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Alarma en Holanda por el césped artificial con caucho

Una treintena de clubes amateur han suspendido sus partidos y el Gobierno ha ordenado investigar los riesgos de un material que puede liberar sustancias cancerígenas

Isabel Ferrer
Un operario instala césped artificial en un campo de Barcelona.
Un operario instala césped artificial en un campo de Barcelona.Marcel.lí Sáenz

Una treintena de clubes de fútbol amateur ha suspendido en Holanda los encuentros hasta nuevo aviso, por el posible daño para la salud derivado del uso de césped artificial con caucho. Denunciado esta semana por el programa de documentales Zembla, de la televisión holandesa, ha llevado al Gobierno a pedir una investigación urgente al Instituto Nacional para la Salud y el Entorno (RIVM). Para reproducir la sensación de la hierba natural, la sintética se “siembra” de gránulos de caucho reciclado. Procedentes de neumáticos usados, los científicos que colaboraron en la emisión no descartaron que pudieran favorecer la aparición de cáncer. Ante la alarma generalizada de los padres, la Asociación Nacional de Fútbol (KNVB, en sus sigas holandesas) “entiende” la decisión de los clubes. Por su parte, el propio Instituto sanitario ha aconsejado “que los niños no jugueteen con las partículas porque no están hechas para eso”. También tienen que “ducharse y ponerse ropa limpia tras los partidos”.

Fabricados normalmente con caucho natural y sintético, los neumáticos son sometidos a un proceso químico (vulcanización) que incluye azufre y prolonga su vida útil. Para que mejoren sus propiedades, se añaden otros compuestos como óxido de zinc, antioxidantes e hidrocarburos aromáticos policíclicos (por el olor del benceno en particular). Fuentes de KNVB calculan que hay en Holanda más de 2.000 campos con suelo artificial. En el 90% de los casos, fueron rociados con el granulado de caucho procedente de ruedas de coche (unas 20.000 por estadio) según datos proporcionados por Zembla.

Como los expertos del Instituto holandés ya estudiaron en 2006 la salubridad de los hidrocarburos aromáticos, presentes en las partículas, y les pareció satisfactoria, la nueva controversia les ha sorprendido. Sobre todo porque los fabricantes deben ceñirse a las mismas normas de seguridad vigentes para otros productos de caucho no procedente de neumáticos, ya sean fundas de teléfono o juguetes. Aunque de momento tampoco desaconseja “el uso deportivo del césped artificial”, el centro espera tener listo el nuevo encargo del Gobierno antes de fin de año. “Ha aparecido más información sobre estos pequeños cuerpos”, señala, en un largo comunicado colgado en su página de web. Allí indica también las precauciones a tomar con los menores, que rigen para el césped instalado en parques o patios escolares: “es mejor que solo se practique deporte y no se juegue, para evitar que los pequeños toquen las bolitas”, subrayan sus expertos.

En su nuevo análisis, se fijarán en los efectos para los jugadores del resto de las sustancias que son liberadas por éstas. En el documental televisivo se calificaban de insuficientes las conclusiones de hace una década, “por incluir un solo estudio de grupo reducido a siete varones, sin mujeres o niños, demasiado escaso para que se pueda extrapolar”. En Estados Unidos, Amy Griffin, antigua futbolista dedicada ahora a entrenar, ha elaborado una lista de unas 200 colegas que han padecido diversos tipos de cáncer y pisaron esta clase de campos artificiales. Su trabajo ha servido también para apuntar un posible nexo causal.

Por precaución, una parte de los clubes holandeses de aficionados ha prohibido el juego hasta nuevo aviso. Otros han hecho lo propio solo con los menores, o bien con los porteros, más expuestos que el resto de los futbolistas a ingerir, o inhalar accidentalmente, los gránulos. Al menos un consistorio ha decidido esparcir granos de corcho en lugar de caucho. Antes de adoptar una resolución con carácter general, la Asociación de Fútbol y la Unión Deportiva Municipal prefieren recibir las nuevas conclusiones de los científicos locales. La Comisión Europea también ultima un estudio similar, que verá la luz en 2017.

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