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Castroviejo busca una medalla en el Mundial

El circuito de Doha no favorece al ciclista vizcaíno, cuarto por segundos en el último campeonato del mundo y en los Juegos de Río

Carlos Arribas
Jonathan Castroviejo, durante el Europeo 2016, que ganó.
Jonathan Castroviejo, durante el Europeo 2016, que ganó.JEAN-SEBASTIEN EVRARD (AFP)

“Este circuito no es para mí”, dice Jonathan Castroviejo, y los millones de aficionados al ciclismo de todo el mundo le hacen coro amargados. No es el calor, que todo el mundo teme, ni un recorrido tan plano que hace que hasta parezcan un desnivel los dos pasos de cebra elevados y en los que botan los coches con fuerza y tiemblan las bicis en la baca. Es eso y es también la soledad que solo se encuentra en el desierto y que se replica por las calles artificiales de Doha, por las que no pasea un alma entre las vallas que delimitan el trazado, inútiles. “¿Pero quién va a salir a la calle con este calor?”, dice el seleccionador español, Javier Mínguez. “El sol es una maza que abrasa más que en España. Los hoteles son cámaras frigoríficas. Cuando atraviesas la puerta de la calle, el calor es una bofetada que no se combate sino que se sufre”.

El Mundial de Qatar, destino anticiclista que obligó a la Unión Ciclista Internacional (UCI), la organización dueña de un producto por cuya franquicia cobra una sustanciosa suma, a retrasar su celebración a mediados de octubre para que el sol no chamuscara a todos, no le atrae al mejor contrarrelojista español ni le atrae tampoco a quien tenga un mínimo de sensibilidad. La contrarreloj de hoy serán 40 kilómetros de monotonía y sudor dando vueltas por calles vacías en las que los ciclistas no tendrán ni el aliciente de cambiar de desarrollo o de postura. En ella, tienen ventaja máquinas de gran tamaño, peso, vatios brutos y cilindrada como Tony Martin, Tom Dumoulin, Rohan Dennis, Taylor Phinney, Bob Jungels o Stefan Küng, que correrán a 54 por hora. Como no está el campeón olímpico, Fabian Cancellara, ellos son los favoritos. Contra cualquier desánimo, pese a todos, Castroviejo —pequeño, prodigio de eficiencia y aerodinamismo— busca un puesto en el podio que se le escapó en el último Mundial por 3s y en los Juegos de Río por 4s.

Como con fiebre

Cuenta el vizcaíno del Movistar con que el calor afectará negativamente a su rendimiento —elevación de temperatura corporal para acabar como con 39 de fiebre, aumento de las pulsaciones—, pero eso les sucederá también a los rivales. Castroviejo partirá a las 14.06, hora peninsular. Para aclimatarse, algunos se han entrenado simulando las llamadas condiciones de una sauna —calor y humedad del 50%—, saliendo al mediodía en sus países vestidos de invierno.

“Yo no saldría en bicicleta a esas horas”, dice el médico español Juan Manuel Alonso, del equipo que se encarga de alertar si las condiciones son peligrosas para la salud. “De todas formas, el calor no es tan fuerte como se esperaba. Hasta ahora, en las pruebas disputadas, hemos atendido a unos 15 ciclistas, pero ninguno por haber sufrido un golpe de calor. Las temperaturas tomadas en movimiento no han llegado nunca al nivel de alerta negra y, afortunadamente, se espera un descenso de tres-cuatro grados el fin de semana, cuando se corran las carreras de fondo, las más peligrosas”.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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