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España: nueva era, mismos problemas

Lopetegui inicia en Bruselas su etapa como seleccionador con la exigencia de recuperar la tensión competitiva de los veteranos, la eficacia del estilo y hacer explotar a los jóvenes

Ladislao J. Moñino
Lopetegui, durante el entrenamiento en el estadio Rey Balduino.
Lopetegui, durante el entrenamiento en el estadio Rey Balduino.STEPHANIE LECOCQ (EFE)

En el mismo estado de escepticismo que envolvió a la selección en sus años grises y con la lógica expectación de todo cambio en el banquillo, la era Julen Lopetegui levanta el telón en un amistoso ante Bélgica en Bruselas (20.45, Telecinco). Con la clasificación para el Mundial de Rusia en el horizonte, el nuevo técnico toma el relevo de Vicente del Bosque con matices que no son baladí. Si la sucesión de Luis Aragonés conllevaba el desafío de dirigir a la vigente campeona de Europa manteniendo un estilo ligado al balón, la herencia de Del Bosque es un Mundial, una Eurocopa y una suave regeneración vacía de éxito en el Mundial de Brasil y en el último Europeo de Francia.

Hace ya seis años largos que España tocó la cima en Sudáfrica y dos que culminaba esa secuencia ganadora Eurocopa-Mundial-Eurocopa única en la historia, pero el recuerdo de aquellos triunfos mantiene instalada la exigencia en ese cargo que estrena Lopetegui. El nuevo seleccionador se presenta inflamado de autoestima y convencido de que su libreto, en el que caben el coaching, las técnicas de liderazgo y un nutricionista, puede devolver a la selección lo más alto. Su desafío es ciclópeo en un país en el que en una barra de bar el número de seleccionadores con sus filias y sus fobias puede ser equivalente al número de clientes. En su sueldo irá reconectar a la vieja guardia a una dinámica ganadora y exigente, que los Koke, Thiago, Morata, Saúl o Carvajal den el paso adelante que ya les demandaba Del Bosque y reenganchar al país para que la selección no vuelva a ser ese equipo insulso que irrumpe en medio del calendario nacional e internacional de clubes.

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Con la elección de Lopetegui se resolvieron las dudas y el debate sobre si España, ante los últimos fiascos, seguiría siendo una selección construida en torno a la pelota, el instrumento que la hizo referencia del fútbol mundial. “Lo que queremos es ser capaces de manejar los partidos como más nos convenga, pero tenemos un equipo que con lo que se siente cómodo es con la pelota. Eso no quiere decir que no vayamos a ser agresivos o que no vayamos a las segundas bolas. Eso nos va ayudar a mejorar”, advierte el técnico.

La Roja seguirá agarrada al balón, pero si en la Federación había un plan para apostar en las categorías inferiores por jugadores con el molde de la camada que lo ganó todo, ahora la regeneración en búsqueda del recambio pone a prueba el plan que existía para el banquillo. De su paso por el vivero del fútbol base y por su breve experiencia en el balompié adulto (Rayo Vallecano y Oporto) se sabe que Lopetegui pregona el 4-3-3, el protagonismo desde la posesión, los extremos abiertos y la presión alta. “No se trata de tocar una tecla, sino de reconocer el potencial que tenemos y ser capaces de ordenarnos en cómo hacerlo”.

Posesión dañina

Como la cadena continúa, los problemas a lo que se enfrentan sobre la hierba son los mismos que los de su antecesor. Que la posesión no sea un muermo horizontal ante rivales que parecen haber encontrado el antídoto al toque, que los volantes vuelvan a hilvanar ese juego fluido que generó tantos éxitos como admiración y que irrumpa un goleador definitivo. En definitiva, que España vuelva a ser una selección de capaz de jugar todo tipo de partidos añadiendo a su esencia alternativas como un juego más profundo y directo cuando la ocasión lo requiera.

En su primera lista, Lopetegui inició su revolución por la portería prescindiendo de Casillas para reforzar la estabilidad de De Gea. Las nueve novedades respecto a la Eurocopa (Iniesta, lesionado, no forma parte de esa contabilidad) señalan a la selección más renovada entre las grandes de Europa. Ni Alemania, ni Francia, ni Inglaterra, ni Portugal, ni Italia han revuelto tanto el fondo de armario tras la Eurocopa. El técnico vasco se ha rodeado de pretorianos a los que tiene en mente dar el mando. Ninguno representa tanto esa entrega de mando en el campo como Thiago, que tiene otra oportunidad para confirmarse como el relevo de Xavi. En su grandeza, España fue lo que fueron sus centrocampistas. Thiago hoy formará por delante de Busquets junto a Koke, otro al que aún se le espera a su mejor nivel en la selección.

El primer test, con el recuerdo aún del partido suspendido en noviembre de 2015 por amenaza terrorista, no es sencillo. Bélgica es como aquella España anterior a los éxitos, una selección plagada de talento (Courtois, Hazard, De Bruyne, Carrasco…) a la que el español Roberto Martínez debe encontrarle el estilo y un gen ganador.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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