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OBITUARIO

Muere Junko Tabei, la primera mujer en la cima del Everest

La alpinista japonesa inspiró a toda una generación de escaladoras

Junko Tabei, en 2003.
Junko Tabei, en 2003.GOPAL CHITRAKAR (REUTERS)

En poco menos de un año, el alpinismo japonés ha perdido a sus dos grandes damas: el pasado diciembre perdió la vida Kei Taniguchi, la primera mujer en recibir el máximo galardón que concede el alpinismo: el Piolet de oro. El 20 de octubre, un cáncer de estómago acabó con la pionera Junko Tabei (Miharu, Fukushima, 1939), la primera mujer que pisó la cumbre del Everest. Fue en 1975, 22 años después de la conquista de la montaña más elevada del planeta, y tres años antes de que Reinhold Messner y Peter Habeler contradijesen a la ciencia y escalasen hasta la cima, de 8.848 metros, sin emplear oxígeno artificial. Las tres fechas figuran como verdaderas referencias en la historia del himalayismo. Resulta complicado entender la trayectoria de Taniguchi sin mirar a Tabei. Esta alpinista, de apenas 152 centímetros, no frenó su carrera en la cima del Everest: la impulsó definitivamente. En la década de los setenta, solo los alpinistas de élite se medían con el Everest, y para cuando Tabei se plantó en su campo base, se había fabricado un currículo notable a fuerza de jugar en el patio de los hombres: había escalado montañas europeas de referencia y presentaba la segunda ascensión absoluta del Annapurna III (7.555 meros) estrenando un nuevo itinerario en la cara sur en compañía de un compatriota y de dos sherpas. Graduada en Literatura Inglesa por la Universidad femenina de Showa, fundó en 1969 el Club de Montaña para Mujeres de Japón, la mejor manera de crecer sin el paraguas de los hombres, muchos de ellos reacios a encordarse con ella. Esto explica que en 1975 (Año Internacional de la Mujer por la ONU) la única expedición que recibió el permiso de Nepal para enfrentarse al Everest fuese la de Junko Tabei… y otras 14 alpinistas japonesas. Todas regresaron a su país ilesas celebrando el éxito de Tabei, que se plantó en la cima junto al sherpa Ang Tsering. Dos semanas antes de firmar su gesta, una avalancha se tragó a Tabei: Tsering la rescató cuando llevaba más de cinco minutos sepultada. Tabei dividió su existencia entre las montañas y la literatura: escaló el Shisha Pangma (8.013 metros), se adjudicó el Leopardo de las Nieves (las cimas más elevadas de la extinta Unión Soviética), fue la primera mujer en sumar las siete cumbres más elevadas de los siete continentes y se enfrascó en un viaje infinito que la llevó a conquistar las cimas más elevadas de 60 países. El pasado mes de julio, Tabei se despidió del montañismo en el Monte Fuji, cerrando así un círculo vital que se abrió ante ella en otro volcán, el Nasu, cuando contaba apenas 10 años de edad y un profesor la condujo hasta su cima.

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