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Lim desamortiza al Valencia

El dueño del club che rebaja al equipo con la venta André Gomes, Alcácer y Mustafi, sus mejores jugadores

Peter Lim (c), dueño del Valencia, en el palco de Mestalla, en 2014.
Peter Lim (c), dueño del Valencia, en el palco de Mestalla, en 2014.B. ALINO (AFP)

En una agradable tarde de sábado de octubre del 2014, el valencianismo daba la bienvenida a su nuevo mesías. Peter Lim aparecía por primera vez en Mestalla en loor de multitudes, recibido por miles de seguidores che apostados en los aledaños del estadio de sus sueños. El magnate de Singapur se presentaba como nuevo propietario del Valencia con la promesa de devolver al club de la capital del Turia a la élite del fútbol, de acortar la larga distancia que le separaban de las dos superpotencias, Barça y Madrid, sin ni siquiera tener en cuenta al Atlético. La Liga y Europa tendrían en el Valencia un serio aspirante a conquistar títulos y corazones, a expandir su marca por todo el mundo, se concluiría el nuevo estadio che sin reparar en gastos para convertirlo en un ícono arquitectónico.

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Tras años de gestionar con cierta solvencia la miseria, siendo el Valencia un habitual en Champions o en su defecto la Liga Europa, vendiendo temporada tras temporada a sus mejores jugadores (Albiol, Silva, Mata, Villa, Jordi Alba, Soldado, Bernat), con Lim regresarían a Mestalla los días de vino y rosas. Ya no sería necesario traspasar a los principales futbolistas. De club vendedor, el Valencia pasaría a ser comprador. Nadie querría marcharse de Mestalla y muchos desearían llevar su escudo. Vendiendo tales deseos compró voluntades el magnate de Singapur.

Apenas transcurridos dos años desde la llegada de Lim a la entidad del Turia, la realidad del Valencia dista mucho de la fantasía de su fiel parroquia, devaluado deportivamente en el inicio de la tercera temporada de Lim. André Gomes se marchó al Barça, 35 millones de euros mediante más variables. El mismo camino que el portugués ha emprendido Paco Alcácer, cuestión dolorosa para el valencianismo, sin obviar la buena venta realizada con los 30 millones, más cinco en variables y la cesión de Munir que recibirá el Valencia por el de Torrent. La venta de Alcácer confirma la depresión del valencianismo que ha perdido a uno de sus referentes, jugador criado y crecido en Paterna, uno de sus capitanes.

Las lógicas aspiraciones deportivas y económicas que concede el Barça a Alcácer difícilmente las encontrará en el depreciado Valencia. En el Arsenal ha encontrado acomodo y un proyecto deportivo estable Shkodran Mustafi. El club londinense pagará 41 millones de euros por el central alemán.

Rufete alivia la tesorería de Lim

Nicolás Otamendi y Shkodran Mustafi llegaron juntos a Mestalla en el verano del 2014. El argentino fue fichado seis meses atrás al Oporto por 12 millones de euros. El alemán, antes del Mundial de Brasil que disputó y ganó con la selección germana, comprado a la Sampdoria por ocho millones. Ambas incorporaciones se produjeron gracias al buen trabajo de la dirección deportiva encabezada por Rufete y Ayala que Peter Lim mantuvo apenas unos meses en el Valencia sin apenas poder de decisión desde la llegada del magnate de Singapur a Mestalla. Otamendi y Mustafi formaron la mejor pareja de centrales de la Liga en la temporada 2014-2015, consiguiendo entre ambos diez goles que sirvieron al Valencia para alcanzar la Champions.

Rufete y Ayala, exjugadores idolatrados por el valencianismo, campeones de Liga y UEFA, fueron conminados, al igual que el presidente, Amadeo Salvo, a dejar Mestalla. Eran un estorbo para Lim. Jorge Mendes sería el encargado de formar la plantilla del Valencia. Otamendi fue traspasado al Manchester City en agosto del 2015. El conjunto del norte de Inglaterra pagó 45 millones de euros por el internacional albiceleste. Mustafi se irá a Londres para firmar por el Arsenal a cambio de 41 millones. Las decisiones de Rufete y Ayala han aliviado la tesorería del Valencia generando una plusvalía de 66 millones. Lim les debe reconocimiento, y alguna cena.

El ojo clínico de Lim para los negocios no le ha servido hasta el momento para el fútbol. Su buena voluntad para convertir al Valencia en un club grande, tampoco. Tras invertir 94 millones de euros en su compra, y una ampliación de capital posterior por importe de otros 100, le salvo de la ruina haciéndose cargo de la deuda a pagar a largo plazo. A Lim, el confiar la dirección deportiva a su amigo-socio Jorge Mendes, le ha significado un despilfarro de cerca de 200 millones de euros en fichajes difícilmente justificables en la ecuación precio-rendimiento. Negredo, Rodrigo, Enzo Pérez, Abdennour, Santos… han supuesto una ruina y rémora para el Valencia que difícilmente puede encontrar una parte de retorno con las ventas que no se producen.

Aun así, Lim sigue confiando en Mendes. Y uno de su larga lista de representados, Ezequiel Garay, cubrirá el vacío dejado por Mustafi en el Valencia, tras pagar unos 20 millones de traspaso por el defensa argentino al Zenit de San Petersburgo. El agente portugués está trabajando para que otro central de su propiedad, Sidnei, en los dos últimos cursos en el Deportivo, recale en Mestalla mientras busca acomodo a los fiascos de Abdennour y Santos.

Tras alcanzar la Champions en la primera temporada, el Valencia no pudo retener el verano pasado a Nicolás Otamendi, vendido al Manchester City, por 45 millones de euros. El curso anterior resultó nefasto para el Valencia que comenzó con Nuno de entrenador, reemplazado posteriormente por Gary Neville, ambos amigos de Lim y de Mendes. Terminó en el banquillo, dirigiendo al equipo, Ayestarán, con el humilde objetivo de no descender a Segunda.

El magnate de Singapur ha decidido desamortizar al equipo con las ventas de André Gomes, Paco Alcácer y Shkodran Mustafi que han dejado 106 millones de euros en la tesorería del Valencia sin intención de destinar gran parte de lo recaudado en reforzar al equipo con carencias en ataque y en defensa. Las derrotas ante Las Palmas y Eibar, dos equipos con el humilde objetivo de salvarse, no hacen más que acrecentar las dudas en Mestalla y el proyecto presente y futuro de Peter Lim en el Valencia.

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