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El Eibar aprovecha la ingenuidad del Granada

El conjunto vasco se impone con uno menos y en el descuento al cuadro de Jémez, que mereció al menos el empate y se encontró con la derrota

Rafael Pineda
Capa persigue a Andreas Pereira.
Capa persigue a Andreas Pereira.PEPE TORRES (EFE)

No se sabe cuánto tiempo necesitará Paco Jémez para cogerle el pulso al Granada. Lo que sí parece un hecho evidente es que le costará tiempo. Demasiados hombres nuevos, demasiadas nacionalidades distintas (hasta 11) y, además, una pizca de mala suerte cuando encontró cierta continuidad en su juego. El Eibar siempre interpretó mucho mejor el partido y se lo llevó en el alargue, después de una gran carrera de Escalante, un espléndido pase de Luna a Sergi Enrich y gol del delantero de preciso toque sobre Ochoa. Tuvo mérito el Eibar, con un jugador menos desde el minuto 32, con cero a cero, con capacidad para marcar dos goles con 10 jugadores. Ese segundo gol retrata a la perfección lo que es ahora el Granada. Volcado en busca del 2-1, fue sorprendido en una jugada con todos sus jugadores descolocados, con Samper sufriendo calambres después de no llegar al balón y un lateral, Luna, asistiendo al delantero.

Demasiados factores que explican la dureza de la derrota del Granada. Los de Jémez jugaron un digno segundo tiempo, donde lograron igualar el tanto anotado por Pedro León después de un monumental error del meta Ochoa. El método fue el balón al área, donde el delantero Ponce muestra cierta habilidad. Nada del fútbol que pretende Jémez, desbocado en la banda. El Granada suma un punto después de tres partidos y su peor señal es que está todavía en pleno periodo de construcción.

Su competitividad, además, es pequeña. Un equipo no puede perder un punto en casa en un contragolpe en el descuento y con un futbolista más. El Eibar, mucho más hecho, quizás encontrara demasiado premio cuando se conformaba con el empate, sufriendo las acometidas del Granada, que se hartó de fallar goles en los pies de Boga, Bueno y el citado Ponce. Pero tiene un pedazo de entrenador como es Mendilibar, que con uno menos quita a Pedro León para meter a un delantero, Sergi Enrich, que acabó por darle el partido. Seguramente lo hizo para tener más posibilidades de mantener el balón, pero la jugada le salió redonda. También pudo marcharse con una derrota si el Granada hubiera tenido esa pizca de fortuna necesaria cuando apretaba con el 1-1 en el marcador. El fútbol, no obstante, no entiende de justicia y solo de goles.

La expulsión del portero Riesgo activó un partido dormido. El meta derribó con claridad a Ponce fuera del área, lo que convirtió la acción en roja. Si hubiera sido dentro del área, amarilla y penalti según la nueva normativa. No aprovechó el Granada la superioridad numérica y se encontró con un golpe inesperado. Ochoa se tragó el bote de un lejano disparo de Pedro León y el Eibar se adelantó en el marcador. Sin demasiado orden, pero al menos con fe, el Granada metió al Eibar en su campo en la segunda mitad. Se acumularon ocasiones a favor de los andaluces y Kravets acabó por empatar un partido que se le estaba haciendo peligrosamente largo al Eibar. Entonces, incluso fuera de los tres minutos de alargue, llegaron la carrera de Escalante y el pase de Luna, que permitieron el gol de Enrich. La decepción tomó cuerpo en Los Cármenes. A Jémez le queda un durísimo trabajo por delante.

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