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Bélgica-España: El primer brindis de Lopetegui

España se luce en el estreno del técnico con victoria con dos goles de Silva y buen juego ante una Bélgica muy chata. Positiva respuesta de Koke, Thiago, Vitolo y Costa

José Sámano
Silva y Busquets celebran el primer gol.
Silva y Busquets celebran el primer gol.JULIEN WARNAND (EFE)

Resplandeció la Roja en un día inolvidable para Julen Lopetegui. El vasco se bautizó con una victoria tan contundente como lucida ante la selección que, según el baremo de la FIFA, es la segunda del mundo. Frente a una buena España, Bélgica fue una birria, un espanto. Lo contrario que el equipo español, que dio un notable tono general en todas las líneas, incluidos los más examinados, Vitolo, Diego Costa, Koke y Thiago. Los cuatro subieron la nota, rescatados los dos primeros tras su ausencia en Francia y lanzados los dos segundos a la titularidad. Acunados por Lopetegui en las categorías inferiores, a Koke y Thiago les toca ahora madurar definitivamente en el campo internacional con el mismo rector.

Evolución, no revolución. Es lo predicado por Lopetegui, matriculado en la Ciudad del Fútbol, muy cerca de Vicente del Bosque. Como es lógico, con solo unas horas de vuelo al frente de La Roja, queda pendiente consolidar el deseado progreso. Para lo que no hará falta tiempo es para certificar que de revuelta nada de nada. Se comprobó con la lista de convocados y se evidenció en Bruselas, donde la partitura fue la habitual, el orden a partir de colonizar la pelota y el centro del campo como zona crucial de tránsito y no como un simple apeadero. Eso sí, de nuevo más producción de juego que remates. Y también hubo alternancias en la presión alta y el repliegue de los cinco volantes junto a los zagueros

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Casual o no, ironías de la vida, las mejores señales llegaron por el costado derecho. Por ahí encontró España la primera vía de escape, por la orilla de Carvajal y Vitolo, justo los dos únicos titulares que no tuvieron plaza en la última Eurocopa. El madridista, que era un fijo, por lesión. El canario, que era un aspirante, por decisión del seleccionador. En la capital belga, tras media hora de muermo, con los dos equipos muy chatos, con mucho soldado raso a la vista de los dos técnicos debutantes, fueron Carvajal, que crece, crece y crece cada día, y Vitolo quienes prendieron la mecha. Tras algún amago sin éxito, el lateral filtró un pase estupendo para el sevillista, que dejó tirado a Courtois y conectó con Diego Costa. El ariete no controló el balón, pero su toque impreciso cayó a pies de Silva, que ha arrancado en esta etapa como cerró la anterior. Ya suma 26 goles como internacional. Si ya fue el máximo goleador bajo la tutela de Del Bosque, ya puede decir que lo es con Lopetegui.

A partir del tanto del jugador de City, España le dio un meneo considerable a una decepcionante Bélgica. Con Wilmots o el español Roberto Martínez resulta ser una selección sin alma, sin chicha, funcionarial. Puro garrafón por mucho que aliste a ilustres como Hazard, Carrasco, De Bruyne... Todos hicieron mutis ante su nuevo entrenador. Sus gentes no les perdonaron tanta modorra y se llevaron un considerable abucheo tras no lograr ni un remate, tirito siquiera, ante De Gea, hasta el minuto 82. La nadería, un adversario afeitado, con Hazard a la cabeza.

Bien los secundarios

El primer tanto visitante parasitó aún más a los belgas. Máxime con la crecida de España. Se activaron Thiago y Koke, los nuevos escoltas de Busquets, y a la fiesta se sumó Silva, mientras Vitolo no dejó de desenfocar a Jordan Lukaku, que se las comió todas, incluido el penalti al sevillista que no desaprovechó Silva. Ya desde el primer gol, la Roja le había cogido gusto al partido, había olido la oportunidad de lucirse. Sin arabescos, con ingenio, dominio y eficacia. Silva ya es un clásico, pero chicos como Koke y Thiago, secundarios hasta ahora, nunca han llegado a soltarse con España. Lopetegui les ha dado bola a la primera y, por fin, ninguno sintió la carga. Ambos manejaron el cotarro, con el timbre de autoridad que se les intuye, que fluye con asiduidad en sus equipos.

En el mismo caso que el jugador del Atlético y el del Bayern está Diego Costa, desnortado en su carrera internacional. La lesión de Morata a los veinte minutos, anticipó su entrada al encuentro. Y esta vez no defraudó, sino que selló su mejor partido con la Roja. Courtois, como haría con un cabezazo de Piqué, le privó del gol con una parada con los pies, pero Diego Costa fue Diego Costa. Supo estirar al equipo, fue el incordiante que suele ser y se exprimió como un limón. Esta vez conectó en largo y en corto y siempre se ofreció como solución. Es el Costa que se espera desde hace dos años. Otro guiño positivo para Lopetegui, reforzado sobremanera por el despliegue de sus principales apuestas: Vitolo, Koke, Thiago y el repescado Costa. El debut soñado para cualquiera.

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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