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El método Lopetegui

El nuevo seleccionador se apoya en el 'coaching' y en las técnicas de liderazgo para la gestión del vestuario, la parcela en la que su nombramiento ha generado más dudas

Ladislao J. Moñino
Lopetegui junto a sus jugadores en el entrenamiento del lunes.
Lopetegui junto a sus jugadores en el entrenamiento del lunes. Kike Para (EL PAÍS)

El liderazgo es intrínseco al oficio de entrenador. Julen Lopetegui comenzó a tratar de establecer el suyo como nuevo seleccionador cuando decidió desplazarse a Oporto para comunicarle a Iker Casillas que no estaría en su primera convocatoria. La decisión de hablar con el guardameta, así como los contactos mantenidos con Sergio Ramos o Piqué, forman parte de los conocimientos de coaching y liderazgo adquiridos por el nuevo seleccionador.

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Juan Carlos Álvarez Campillo, experto en técnicas de liderazgo y pionero del coaching deportivo en España, trabaja desde hace dos años con el técnico vasco. Al día siguiente de ser nombrado seleccionador, Lopetegui se puso en contacto con Campillo para empezar a trabajar su liderazgo frente a los internacionales, su propio equipo de trabajo e incluso frente a su relación con la Federación y la prensa. Llamadas casi a diario y encuentros entre el técnico y el coach han sido lo habitual desde el primer día.

"Julen es un entrenador abierto a métodos y herramientas modernas como el coaching. Si se hace bien, pues hay poca profesionalidad en muchos casos, eleva el rendimiento de un jugador, un alto directivo, un equipo o una empresa", advierte Campillo, que ha trabajado con entrenadores como Eusebio Sacrístán y también con Carolina Marín, además de varios técnicos de distintas federaciones.

Con la campeona olímpica de badminton, Campillo logró que alcanzara en Río ese clímax de concentración y alto rendimiento que Rafa Nadal describe en su biografía, Mi historia, al narrar los momentos previos a la final de Wimbledon 2010 en la que derrotó a Federer: "45 minutos antes de la hora oficial del comienzo me di una ducha de agua fría. Entro en un espacio distinto en el que siento crecer mi fuerza y mi resistencia. Cuando salgo soy otro. Me siento activado. Estoy en estado de flujo, o ‘de fluir’, como los psicólogos deportivos llaman al estado de concentración y alerta en el que el cuerpo se mueve por puro instinto, como un pez en un río".

Campillo y Lopetegui trabajan en varias líneas enfocadas a las técnicas de motivación desde lo emocional para llegar a ese "fluir": "El coach no es un psicólogo, no se queda en los problemas, establece objetivos. Se trata de hacerle recordar al jugador el placer de jugar para motivarle y a la vez de ayudarle a superar la presión a la que están sometidos".

La principal duda que rodea a la designación de Lopetegui como seleccionador es su inexperiencia como técnico en el manejo de vestuarios tan complejos como el de una gran selección. Su bagaje en banquillos de élite se reduce a un breve paso por el Rayo Vallecano y la temporada y media que estuvo en el Oporto.

Comunicación

Lopetegui debe gestionar un grupo en el que se entremezclan jugadores que lo han ganado todo con la generación destinada a tomar el relevo. Esa es una de las grandes pruebas que debe superar."Julen tiene claro que la comunicación es fundamental para relacionarse con el vestuario. Por eso fue a ver a Casillas personalmente. No fue un brindis al sol y si ha dicho que la puerta no está cerrada para él es verdad”, sostiene Campillo.

Daniel Goleman, uno de los gurús del liderazgo, además de describir distintas formas de liderar en su obra Inteligencia Emocional advierte que el líder debe cumplir una serie de requisitos para ser reconocido como tal. “En el liderazgo intervienen muchos factores, uno de ellos son los resultados, pero no es el único. Es un error otorgar o ver un liderazgo solo por eso. Uno es un líder si, además de obtener resultados, los logra de una manera sostenible”, dice Campillo. Tanto él como Lopetegui abogan por ese liderazgo dialogante y no impositivo. “El liderazgo de arrastre por autoritarismo existe, pero solo puede utilizarse en determinadas situaciones de crisis. Si se convierte en tu forma de ser habitual ya lo invalida porque hay situaciones en las que no se requiere ese estilo. Si es permanente crea disonancias. Es cuestión de tiempo que se vuelva en tu contra”, concluye Campillo.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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