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Ter Stegen está en su sitio

El portero, titular al fin en el Barcelona, juega a escasos kilómetros de su casa y ante el club de toda su vida

Jordi Quixano
Ter Stegen, durante el entrenamiento en Mönchengladbach.
Ter Stegen, durante el entrenamiento en Mönchengladbach.MARIUS BECKER (EFE)

Era la penúltima jornada de la Bundesliga, el duelo se jugaba en casa y desde el club anunciaron vía Twitter (con una foto de su camiseta en la taquilla del vestuario) que se despedirían de su portero, reciente fichaje del Barcelona. Al acabar el duelo contra el Mainz, toda la afición del Borussia Park se quedó en la cancha para regalarle vítores interminables, para decirle adiós a corazón abierto. Marc-André Ter Stegen (Moenchengladbach, Alemania; 24 años) no pudo reprimir las lágrimas, que le salieron a borbotones, al tiempo que, ya sin los guantes, se frotaba los ojos y devolvía los aplausos como buenamente podía. “El Borussia es mi viejo amor y lo llevo en el corazón, pero ahora me identifico con el Barça, que fue el único al que no me pude resistir”, explicó en una entrevista a la web del club alemán.

Ter Stegen.
Ter Stegen. Maja Hitij (Bongarts/Getty Images)

Su relación con el Borussia es de toda la vida, toda vez que su abuelo, Erich Bremer, le inscribió por su cuenta en la escuela SV Dhor, satélite del club de Los Potros, cuando contaba con seis años. Por entonces, era delantero y ya tenía la ambición de mejorar; al acabar los entrenamientos siempre pedía quedarse un rato más para chutar faltas con las dos piernas. No lo debía de hacer mal porque acabó en el Mönchengladbach. “Pero no era la suficientemente bueno, por lo que lo pusimos de portero”, corrige el exmeta Uwe Kamps, que defendió los arcos del equipo desde inicios de los ochenta hasta principios del nuevo siglo, y que fue su técnico desde los 14 años hasta el primer equipo, donde todavía sigue. “Recuerdo que pronto destacó y le pusimos a entrenarse con chicos mayores”, añade Kamps, orgulloso, porque dice reconocerse en él en los uno contra uno y bajo palos. “Aunque con los pies es infinitamente mejor que yo”, admite. Una cualidad imprescindible para el Barça.

“Mi forma de jugar encaja con este club”, afirmó Ter Stegen en su primera rueda de prensa. Aunque en ocasiones se la juega demasiado. “Lo siento por vosotros…”, bromeó ayer; “pero es mi manera de jugar. Intento no arriesgar, pero a veces es así porque es importante para nuestro juego; queremos tener el balón”. Luis Enrique lo tiene claro: “Aceptó el reto de venir, sabiendo de la dificultad, y ha ido mejorando. Pero debe seguir haciéndolo”. Aunque es la apuesta del club y del entrenador, toda vez que Bravo hizo las maletas para irse al Manchester City porque ambos porteros expresaron su voluntad de jugarlo todo o de tomar las de Villadiego. Ganó Ter Stegen. “Eso es pasado”, reflexionó; “él tomó su decisión, la que creyó mejor y yo estoy contento aquí”. También lo está por jugar contra el club de su corazón, a pocos kilómetros de sus amigos y del salón de belleza que regenta su madre. “Aunque me haga ilusión, no estoy para verlos. Eso lo puedo hacer en otra ocasión. Estoy aquí para ganar”, resolvió. Ahora es el 1 del Barça y lo juega todo. Es, al fin, el zapato de Cenicienta azulgrana. Y así lo verán en su casa.

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