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Juan Bautista Pérez, la vuelta de un campeón

El palista vuelve a representar a España 30 años después de contraer una enfermedad rara mientras disputaba campeonato del mundo en la India de Tenis de Mesa

Juan Bautista durante un partido en Río.
Juan Bautista durante un partido en Río. Mikael Helsing (EFE)

Juan Bautista Pérez (Cistierna, León, 1969) es uno de los deportistas de mayor edad del equipo paralímpico español. Debuta en sus primeros Juegos con 47 años y diploma olímpico tras rozar el bronce en la categoría 9 de tenis de mesa para jugadores con discapacidad física.

El palista español cayó en la lucha por la medalla de bronce con el italiano Mohamed Amine Kalem por 7-11, 8-11 y 6-11. “No se puede vencer a quien nunca se rinde”, asevera. Su trayectoria deportiva se remonta a más de tres décadas. No había dado sus primeros pasos cuando su familia se trasladó a Vigo. Con 16 años ya era un genio del ping pong y con 18 se proclamó campeón de España en todas las categorías inferiores. Triunfos que le auparon al tercer puesto del ranking nacional.

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Su destreza con la pala le llevó a disputar el Campeonato del Mundo de Tenis de Mesa celebrado en Nueva Delhi (India) en 1987. Nadie esperaba el revés que le sacudió la vida y que marcaría el resto de sus días. Durante un partido, y sin motivo aparente, sus piernas flaquearon, se quedó sin fuerza en un instante y tuvo que abandonar la competición.

Aún no era consciente del tortuoso camino que tenía por delante. La repatriación se retrasó tres días sin apenas atención médica, según su testimonio. Un mes de pruebas y de peregrinación médica hasta llegar a un diagnóstico certero: polirradiculoneuritis aguda o síndrome de Landry Guillain-Barré, una enfermedad rara y degenerativa que bloquea los nervios periféricos y las conexiones musculares.

La rehabilitación la realizó en el Instituto Guttmann de Barcelona, especializado en lesiones medulares y otras patologías neurológicas. Los medios se hicieron eco de su situación. La joven promesa del tenis de mesa Juan Bautista Pérez podría quedarse “inválido de por vida”. Tras varios desencuentros, el Consejo Superior de Deportes se hizo cargo de la factura de su rehabilitación por un importe de 4 millones de pesetas. A los dos años, volvió a competir. Cambió su forma de jugar, pero no perdió el hambre de títulos. Fichó por el Club Obrero Extremeño de Almendralejo, con el que fue subcampeón de Copa y tercero en la máxima división.

En 2013, se enganchó a las competiciones para deportistas con discapacidad y, desde entonces, no se ha bajado de los grandes podios nacionales e internacionales. En Río, el leonés se enfrenta a sus fantasmas del pasado. El mosquito portador del virus del Zika puede transmitir también el síndrome de Landry Guillain-Barré. “Pasar la enfermedad no te hace inmune y es posible contraerla de nuevo, aunque no es fácil. En India no adoptamos las precauciones necesarias y me pilló muy bajo de defensas”, relata el deportista.

Casi treinta años después de la pesadilla de Nueva Delhi, Juan Bautista está en Río defendiendo de nuevo los colores de España.

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