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Asturias comienza a decidir la Vuelta entre Nairo, Froome y Contador

La carrera pasa estos días por la primera evaluación para los candidatos a la general

El pelotón de la Vuelta a España durante la etapa con final en el Alto del Naranco en Oviedo.
El pelotón de la Vuelta a España durante la etapa con final en el Alto del Naranco en Oviedo.Javier Lizón (EFE)

Asturias tenía que ser, tras el sólido aperitivo de La Camperona. Asturias es algo parecido a la mística de la Vuelta. El Tour tiene sus nombres propios (Mont Ventoux, Tourmalet, Aubisque...); la Vuelta los suyos: Lagos de Covadonga y Angliru, sobre todos los demás. Asturias, pues, tenía que ser la que efectuase la primera evaluación a los candidatos al sobresaliente. Aprobar, aprobarán muchos, pero la nota más alta se la juegan tres: Nairo Quintana, Chris Froome y Alberto Contador. El Naranco hace este domingo un examen de cultura general, que con la previsible lluvia puede ser más áspero de lo que parece. Cada cual ha enseñado sus primeros gestos: Nairo, feliz por ser líder y ver como sus adversarios solo le veían el sillín. El de Contador, porque lo temía todo y apenas sufrió nada. El de Froome es siempre un misterio: lo intento y supuestamente falló, pero en realidad el británico es una caja de sorpresas.

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El Naranco está ahí, pero no es exigente salvo que los ciclistas quieran, aunque en esas ocasiones siempre piensan en el día siguiente hasta que alguno se da cuenta en Madrid de que ya no hay día siguiente. Porque este lunes la etapa acaba en Lagos de Covadonga, el escenario mítico de la Vuelta donde se han escrito grandes gestas y grandes declives, epopeyas y jornadas grises, gregarios vestidos de reyes y reyes vestidos de pajes. Lagos de Covadonga con el Mirador del Fito como primer plato.

Seguramente, Quintana, Froome y Contador piensan en Lagos y en Dantxarinea, y en el Aubisque (sobre todo en la etapa del Aubisque), la señalada como la más dura, la elegida por los valientes, la temida por los timoratos. Y aún así después quedará mucha tela que cortar. El asunto entre los grandes se reduce a quién será capaz de sorprender a sus rivales. Los tres están fuertes, de momento, pero los tres pueden fallar en cualquier momento.

Pero hay más. Está Alejandro Valverde en su tercera Vuelta grande en este año, segundo en la general, escudando a su compañero Nairo. Valverde sí que puede ser la sorpresa. Y sigue Chaves, que flaqueó en La Camperona. Y König, de nombre Leopold, checo, escudero de Froome. El nombre no dice nada, pero el muchacho ha sido sexto en el Giro de 2015, 7º en el Tour de Francia de 2014 y 9º en la Vuelta a España de 2013. Su misión es ayudar a Froome, pero ahí está, como la puerta de Alcalá.

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