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El Barcelona chirría sin Piqué ni Iniesta

El equipo azulgrana, sin dos de sus pilares, perdió frente al Manchester City salida del balón y desequilibrio en la fase decisiva

Jordi Quixano
Suárez, Neymar, Busquets y Gomes, tras el gol de De Bruyne.
Suárez, Neymar, Busquets y Gomes, tras el gol de De Bruyne.Laurence Griffiths (Getty Images)

El Barça decidió virar el modelo de fichajes durante este verano porque el dinero dejó de ser elástico, porque las cuentas no cuadraban. “No pudimos fichar a figuras de primer orden porque necesitábamos fondo de armario y que cuando el entrenador quisiera hacer un cambio, pudiera mirar atrás”, señalan desde la cúpula del Barcelona; “queríamos reforzar la plantilla y no podíamos dejarnos 60 millones en un único futbolista. Los fichajes son opciones de futuro… porque los jugadores que están en su mejor momento hoy en día son muy caros. Y no podíamos pagar tanto. Con ello asumimos riesgos, porque podía salir mal, pero también bien”.

Ter Stegen ha encajado cinco goles en los últimos ocho disparos

La incidencia de Ter Stegen en el partido se explica por los 36 pases que dio, los mismos que Luis Suárez y más que Rakitic, por ejemplo, que se quedó en 27. Lógico si se atiende a la presión avanzada del City, que impidió jugar al Barça desde los orígenes. Pero Ter Stegen, aplicado con el juego de pies, logró conectar 30 toques bien (83%). Otra cosa fue bajo los palos, donde últimamente no está demasiado atinado.

“El portero del Barcelona debe estar preparado para esas dos o tres ocasiones que le llegan por partido”, cuentan desde el área deportiva desde hace muchos años. Valdés y Bravo, sus predecesores, brillaron por aparecer cuando tocaba. Pero a Ter Stegen le cuesta más de la cuenta. En el primer gol y el tercero del Manchester City poco o nada pudo hacer. Pero no estiró el brazo en el segundo y la falta de De Bruyne, fuerte pero centrada, acabó en gol. “Ter Stegen puede ser bueno con el balón en los pies, pero no estoy seguro de que pueda criar abejas”, escribió con acidez en su cuenta de Twitter el exazulgrana Gary Lineker, en referencia a su presupuesta falta de habilidad con las manos. “No tenemos ninguna duda con nuestro portero”, esgrimen desde el club. Como tampoco parece tenerlas el Camp Nou, que ya le ha vitoreado en más de una ocasión en la presente temporada. “No hay nada mejor que tener el público de tu lado”, resuelve el guardameta.

Ocurre, sin embargo, que Ter Stegen ha encajado cinco goles en los últimos ocho disparos a puerta que ha recibido el equipo. Así, frente al Valencia, recogió el balón de las redes en dos ocasiones después de tres disparos; frente al Granada no recibió susto alguno; y el City, que probó fortuna en 13 ocasiones —“sigo pensando que al Barça solo se le puede ganar atacando”, dijo con tino Guardiola en la previa del duelo—, acertó a meterla entre los palos en cuatro ocasiones. Y tres de ellos, dieron en el clavo.

El estipendio azulgrana, en cualquier caso, fue generoso porque el club se gastó 110 millones en cinco futbolistas (André Gomes, 35 millones; Alcácer, 30; Umtiti, 25; Digne, 16,5; Denis Suárez, 3,5). Pero como ocurre desde hace un lustro, las incorporaciones rara vez se asientan en el equipo titular, por más que con Luis Enrique cuenten con minutos. Así lo dicta el plan preestablecido de las rotaciones para mantener al equipo con poca carga de trabajo en el mes de marzo, que es cuando se deciden los laureles. “Hay que darles tiempo, es lo lógico”, defienden desde el área deportiva. Pero con Iniesta y Piqué frente al televisor en la noche del martes por una rotura parcial del ligamento de la rodilla y un esguince de tobillo respectivamente, el Barça palideció en el Etihad Stadium ante el Manchester City (3-1) y se reafirmó que el equipo resolutivo es el mismo de siempre, el que logró el primer triplete con Luis Enrique y repitió la Liga y la Copa en la temporada anterior. Una herencia, a la vez, del grupo que recogió Tito Vilanova.

“Hemos buscado jóvenes con futuro y con paciencia para que les lleguen las oportunidades”, reveló Robert Fernández la semana pasada. Futbolistas que no discuten la oligarquía del once inicial —con la excepción de Umtiti, que aprieta a Mascherano por ser el acompañante de Piqué— y que cuando toca partido grande aguardan en el banquillo. De las 13 incorporaciones en las últimas cinco temporadas solo se han asentado seis: Luis Suárez (81,7 millones), Rakitic (18), Bravo y Ter Stegen (12) en distintas temporadas, Neymar (93) y Alba (14). No ocurrió lo mismo con Song (19), Mathieu (20), Vermaelen (19), Douglas (4), Rafinha (recuperado), Arda Turan (34) y Aleix Vidal (17). Durante todos estos cursos, además de la brújula Messi, las dos piezas capitales que han salvaguardado el estilo han sido Piqué, encargado de sacar la pelota desde la raíz, e Iniesta, la frontera entre la zaga y la delantera, también el desequilibrio. Y sin ellos sobre el tapete, el Manchester City se llevó la partida.

La presión adelantada de los citizens ahogó al Barça, que no supo salir limpio desde atrás aunque se empeñó en tocar con pases de seguridad para luego lanzar el balón a una delantera que siempre perdió la batalla aérea. Los números explican que Sergi Roberto fue el que más pases dio (80), seguido de Umtiti (79) y Busquets (63). Lejos de los registros de los puntas —Messi (36), Neymar (57) y Luis Suárez (49)— y todavía más exagerado con los medios, porque Rakitic (27) y André Gomes (42) no manufacturaron fútbol sino que corrieron de arriba abajo exigidos por las contras rivales. Guardiola, que siempre quiso la posesión, decidió saltarse pasos en la construcción porque o bien robaba arriba o bien quería aprovechar los espacios a la espalda de la zaga azulgrana. El el Barça realizó 609 pases y el City se quedó en 327. Con eso fue suficiente para acorralar al equipo de Luis Enrique, que se quedó sin laterales largos. El problema estaba en el retrovisor.

“Entramos en barrena”

Luis Enrique ya realizó su diagnóstico en la sala de prensa del Etihad. “Tras el primer gol entramos en barrena al cometer infinidad de errores, sin la posesión de balón, sin la decisión correcta desde atrás, y, además, en el segundo tanto de ellos la falta era totalmente evitable”, convino. Quizá porque sin Piqué no se provoca tanto la salida del rival para ganar superioridades azulgrana en la siguiente línea y porque sin Iniesta no se filtran pases que dejen en posición ventajosa a los tres delanteros. Por lo que el Barcelona, que se vuelca en el área contraria por definición —“me gustan los equipos que atacan, me gusta esa filosofía”, recuerda con persistencia Luis Enrique—, pierde el control en las dos fases del juego si no se impone con la pelota entre los pies. Eso le ocurrió contra el City y, de nuevo, se acentuó esa sensación de que en el Barça, para ganar títulos, tienen que jugar los mismos de siempre.

Con Piqué, el Barça cierra la portería

Con Piqué en el campo el Barcelona encaja menos goles. Así lo dicen los números: en los 11 partidos que ha jugado, el equipo ha recibido nueve tantos (0,8 de media); y en los cinco que ha faltado, el equipo recogió nueve veces el balón de la portería para ascender la media a 1,8 tantos.

Dos años sin perder. Los azulgrana no caían en un partido de la fase de grupos de la Liga de Campeones desde la temporada 2014-2015. Entonces, el Barça perdió ante el PSG en el Parque de los Príncipes por 3-2.

Líderes de grupo. A pesar de salir derrotados en el partido ante el Manchester City, el equipo de Luis Enrique sigue líder de la clasificación del grupo C de la Liga de Campeones con 9 puntos. Si los azulgrana empatan en Glasgow ante el Celtic, estarán clasificados matemáticamente para los octavos de final.

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