraje del confort exigido, el olor a panceta que desprenden los bares del estadio conservan esa esencia del fútbol modesto. Un costumbrismo y una normalidad que también mantiene Asier Garitano cuando pasa con su mochila en la espalda por delante de prensa y aficionados a solo un par de horas de afrontar un partido que para el club y el municipio era una fiesta que se agitó con la furia guitarrera del Thunderstruck de AC/DC minutos antes del comienzo. En ese paisaje enfervorizado, el Atlético volvió a evidenciar los mismos problemas con el gol que en la primera jornada y rememoró sus viejos problemas con el balón. Ni Griezmann ni Gameiro resolvieron esa falta de puntería que tanto penaliza a su equipo. El Atlético firmó otro empate que le aleja muy pronto de la cabeza. Esos cuatro puntos pueden ser un mundo dada la velocidad de crucero que suelen imponer Madrid y Barça.

Envuelto en esa electricidad ambiental se plantó el Leganés. Bravo y peleón, con la defensa puesta a la altura del centro del campo, marcada la línea por esa sentida cabellera azul de Mantovani. Cambió Garitano la defensa de tres centrales con la que se embolsó los tres puntos de Vigo, pero su equipo destiló siempre ese aire de los equipos incómodos que juegan a toda revolución en las disputas y convierten los partidos en una batalla física a todo campo. Nada que al Atlético no le suene como propio y nada tampoco que no le cueste doblegar. De nuevo se encontraron Simeone y sus jugadores con un partido complicado de destripar. El Leganés fue tan sencillo como claro con la pelota. Jugó muchas veces fácil para que Gabriel y Guerrero jugaran de espaldas . Los dos corpulentos, el primero, dotado de buena técnica, tuvo en alerta continua a Savic, obligado hasta la extenuación al cuerpeo en cada balón largo tras recuperación local.

Nunca se sintió cómodo el Atlético. Ni Gabi ni Augusto pudieron encauzar juego en el inicio, bien tapados entre Rubén Pérez, Alberto Martín y Unai López . Tampoco Koke y Saúl se impusieron por dentro. Los balones largos para romper con Juanfran y Filipe también fueron balas de fogueo mal disparadas durante. Ni por dentro ni por fuera, así que Griezmann y Gameiro no pesaron apenas mientras coincidieron en el campo. La garra de Mantovani y Bustinza, que suple su corta estatura de lateral con un arrojo guerrero, les mantuvo a raya. Sin pasadores y acogotados por los dos centrales, fueron dos islotes aislados durante demasiado tiempo.

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Griezmann inauguró la terna de ocasiones claras que pudo generar el Atlético en todo el partido ya cerca del descanso. Fue un pase cruzado a la espalda de Víctor Díaz que enganchó de volea. Se encontró con una buena respuesta de Serantes. Esa fue la única advertencia seria del Atlético en todo el primer tiempo, quizá ganador de un dominio territorial que apenas le dio para una batería de saques de esquina en los que quiso sacar tajada de la supuesta debilidad de Serantes en el juego aéreo sin acierto. Tampoco se le reconoce al Atlético en su juego a balón parado, su arma desatascadora en tantas ocasiones.

Si de salida Garitano sorprendió con la línea de cuatro, tras el descanso volvió a formar con defensa de tres centrales. Otro problema que no supo resolver el Atlético, muy impreciso en el pase. Sin un futbolista que destapara un agujero. Gameiro lo hizo de manera individual tras controlar un balón largo caído a la izquierda. Allí impuso su veloz arrancada para colarse entre dos defensas del Leganés y volver a poner a prueba a Serantes, que le rechazó el disparo. No busca más el Atlético esa movilidad de Gameiro y se quedó sin ella cuando fue sustituido por Torres. Luego entraría Gaitán, para volver a quedase con Koke y Saúl como mediocentros en la carga final. Torres tuvo el gol en el descuento, pero su cabezazo fue manso y centrado para ratificar el atasco del Atlético en Leganés. Con el gol y con el juego.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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