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Otros tiempos, otro Nadal

Para el número cinco, derrotado en Pekín y Shanghái por dos rivales que no le habían vencido nunca, los traspiés han dejado de ser algo extraordinario. "Quizá, por la lesión, ahora estoy algo asustado”, reconoce

Alejandro Ciriza
Nadal se lamenta durante el partido contra Troicki, ayer en Shanghái.
Nadal se lamenta durante el partido contra Troicki, ayer en Shanghái.JOHANNES EISELE (AFP)

Son otros tiempos, otra época. Algo se mueve en la cota más alta del tenis, donde al aficionado ya no se le hace tan extraña una ausencia prolongada de Roger Federer o una derrota de Rafael Nadal. Por primera vez desde 2003, ambos, los dos grandes bastiones de su deporte en el periodo más moderno, ya no figuran entre los cuatro mejores del ranking mundial. El primero ya ha caído hasta el séptimo peldaño, como consecuencia de que su cuerpo sufre ya los achaques lógicos de su edad (35), mientras que el segundo, quinto en la lista y acostumbrado a contratiempos físicos de toda índole, ha entrado en los dos últimos años en una dificultosa espiral.

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Sea por un motivo u otro, por la mente (2015) o el chasis (2016), el de Manacor no consigue reencontrarse consigo mismo. Primero fueron las dudas y la ansiedad, y este curso ha sido la muñeca la que cortó de cuajo una progresión en la que se volvía a adivinar poco a poco al mejor Nadal, especialmente cuando elevó el título de Montecarlo. La articulación forzó el frenazo en seco y, al margen del glorioso paréntesis olímpico, trastocó todo el plan diseñado por él y sus técnicos, Toni Nadal y Francis Roig. “Quizá, por la lesión, ahora estoy algo asustado”, expresó ayer el balear, derrotado (6-3 y 7-6, después de 1h 34m) en la segunda ronda del Masters 1.000 de Shanghái por Viktor Troicki.

Volvió a caer Nadal pronto, muy pronto. Si la semana anterior fue el búlgaro Grigor Dimitrov, en Pekín, el que le venció por primera vez, en esta ocasión fue Troicki quien se dio ese gustazo. El serbio, 31 de la ATP, se dio cuenta enseguida de que estaba ante la gran oportunidad y, con un porcentaje abrasador de servicios, no perdonó. Perdió Nadal y sus seguidores volvieron a leer crónicas de un nuevo tropiezo, inesperado y prematuro, impensable hace no tanto tiempo. La épica ya no es la rutina, el motor o la constante, sino que aparece a cuentagotas. El encanto por el deportista y el reconocimiento al campeón siguen ahí, absolutamente intactos; sin embargo, ahora el traspié se interpreta dentro de un marco relativamente ordinario, lo que destapa una nueva realidad. Así lo percibe el propio Nadal, quien no busca excusas e incide una y otra vez en que todo responde a una cuestión de “confianza” y "continuidad".

El español es consciente de su difícil momento y de que su reenganche pasa porque pueda acumular varios meses seguidos de competición. Acepta las derrotas, pero no quiere detenerse en ellas más que lo justo –“es estúpido mirar al pasado, recordar cosas que ya no puedes cambiar”–. Anticipó que, al igual que el año pasado, piensa ya más en 2017 que en los resultados del presente. Incluso, dejó en el aire la posibilidad de poner punto y final a esta campaña. "La temporada está prácticamente acabada", señaló. “No sé qué pasará en las dos próximas semanas. A veces, seguir compitiendo no es la mejor solución. Tengo que hablar con mi equipo y decidir. A veces la solución es parar y entrenar y quizás es una buena oportunidad para hacerlo”, afirmó, en referencia a una hoja de ruta que, teóricamente, fijaba la Copa de Maestros (del 13 al 20 de noviembre) como destino final, con una parada previa en Basilea.

Se trata de la octava ocasión en la que Nadal cae directamente en su estreno en un Masters 1.000, los torneos en segunda escala de importancia después de los cuatro Grand Slams del circuito. Antes le ocurrió en Cincinnatti (2005 y 2007), Miami (2006 y este año), Roma (2008) y Montreal (2011). Desde el primer momento se observó que otro día más no se encontraba cómodo. Troicki le castigó con el saque y no le dejó el más mínimo resquicio para la reacción; de hecho, Nadal no dispuso de una sola opción de break. "Necesito recuperar algo de electricidad en las piernas, moverme más rápido", concretó. "Tengo que hacerle más daño al rival y eso no ha ocurrido hoy", abundó el mallorquín, que este jueves regresará a casa y la próxima semana, el miércoles 19, inaugurará oficialmente la Rafa Nadal Academy en Manacor.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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