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Camacho, el pivote que llegó antes de tiempo

El líder del Málaga no encontró su sitio en el Atlético donde tras la llegada de Simeone brillan jugadores de su corte

Camacho chuta en el partido entre Málaga y Leganes
Camacho chuta en el partido entre Málaga y Leganes Jorge Zapata (EFE)

Ignacio Camacho (Zaragoza, 26 años) pertenece a ese tipo de futbolistas que nace con el oficio dentro. A esos que empiezan a respirar fútbol y dar patadas a un balón cuando apenas levantan un palmo del suelo. Camacho lo hacía por inercia en una casa en la que el fútbol era y es el factor común, casi el único. Hijo de un futbolista que se mostraba en Segunda y hermano pequeño de otros dos jóvenes que empezaban su periplo por los campos de Zaragoza, el actual líder del Málaga estaba predeterminado a jugar al fútbol. Y lo hacía tan bien que a los 15 años el Atlético se adelantó a todos, le echó el guante y se lo llevó para Madrid con su familia. "Fui allí por lo que era. Sabíamos que había gente muy trabajadora, con humildad y con unos valores muy buenos para mi edad. Mi familia siempre ha valorado mucho eso", afirma Camacho, que este sábado visita a su Atlético (18.30, beIN LaLiga).

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Su explosión de rojiblanco fue meteórica. Con 17 años, tras dos en las categorías inferiores, Aguirre le hizo debutar en Copa en diciembre de 2007 para tres meses después darle la alternativa en Liga como titular ante el Barça. "En esos momentos todo era una locura, yo intentaba llevarlo lo más normal posible dentro de lo que vivía en ese momento", recuerda el centrocampista, que compaginaba el instituto con los entrenamientos junto a Agüero o Forlán. "Venía de una lesión en el menisco en el filial y dos o tres meses más tarde estaba en el primer equipo. Fue increíble, un sueño que fue muy bonito y que cambió mi vida deportiva".

Camacho no tardó en adelantar a Maniche, Motta y Cléber Santana y terminó la temporada como pivote titular para Aguirre. Pero todo se torció rápido y, al año siguiente, ya con ficha del primer equipo, el técnico mexicano le relegó a un segundo plano, por detrás de Banega, Assunção, Raúl García y el propio Maniche. Camacho solo disputó 531 minutos en 12 partidos a las órdenes de Aguirre y Abel Resino, 253 menos que cuando pertenecía al filial. "Fue extraño. Cuando debuté faltaban solo tres meses de Liga y acabé de titular. Al año siguiente, seguía el mismo entrenador , pero decidió empezar a contar con otros compañeros", señala Camacho.

Su caso, el de un talento precoz llamado a triunfar, se transformó de pronto en el de un joven que veía cómo se estancaba su carrera mientras otros compañeros le adelantaban por la derecha. La situación tampoco cambió con Quique Sánchez Flores el año en el que se ganó la UEFA (822 minutos). Y en diciembre de 2010, tras media temporada con cero minutos a la sombra de Tiago, Mario Suárez, Raúl García y Assunção, apostó por salir del Atlético, con 20 años, rumbo al Málaga, que le fichó por dos millones de euros."Tenía que jugar y continuar mi proyección y poco a poco iba viendo cómo pasaban entrenadores que confiaban en otros jugadores", confiesa ahora un Camacho que con el cambio de equipo no pudo sincronizar su despegue en el Atlético junto a Simeone. El técnico argentino implantó un sistema en el que año tras año proliferan y brillan jugadores de su corte; pivotes de largo recorrido que aúnan con solvencia cualidades ofensivas y defensivas, como Tiago, Gabi, Augusto, Koke, Saúl, Mario Suárez o Thomas.

Salida frustrada

"La humildad del Atlético es lo que da miedo a los equipos"

Camacho regresará una vez más al Calderón, escenario en el que liderará a un Málaga que busca prolongar su buen momento, tras tres partidos sin perder y la reciente goleada al Leganés, ante un Atlético obligado a ganar tras perder en Sevilla. "Para ganar a estos equipos tú tienes que estar mejor que ellos, dar más del 100%, estar muy concentrado y, sobre todo, saber a los que juegas. Hay que estudiarlo y plantear lo que te dice el entrenador. A partir de ahí tienes que meter las que tienes si quieres tener opciones", explica el pivote sobre las opciones para meterle mano al Atlético, algo que ya han hecho en los últimos años.

El jugador de 26, que conoce muy bien la casa rojiblanca, valora la unión como una de las claves de la nueva dimensión alcanzada por el Atlético de la mano de Simeone. "Han conseguido dejar de ser la sorpresa para estar siempre ahí arriba y poner las cosas a Madrid y Barça, que eran los únicos que aspiraban a ganar. Van todas a una, cada uno sabe lo que tiene que hacer y ninguno es más que otro", valora Camacho.  "Eso es fruto del trabajo de todos, del entrenador y de los jugadores. El Atlético ya no es una sorpresa, es trabajo". Tal ha sido el cambio que el que fuera su equipo es hoy uno de lo más temidos por cualquiera. "Eso es por la humildad que hay en el vestuario. Confían todos en todos, desde la delantera a la defensa, y trabajan todos. Si a Griezmann lo que le pide el entrenador es que baje abajo a defender, no tiene ningún problema en hacerlo", valora el mediocentro, "además tiene una seguridad atrás muy importantes y a todos los equipos, sea el que sea, le cuesta mucho hacerle gol y ganarles

Todas esas cualidades las explotó en el Málaga, un equipo al que se encontró en una situación crítica cuando llegó. "Estábamos en descenso y nos costó mucho salvarnos, lo hicimos a dos jornadas de que terminase la Liga". Después vino lo bueno, un proyecto de altura plagado de nombres para dar un salto de calidad. "Llegaron Monreal, Joaquín, Isco, Cazorla... y se aspira a algo más. ¡Y en un año alcanzamos la Champions y llegamos a cuartos!". Entonces llegó la parte cruel, una eliminación impensable en el descuento en Dortmund ante el Borussia. "En el campo no te lo podías creer. Pasó todo muy rápido, nos metieron los dos goles en dos o tres minutos. Fue una pena, un visto y no visto, pero es algo que pudimos vivir y que fue muy bonito mientras duró", rememora Camacho.

Su papel de acompañante perfecto en aquel Málaga para la historia y el rol de líder adoptado en los proyectos siguientes y menos gloriosos le permitieron alcanzar la selección en 2014. El Atlético, ya bajo las órdenes de Simeone, intentó entonces sin éxito llevarlo de vuelta de casa. Una salida frustrada que se repitió también este verano, cuando tenía un pie en la Premier con el West Bromwich. "Lo que ocurrió es que no se concretó el acuerdo entre los clubes", confiesa Camacho, a quien le atraía vivir otra aventura. "El fútbol es muy corto y nunca sabes cuando te van a llegar oportunidades de contratos, de vivir otras experiencias. Había vivido un cambio de entrenador y era probar otra cosa, pero perteneces a un club y tienes un precio y al final esa es la realidad. Se negoció, se intentó pero al final el que más apostó por mí fue el Málaga y estoy feliz por quedarme. Estoy muy contento aquí", confiesa Camacho, el pivote que llegó antes de tiempo al Atlético y que ahora lidera el nuevo proyecto de Juande, el quinto para él, en la Costa del Sol.

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