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Viaje a las entrañas de la Vuelta

La intendencia, los detalles, la intrahistoria y el día a día de un equipo profesional en una gran carrera por etapas

Gianni Meersman (Etixx-Quick Step) se abraza con un compañero tras ganar la segunda etapa de la Vuleta.Vídeo: Óscar Corral

Hace una semana, al final de segunda etapa de la Vuelta, Gianni Meersman levantaba los brazos sobre la línea de meta de Baiona (Vigo) y en la radio del Etixx-Quick Step resonaba el grito del director deportivo del equipo Rik van Slycke: “¡Siiii! Gran trabajo chicos, fantástica carrera, sois los mejores”. Era una alegría compartida por todos, desde Davide Bramati, sentado a su lado, y el resto de los directores; hasta los asistentes, técnicos, masajistas, mecánicos y conductores que esperaban unos metros más allá, en el autobús, el lugar más sagrado para un equipo.

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Una victoria es el momento cumbre, la euforia se apodera de todos los que viven y trabajan en la retaguardia, que se funden en abrazos efusivos entre sonrisas inquebrantables mientras reciben los cumplidos de los colegas de otros equipos que pasan a su lado. Cuando llegan los ciclistas, toca trabajar, la euforia se atenúa pero la alegría se mantiene. Entre felicitaciones y comentarios sobre los últimos kilómetros, se preparan los rodillos para que los corredores relajen las piernas y se reparten bebidas y toallas. En pocos minutos, todos están en el autobús y el equipo se moviliza camino al hotel, se van tres coches, una furgoneta y el autobús. En una calle donde unos minutos antes había cientos de personas y vehículos, se queda solo un coche del Etixx-Quick Step esperando a Gianni Meersman y al jefe de prensa, inmersos en el protocolo de podio y entrevistas que tiene que pasar el vencedor de la etapa.

Una victoria es el momento cumbre, la euforia se apodera de todos los que viven y trabajan en la retaguardia

Cuando el triunfador del día llegó al hotel, el primer abrazo fue con los mecánicos, que trabajaban en su camión, literalmente un taller sobre ruedas, para tener las bicicletas limpias y a punto para la etapa del día siguiente. En la misma zona también aguardaba el equipo de cocineros, ya trabajando en su camión cocina, donde cada día preparan toda la comida que ingieren los ciclistas, desde el desayuno hasta la cena. Los compañeros y el resto del staff esperaban en sus habitaciones. Esa noche hubo celebración. Pero después de la cena, como cada día, tratamiento de masaje y pronto a la cama. Todavía tenían por delante 19 días de carrera.

Uno de los mecánicos del Etixx-Quick Step prepara una de las bicicletas del equipo por la mañana en el hotel de concentración del equipo en Allariz (Ourense).
Uno de los mecánicos del Etixx-Quick Step prepara una de las bicicletas del equipo por la mañana en el hotel de concentración del equipo en Allariz (Ourense).Óscar Corral

La mañana

Doce horas antes, a las ocho de la mañana (antes de que se levantaran los corredores) todo un equipo de gente ya trabajaba entre la neblina mañanera de Allariz (Ourense). El mismo asistente que es el primero en recibir a los ciclistas justo al final de la etapa, por la mañana prepara el equipaje, limpia los coches y organiza, junto a los fisioterapeutas y masajistas, la bebida y el avituallamiento que repartirán entre los ciclistas durante el día. Mientras se corre cada etapa, él conduce cientos de kilómetros, sorteando la carrera, para poder repartir bidones entre los corredores y llegar a la meta antes que ellos.

Los directores y los ciclistas se enclaustran en el autobús, el sacro lugar donde nacen las victorias

Los mecánicos, que el día anterior lavaron y engrasaron las bicicletas, por la mañana, antes de ir en carrera en el coche de equipo atentos a cualquier pinchazo o avería, vuelven a trabajar con ellas para garantizar que todo funcione a la perfección. Cuando los corredores se levantan, todo está prácticamente listo para un nuevo día en la Vuelta. Tras el desayuno, solo queda organizar los coches, cargar las bicicletas y recoger el último equipaje, el de los ciclistas.

Al llegar a la zona de salida, mientras los mecánicos descargan las bicicletas, los directores y los ciclistas se enclaustran en el autobús, el sacro lugar donde se estudia la etapa, donde tienen lugar las reuniones importantes, donde se encuentra la concentración y las conjuras y donde se olvida todo lo que no tenga que ver con la carrera. Es el sitio donde nacen las victorias.

Quick-Step, heredero del histórico Mapei

La empresa belga Quick-Step, fabricante de suelos laminados, vinílicos y parqué, entró en el ciclismo en 1999 de la mano de Mapei, en un equipo donde Davide Bramati, actual director deportivo del Etixx-Quick Step, ganó una etapa en la Vuelta del año 2000. En 2003, Quick-Step fundó su propio equipo, que este año cumple 18 años. Lo que nació de una pasión exacerbada por el ciclismo, ha terminado siendo una potente identificación entre la marca y el deporte. "Además de la generación de marca, el ciclismo es la forma más adecuada para añadir cierta emoción a nuestro producto, en Quick-Step vivimos los valores del ciclismo", explica Sophie Hautekeete, responsable de relaciones públicas y patrocinios de Quick-Step. Los buenos resultados y la afición al ciclismo en los países en los que se comercializan los suelos de Quick-Step han afianzado la apuesta por el ciclismo de la compañía belga.

La táctica, diseñada en el hotel y trasladada a los corredores en el bus, se lleva a cabo en la etapa desde el coche de equipo, la oficina de los directores, el lugar en el que sufren, se ponen nerviosos, gritan y, sobre todo, cuando hay una victoria, se alegran y se emocionan.

Tras un largo día de trabajo, unos sobre la bicicleta y otros en el coche, el comedor de cada hotel, a la hora de la cena, es el lugar donde se ponen las bases del buen ambiente del equipo, de una relación que muchas veces va más allá de lo profesional y que es fundamental para conseguir resultados. Davide Bramati es el que lleva la voz cantante, se ríe constantemente, comenta los Juegos Olímpicos que están emitiendo por televisión y bromea con los corredores sobre las cámaras que llevarán al día siguiente en la bicicleta. Comanda un grupo de gente que se encuentra a gusto trabajando juntos. Entre los directores, médicos, asistentes, mecánicos y el resto del staff que hay en la Vuelta crean un ambiente ameno, distendido, en el que los corredores se sienten a gusto y confiados para dar el máximo en la carretera.

La jornada de la primera victoria del equipo en La Vuelta, terminó con un brindis tras la cena. Unas palabras de agradecimiento, unos gritos de guerra y unas risas resumen todo el trabajo que hay detrás de un triunfo en una etapa de la Vuelta a España. Luego vino otro y, este domingo, tercera victoria parcial y liderato para David de la Cruz. Y todavía queda más de la mitad de la carrera, cada día una nueva oportunidad de volver a ganar.

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