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El Barcelona golea al Leganés con una exhibición de Messi

La efectividad del delantero argentino y de Luis Suárez condena la propuesta valiente del conjunto pepinero con un contundente 1-5

Foto: Los jugadores del FC Barcelona se felicitan tras uno de los goles. / Vídeo: Rueda de prensa de Luis Enrique.Foto: atlas | Vídeo: CARLOS ROSILLO / ATLAS
Ramon Besa

“Qué sea lo que D10S quiera… O no”, se leía en uno de los carteles del partido con la silueta de Messi. Y el 10 quiso dar un recital de fútbol a la hora del vermut en el simpático campo de Butarque. Nadie diría que el argentino tenía molestias en el pubis después de sus dos últimas actuaciones en la Champions y en la Liga. Messi castigó sin piedad al desafiante Leganés. Ya se sabe que si funciona el 10, y por extensión se activa la efectividad del tridente, preocupan menos las disfunciones defensivas y la organización del equipo, cuestionable ante el plantel de Garitano.

Messi gobernó el partido desde los puestos propios del pivote, del enganche o del ariete, siempre centrado, a veces un poco retrasado y en otras más adelantado, punto de encuentro en cualquier caso de un equipo nada académico y en ocasiones descolocado, encantado en cualquier caso de que el rival fuera en su busca porque entonces puede tirar el contragolpe, una suerte que ha encumbrado a los tres delanteros: Messi, Luis Suárez y Neymar, que si se ha quedado en el Barça es precisamente para marcar goles y aspirar de nuevo a ganar la Liga.

El diseño del encuentro provocó que al Barça le costara asomar en el campo del Leganés. Apretaban muy arriba los muchachos de Garitano, desplegados a partir de la convencionalidad, con cuatro defensas, y los azulgrana no encontraban la salida ni la línea de pase, extrañados por la alineación y por el dibujo de Luis Enrique. Jugaba el Barcelona con tres centrales y Rafinha y Jordi Alba en las bandas, un sistema raro en los tiempos del técnico asturiano, si se exceptúa un encuentro con el PSG y un derbi copero en Cornellà.

La valentía del Leganés, que llegó a disponer marcas individuales sobre las figuras azulgrana, contrastaba con la incomodidad del Barça, que no sabía si tocar en corto o en largo, falto de pausa y de acierto, consciente de que su suerte pasaba por llegar a los amplios espacios que había entre las espaldas de los zagueros y el portero Serantes. El plan local exigía un juego vertical y contundente del Barça. No había lugar para el toque y la elaboración sino para la recuperación y la transición, la contra siempre temible del plantel de Luis Enrique.

No atinó Messi después de ser habilitado desde la izquierda por Neymar y acertó en cambio cuando el asistente desde la derecha fue Luis Suárez. Rafinha rebanó una pelota, tocó para Rakitic, apareció Messi para combinar con el uruguayo, situado como extremo, y su asistencia la puso el 10 en la red de Serantes. El vértigo barcelonista y el riesgo del Leganés ofrecieron un partido muy divertido para la grada de Butarque. Apenas había pausa en el campo, el balón iba y venía y los zagueros eran constantemente exigidos, también los del Barça.

Ni con el gol en contra se rindió el Leganés, humilde, sacrificado y ofensivo, más dueño del partido que el Barcelona. Atacaba mucho y bien el equipo de Garitano, admirable por su valor y disposición táctica, y sufría especialmente Mascherano. No había mejores futbolistas en el Barcelona que Messi y Suárez, ubicado como 7. Más que en jugar, reducidos por el contrario, los azulgrana pensaron en aguardar su momento para rematar el encuentro con un segundo gol parecido al 0-1. Unai se equivocó y Messi no perdonó el error para habilitar a Suárez: 0-2.

Luis Suárez se mostró educado en su salida y espléndido en la cancha, goleador y asistente, la pareja perfecta de Messi

Agresivo con la pelota, el 10 enfrentó al central, eliminó al meta y cedió para que marcara el 9. Un segundo tanto rápido y cantado desde que el balón lo tomó Messi. El encuentro, sin embargo, continuó abierto pese a la fragilidad local porque Machís desbordaba a Mascherano, descolocado y torturado como central derecho, redimido por las ayudas y las manos de Ter Stegen. Muy caudaloso y productivo en la medular, el Leganés perdía el partido en las áreas, la zona preferida del Barça.

El 0-3 siguió el patrón del 0-1 y el 0-2. Rafinha recuperó el cuero, se lo dio a Messi y el argentino se apoyó en un sombrero para habilitar a Suárez. El uruguayo le dio el gol hecho a Neymar, protagonistas ambos también del 0-4: un penalti cometido por Bustinza sobre el brasileño, asistido por el uruguayo y que transformó Messi. Sellado el triunfo, Luis Enrique ofreció otra novedad después de la alineación: sustituyó a un miembro del tridente, cosa inédita en temporadas anteriores, y el afectado no protestó sino que Suárez aplaudió al dejar su puesto a Alcácer.

Luis Suárez se mostró educado en su salida y espléndido en la cancha, goleador y asistente, la pareja perfecta de Messi, como lo fue Neymar ante el Celtic. Aunque el ritmo del partido decayó y escaseó el fútbol, los dos equipos llegaron de vez en cuando a la portería contraria y Rafinha dejó un zurdazo desde fuera del área que supuso el 0-5 mientas Gabriel transformaba de forma espléndida un tiro libre para poner el 1-5. El gol del honor pareció un premio escaso para el esfuerzo y aplicación del Leganés, irreductible hasta que pitó el final Burgos Bengoetxea.

A igualdad prácticamente de remates, la puntería azulgrana resultó extrema para desdicha del Leganés. Messi quiso ser D10S, también a la salida de misa, y el Barça goleó en Butarque, enfadado con Neymar, porque le dio por exhibir sus recursos técnicos como respuesta a algunas entradas que no le gustaron, como ya es norma en el 11, en la Liga y en Brasil.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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