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España, fábrica de laterales

El modelo del fútbol infantil con partidos de ocho contra ocho propicia una mayor producción de jugadores de banda tras la sequía en décadas pasadas

Diego Torres
Los jugadores de España, el lunes en Las Rozas.
Los jugadores de España, el lunes en Las Rozas.MARISCAL (EFE)

Dice Julen Lopetegui que esta semana España abordará los desafíos más complicados de su ruta de clasificación hacia el Mundial de 2018. El panorama que descubre ante sí el nuevo seleccionador en vísperas del viaje a Italia y Albania es abrupto. Se le impone redefinir un estilo y un carácter, y de paso conseguir resultados inmediatos. A Lopetegui le restan muchas cosas por concretar. Pero hay un material del que dispondrá en abundancia. En las últimas décadas el fútbol español no desarrolló tantos laterales de calidad como ahora. Dani Carvajal y Jordi Alba son solo la vanguardia de un ejército de especialistas cada vez más extendido. El producto de una metodología sistematizada que los técnicos de la federación señalan como la causa principal de la eclosión.

Camino del Mundial de 2006, el entonces seleccionador, Luis Aragonés, repetía que el puesto de lateral zurdo era el más escaso. Había tan poco que escoger que no se le ocurrió nada mejor que nacionalizar a Mariano Pernía, el argentino que militaba en el Getafe. En la banda derecha, ante la pobreza de la oferta, su apuesta también fue arriesgada: convocó a un chaval de 18 años, de nombre Sergio Ramos. El sevillano ganó una Eurocopa y un Mundial brillando en la banda. En la izquierda, Luis acabó por colocar a Joan Capdevila, que, como él decía: “Nunca es un diez, pero nunca baja de siete”. Capdevila cumplió con creces. Acabó levantando la Copa del Mundo. Fue el último marcador zurdo sin apenas competencia interna. A partir de 2010 sobrevino una avalancha.

Carvajal y Juanfran Torres (Madrid), Mario Gaspar (Villarreal), De Marcos (Athletic), Bellerín y Sergi Roberto (Barcelona), son algunos de los principales exponentes diestros que ha ofrecido la cantera nacional en estos años. La aparición de zurdos ha sido mayor, sobre todo en Cataluña y Valencia, de donde provienen Alba (Barcelona), Gayá, Bernat y Grimaldo (Valencia), para sumarse a Marcos Alonso (Madrid), Alberto Moreno (Sevilla), Sergio Escudero (Valladolid), Azpilicueta o Monreal (Pamplona).

Ginés Meléndez, director de la escuela de entrenadores y coordinador de las categorías inferiores de la federación, sostiene que entre las claves del tránsito de la sequía a la superabundancia destaca la reducción de los campos para niños (45 x 65 metros) y la suma de un jugador, de siete a ocho, en los equipos infantiles. A principios de los años 90, las federaciones territoriales de España comenzaron a cambiar el modelo. Poco a poco, los torneos para menores de 12 años, que se habían organizado para equipos de siete, fueron incorporando a ocho. El aumento de dos niños por partido obligó a redistribuir el espacio. El campo se pobló hasta que cada jugador ocupó unos 30 metros cuadrados menos. El dibujo táctico original, 3-2-1, varió naturalmente hacia el 3-3-1.

La semana más difícil

Tras golear a Liechtenstein (8-0), España afronta sus dos partidos más importantes para ir al Mundial de Rusia 2018.

Italia-España: Jueves 6 (20.45, TVE1).

Albania-España: Domingo 9 (20.45, TVE1).

“Con equipos de siete cada banda es para un chaval”, explica Meléndez, “y así muchas veces se favorecía a los más fuertes, que son los que pueden recorrer más veces los 65 metros. Si juegan ocho contra ocho, en cada banda hay dos niños y esto les obliga a asociarse más, a buscar el dos contra uno, y a tener más opciones de pase. Así se mejora la técnica y acaban prosperando los que mejor juegan antes que los más atléticos”.

Meléndez cree que a los 12 años la mayoría de los niños ya han orientado la función que desempeñarán como profesionales. La nueva fórmula permitió la detección de gran número de extremos o volantes que acabaron retrasándose. Azpilicueta, Juanfran, De Marcos, Alba, Gayá o Bernat aprendieron de pequeños los conceptos del ataque.

“En mi época”, dice Sergi Barjuán, que fue lateral en el Dream Team, “los niños solo jugaban fútbol once. El lateral solía ser un especialista defensivo físicamente resistente y sin demasiada técnica. Yo empecé como extremo. Ahora los laterales tienen más recursos tácticos y técnicos”.

Hoy se exportan laterales españoles a los principales equipos de Alemania, Italia, Portugal e Inglaterra. La presencia de chicos capaces de jugar pegados a la raya es un capital de gran valor en el fútbol moderno. Entre las tendencias observadas por el comité técnico de la UEFA en la Eurocopa de Francia una de las más destacadas es la importancia que otorgan las selecciones a la amplitud del juego, la búsqueda de superioridades en las bandas y, en general, la creciente intervención de los laterales en la elaboración.

Iñigo Martínez sustituye al lesionado Javi Martínez

La baja de Javi Martínez por lesión propició la convocatoria de Iñigo Martínez, uno de los pocos centrales zurdos del fútbol español.

Javi Martínez sufre un problema muscular en el muslo izquierdo. El central del Bayern pasó ayer una revisión médica bajo la supervisión de la federación española antes de que Lopetegui confirmara la llamada de Iñigo. El defensa de la Real Sociedad, de 25 años, solo había sido convocado para dos partidos oficiales en 2013, con motivo de la ronda de clasificación para el Mundial de Brasil. No ha disputado ni un minuto con España. Los precedentes hablan de un proceso de maduración más prolongado de lo que parecía cuando este chaval nacido en Ondarroa, en 1991, irrumpió en el equipo profesional de la Real Sociedad.

Ondarroa apenas supera los 8.000 habitantes pero esta pequeña villa costera de Vizcaya cría porteros en proporciones industriales. Arrizabalaga, Irureta, Zubikarai, Aguirreoa, Vergara, Larzabal y Aulestia son algunos de los buenos guardametas nacidos en este puerto, célebre por la descarga de bonitos y merluzas. La aparición en la Liga 2011-2012 de un central tan mandón y tan fino como Iñigo resultó casi una anomalía histórica. Inmediatamente atrajo las miradas porque su estilo resultó llamativo. Acciones defensivas vehementes, potencia a raudales, y un golpeo soberbio, le pusieron en boca de agentes y directores deportivos. Los telediarios reprodujeron algunos de sus goles, muy espectaculares. Se hizo famoso. Se sintió grande.

Bajo la tutela de Mikel González, la promesa no solo dulcificó su juego sino que aprendió a medirse y a medir. Puso más atención. Espació sus distracciones. Esta temporada, ya sin la guía de González, ha debido asumir el caudillaje de la defensa realista. Es probable que la responsabilidad le haya vuelto más sereno todavía.

Iñigo Martínez ya no es tan famoso como en 2013. Pero es mejor futbolista. Aprovechando las bajas de Javi y Bartra, y en vista de que nunca viene mal un zurdo, Lopetegui le recluta.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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