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Radiografía de un derroche cotidiano

Un local en Madrid de la calle en la que vivía José Luis Sáez facturó 226.000 euros en cuatro años

Carlos Arribas
José Luis Sáez, en 2015
José Luis Sáez, en 2015alejandro ruesga

El gasto de 737.000 euros (184.000 anuales) que entre 2011 y 2014 autorizó la Federación Española de Baloncesto benefició a decenas de restaurantes, principalmente en Madrid, Sevilla y Sanlúcar de Barrameda. El grueso del dispendio se concentró en dos locales de Madrid capital y en uno de Pozuelo de Alarcón en los que la FEB tenía abierta una cuenta de crédito.

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El informe de los auditores de BDO relata los detalles de un derroche (la federación ha sufrido pérdidas cercanas a los seis millones de euros entre los dos últimos ejercicios) cuya vinculación a la actividad federativa sus directivos no han logrado justificar. Muchas de las facturas se refieren a comidas y cenas en domingos y festivos, y en el lugar en el que veranea Sáez, por lo que difícilmente los auditores aceptan que se refieran a almuerzos de trabajo.

El restaurante Txistu, lugar habitual de celebraciones y tertulias deportivas en la capital, facturó al ente presidido por José Luis Sáez 188.589 euros por comidas y cenas entre 2011 y 2014. No fue el local el que más se lucró del gusto por restaurarse bien de los federativos del baloncesto español y sus invitados, pues el Portobello, ubicado en la misma calle en la que está ubicado el apartamento pagado por la FEB en el que Sáez vivía cuando estaba en Madrid, facturó en el mismo periodo 226.075 euros, lo que equivale a un gasto diario de 155 euros. En La Montanera, en Sevilla, el gasto en el mismo periodo alcanzó 53.913 euros.

Los gastos del presidente. Algunas de las facturas figuraban en el libro diario bajo los epígrafes Gastos de Alojamiento y Manutención y en las de Relaciones Públicas y Atenciones a Patrocinadores con la mención JLS, las iniciales del presidente, o Sáez, para señalar los gastos directos del presidente, que alcanzaron entre 2011 y 2015 la cifra de 663.776 euros. De los 274.375 euros invertidos en desplazamientos, 60.615 euros corresponden solo a los trayectos Madrid (sede de la federación)-Sevilla (residencia familiar de Sáez) y vuelta. Los gastos de manutención pasados solo por Sáez entre 2011 y 2013 llegaron a 229.612 euros. Llama la atención de los auditores que el número de apuntes de manutención en cada año (311 en 2011, 356 en 2012 y 266 en 2013) sumado al número de días en cada año en que devengó dietas por desplazamientos (141 en 2011, 95 en 2012 y 125 en 2013) superé en cada año el número de días naturales. “Esto pone de manifiesto que el presidente percibía dietas por desplazamiento e incurría simultáneamente en gastos de manutención”, se destaca en el informe.

Los de su familia. Entre 2011 y 2015, la FEB asumió 11.220 euros de gastos de la familia (esposa e hijos) de Sáez. La mayoría se corresponde con gastos de desplazamiento. La FEB no pudo aportar documentación que justificara que dichos gastos estaban afectos a la actividad federativa.

Y gastos particulares. Los técnicos de BDO observaron que de la llamada Cuenta de Anticipos de la FEB el presidente solicitaba anticipos de dinero en efectivo y en ella cargaba determinados gastos particulares o “no afectos a la actividad”. El importe máximo adeudado por el presidente a la FEB ha llegado a alcanzar la cifra de 61.014,74 euros, y el saldo medio de los cinco años estudiados (2011 a 2015), ascendió a un importe superior a 30.000 euros. Después del inicio de las inspecciones puestas en marcha por el CSD, José Luis Sáez devolvió 25.000 euros, el 10 de diciembre de 2015. Entre los cargos de la cuenta destacan los 982 euros al mes del Colegio Mayor en que se alojaba la hija de Sáez, los 134 euros del Canal + de la casa de Sevilla o los 770 euros pagados a la comunidad de propietarios de su vivienda de vacaciones en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz).

Más de un millón en Londres. Los inspectores destacan que las cuentas de sufrieron un incremento significativo en el ejercicio de 2012, el año de los Juegos Olímpicos de Londres. La FEB se gastó en esos conceptos 1.206.201 euros solo en el periodo olímpico, entre el 27 de julio y el 12 de agosto. Más de medio millón de euros se destinó a entradas para las competiciones, y 165.227 euros a gastos de alojamiento. La selección se alojó en la Villa Olímpica en aquellos Juegos.

Ordenadores desaparecidos. La denuncia inicial de 2015 señalaba el descontrol del material informático. Los inspectores de BDO solicitaron a los responsables de la federación la ubicación de 15 ordenadores para comprobar su existencia física. Comprobaron que 10 de los ordenadores señalados en su selección se encontraban en paradero desconocido: los responsables no sabían ni a quién se les había atribuido y el lugar en el que se encontraban. Un ordenador había sido objeto de robo. Los otros cuatro están atribuidos a personal de la FEB no presente en la sede y no pudieron ser objeto de verificación. “No existe un control sobre el uso y el destino de los equipos informáticos de la Federación de Baloncesto, lo que permite que aquellos de los que se desconoce su ubicación y titular pueden haber acabado en manos de terceros ajenos a la FEB tal y como mantenía la denuncia presentada”, concluye el informe de la auditoría.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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