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“Lopetegui puede ser un líder autoritario o participativo, según la situación”

El psicólogo Juan Carlos Álvarez asesora al seleccionador español en la gestión del vestuario y "el entorno"

Diego Torres
Juan Carlos Álvarez, coach de Lopetegui.
Juan Carlos Álvarez, coach de Lopetegui.© Carlos Rosillo (EL PAÍS)

El seleccionador español, Julen Lopetegui, tiene un coach. Se llama Juan Carlos Álvarez Campillo (Oviedo, 1961), fue durante diez años entrenador de baloncesto de nivel colegial, es licenciado en psicología por la Universidad de Oviedo y ha trabajado con Eusebio Sacristán, Carolina Marín, la selección española de hóckey hierba y la golfista Natalia Escuriola, entre otros deportistas que no tienen inconveniente en que se sepa que se preocupan por su preparación psíquica. No es el caso de la mayoría de los futbolistas que solicitan su apoyo.

Pregunta. ¿Cómo se definiría?

Respuesta. Como entrenador mental: aúna coaching y psicología.

P. ¿Por qué le necesita Lopetegui?

R. No es que me necesite. Es que busca un modo Julen busca un modo distinto de pensar su trabajo.

P. Las selecciones de Inglaterra y Alemania también trabajan con psicólogos. ¿Sabe cuáles son sus métodos?

Los aspectos mentales condicionan más a los equipos que la técnica o la táctica. No hablamos de problemas psíquicos. Hablamos de concentración, de autoestima...

R. No. Yo he desarrollado los míos después de muchos años en la empresa y en el deporte.

P. ¿Cómo es conveniente que actúe? ¿Individualmente, integrado en los equipos, o manteniéndose al margen?

R. Por mi experiencia lo mejor es trabajar desde fuera. Trabajando con el entrenador algunas dinámicas con el equipo y con algún jugador individualmente, si quiere reforzar algún tema mental. No estamos hablando de problemas psíquicos. Hablamos de aspectos como concentración, confianza, el creer más en uno mismo. Si te integras en el club o en la federación pierdes perspectiva. Pero sí conviene participar de algunas actividades del equipo.

P. ¿La autoestima puede condicionar la vida de un deportista tanto como las cuestiones técnicas o tácticas?

R. Más. Porque un jugador que esté bien técnica y tácticamente, entienda el juego perfectamente y esté en un excelente estado de forma física, si pierde la concentración o tiene preocupaciones o no cree lo suficiente en él… se puede ir del partido. Un defensa, a poco que se despiste puede provocar una situación de riesgo o de gol que afecte a todo el equipo.

P. ¿Es posible que alguien que ha llegado a la elite porque tiene un gran ego dude de su capacidad?

R. Hay dos caras. Una de ego y de sentirse lo más grande. Esto es bueno si se gestiona bien. La cara del ego es la que se muestra en público, afición, directiva y medios. Pero detrás, en su lado más oscuro, privado e íntimo, todas estas personas por más de elite que sean tienen sus inseguridades, sus miedos, y sus faltas de confianza. Necesitan gestionar esto para mantenerse de forma sostenible y continua en el máximo nivel. De lo contrario rinden por destellos. Están un día y al siguiente desaparecen porque aparecen estas inseguridades detrás.

P. ¿Un deportista de alto nivel necesitan más reconocimiento que, digamos, un abogado, un arquitecto o un médico?

Desde la óptica del liderazgo, que Julen requiera un coach es un síntoma de fortaleza y valentía. Los grandes líderes buscan rodearse de personas que les aporten valor e ideas, sin importarles que digan que se apoyan en un psicólogo

R. Un deportista de elite lo necesita, no por alimentar el ego sino porque está más expuesto a los errores. Como las críticas son tan contundentes necesitan que los elogios también lo sean para que haya un equilibrio. Según las teorías de motivación y de feedback que se extraen de las investigaciones académicas, se dice que para que haya un equilibrio debe haber una proporción de entre 2-3 a 1. Por cada crítica debería haber al menos dos o tres elogios para que en su cabeza haya un equilibrio. Recuerdo el caso de un jugador destacado de Primera. Me decía: “Mira, cuando acabo de entrenar parece que lo he hecho todo mal porque me voy a la ducha y lo que me queda en la cabeza es lo que me ha dicho el entrenador, que no corro lo suficiente, que no he ayudado, que no estoy atento. ¡Joder! ¡Parece que soy muy malo! Me voy a casa en el coche pensando que lo he hecho todo mal’. Lo que necesita ese jugador es que con las correcciones le digan lo que está haciendo bien y su contribución al equipo. Desde ahí tiene un equilibrio que le permite tener confianza y superarse. Si no es más fácil que se hunda y se bloquee.

P. ¿Sus servicios no son un síntoma de debilidad del seleccionador nacional?

R. Todo lo contrario. Desde la óptica del liderazgo es un síntoma de fortaleza y valentía. Los grandes líderes en la empresa y el deporte buscan rodearse de personas que les aporten valor e ideas para impulsar aún más su rol. Al hacerlo hay que tener humildad pero sobre todo mucha valentía. Que no te importe que digan que te apoyas en un psicólogo. Eso la gente insegura no lo hace, o lo oculta.

P. ¿Pero no es una contradicción que el coach necesite un coach?

R. Un entrenador puede usar el palo y la zanahoria, machacando a la gente, exprimiéndola, y sigue siendo el coach pero eso no es coaching. En inglés, coach tiene dos acepciones. Define al entrenador y también a la persona que se dedica a que el entrenador y los jugadores saquen el máximo rendimiento.

P. ¿Qué le puede ofrecer un coach a un entrenador?

R. Le ofrece un poco de perspectiva sobre lo que está pasando con él y con el equipo, y con el entorno de medios, afición y directiva. Los técnicos están tan imbuidos en el día a día que pierden un poco de visión. Eso ya es muy importante: plantearse las cosas de un modo más neutro y con una visión más fresca. El coach es una persona de confianza con la cual pueden compartir abiertamente todos los temas que le preocupan o se planean. Al compartir un espacio de confianza se abren, y entonces en el mismo proceso de contarlo y expresarlo al coach, empiezan a clarificar, ordenar y dar forma a sus ideas. Eso no lo pueden hacer habitualmente en su entorno.

P. ¿El coach es un vehículo para que el entrenador dialogue consigo mismo?

R. ¡Correcto! El entrenador ve una parte de la realidad y no está viendo la figura completa. Mediante preguntas y retos el coach le hace cuestionarse cosas que puede que, absorbido por el día a día, no se esté planteando.

El entrenador ve una parte de la realidad y no está viendo la figura completa. Mediante preguntas y retos el coach le hace cuestionarse cosas que puede que, absorbido por el día a día, no se esté planteando

P. ¿Como qué?

R. Hacia dónde va. Recordar sus objetivos, su visión, su significado de éxito.

P. ¿Ha trabajado con algún jugador de la selección?

R. Sí.

P. ¿Cómo definiría el carácter de Lopetegui?

R. Tiene unos principios muy claros y es muy fiel y muy coherente con ellos. Él tiene claro en qué se basa su forma de trabajar y de relacionarse y siempre va con el respeto y la honestidad por delante. También me sorprende la visión de alcanzar logros. Quiere sacar lo mejor del equipo y lograr los mayores éxitos.

P. ¿Pero eso no es lo que persiguen todos los entrenadores?

R. No. Algunos entrenadores están pensando más en salvar su puesto y trabajan desde ese objetivo. Solamente quieren ganar. Julen cree en el desarrollo del jugador.

P. ¿Se ha propuesto ganar la Copa del Mundo?

R. No todavía; pero yo sé que eso está en el trasfondo.

P. ¿Cómo mide sus objetivos? ¿En términos de títulos o de juego?

R. Su objetivo es sacar el máximo rendimiento del equipo. Y eso le tiene que llevar a ocupar la máxima posición a la que pueda optar, salvo que haya otro que ofrezca un rendimiento mayor.

La falta de concentración se relaciona con la angustia, con la impotencia. Los entrenadores y los jugadores a veces ponen el foco en cosas que no pueden controlar y eso genera frustración

P. ¿Tiene muchas dudas?

R. Las normales en un deportista de alto nivel. Es bueno que haya algunas pero no es lo que caracteriza a Julen. Las dudas están ahí como parte del trabajo pero yo diría que él tiene mucha seguridad en lo que hace. Es una persona que cuida mucho los detalles y los aspectos que hay alrededor del equipo y los jugadores. Está al tanto de todo.

P. La mayoría de entrenadores se jactan de no tener dudas.

R. Eso lo que esconde son bastantes inseguridades. Si no tienes dudas no puedes tener alternativas ante los problemas que se presentan. Cuando tienes distintas opciones dudas y reflexionas sobre ello. Quien dice que no tiene dudas exhibe un mecanismo defensivo, tapa algo que no quiere mostrar.

P. ¿Qué tipo de líder es Lopetegui?

R. Para que el liderazgo funcione bien uno debe aplicar distintos estilos según el jugador y la situación. Eso es algo que él combina perfectamente. Hay entrenadores que mantienen un estilo: autoritario o participativo. Esto es un error. Julen, como todo buen líder, maneja distintos registros según la situación o el jugador. Puede utilizar el registro autoritario en un momento concreto, o el participativo, asambleario, o el de generar buen clima. Está comprobado que el clima dentro del equipo tiene influencia en los resultados.

P. ¿Cómo se crea buen clima?

R. Desde la comunicación franca. Esto tiene que ver con la claridad de los principios y la coherencia. Si dices una cosa un día tienes que actuar en la misma línea en días sucesivos. Porque hay algunos que dicen un día una cosa y más adelante dicen otra, se olvidan, pero los demás no. Crear espacios de diálogo para conocer los puntos de vista de los jugadores también ayuda a crear buen clima. Los jugadores deben poder explicarse. La atmósfera mejora cuando estimulas relaciones de ganar-ganar dentro del equipo, para que nadie se aproveche de nadie y todos salgan beneficiados.

P. En el Europeo Sub-21 de 2013 Lopetegui se ganó a la expedición oficiando de asador de barbacoas. ¿El asado es un instrumento psicológico?

P. En los temas de ambiente es importante tener otra actividad fuera del terreno de juego y del vestuario. Pero hay que empezar creando otros pasos previos. Primero la consolidación, luego las barbacoas. Una definición avanzada de líder es que el líder tiene que servir al equipo. Porque el líder tiene que ayudar al equipo a dar lo mejor. Facilitarles que den lo mejor. Facilitándoles la comida, por ejemplo. En la barbacoa, más que darles de comer está sirviéndoles. Está haciendo de “cocinero”.

P. Se ha puesto de moda la expresión “falta de intensidad”. Esto apunta a la falta de concentración. ¿La falta de concentración es síntoma de pereza y egomanía o de angustia y sufrimiento?

R. Se relaciona con la angustia, con la impotencia, con la frustración, con que no están saliendo las cosas como uno quiere. Con poner el foco donde no se debe. Porque el jugador a veces pone el foco en cosas que no puede controlar y ahí se genera esta impotencia. Esto se puede trabajar si el jugador está entrenado mentalmente. Para que cuando tenga un lapsus de este tipo lleve el foco a lo que depende de él. El futbolista no pude controlar al árbitro, al rival, al terreno de juego, los silbidos de la afición. A veces el jugador se dispersa porque pone el foco donde no debe y se va del partido.

P. ¿Los entrenadores también pierden concentración e intensidad?

R. A veces los entrenadores también se van de los partidos. Dudan de si han puesto al jugador adecuado, si han tomado la decisión acertada. O bien por un tema personal que tengan en la cabeza, o porque se alteran con un error, o con el árbitro, pierden el foco y no son capaces de tomar distancia para leer el partido y tomar las decisiones. Si te metes tanto en lo que está pasando pierdes perspectiva para actuar. No te concentras porque solo ves una parte de lo que ocurre.

P. ¿Existe un el ejercicio básico para no perder la concentración?

R. Lo primero es tomar distancia de lo que está ocurriendo para cumplir con los objetivos que te has planteado antes del partido sin dejar que te alteren las emociones. Si eres jugador, un ejercicio es definir los objetivos antes del partido y tenerlos presentes para que no te altere lo que no puedes controlar. No pensar en las decisiones del árbitro cuando tu objetivo no es determinar la justicia de lo que decide el árbitro sino dar buenos pases, correr, o ayudar a tus compañeros. El entrenador igual: debe prepararse y decir: ‘¿Qué es lo que quiero en este partido? ¿Cómo quiero que estén posicionados mis jugadores? ¿Cómo los tengo que corregir si se despistan? ¿Cuáles son las alternativas si el rival cambia su planteamiento?’. Si el técnico se pone a protestarle al árbitro debe darse cuenta de que eso no estaba previsto.

P. ¿Y si los objetivos no se cumplen? ¿Qué ganas concentrándote en aquello que puedes controlar si es evidente que tampoco lo controlas?

R. Hay que tener objetivos de distintos niveles entre lo que puedes y no puedes controlar. Un objetivo puede ser que vas a rebasar a tu contrario varias veces; pero también debes tener un objetivo más controlable, porque a lo mejor ese día el rival está mejor que tú. Puede decir: ‘Si mi lateral me tiene tomada la medida debo tener un objetivo relacionado, como ser más rápido en el desmarque, ver algún hueco, o en lugar de encarar tanto y buscar el uno contra uno puedo buscar una posición más ventajosa’. Encontrar un hueco depende más de ti, recibir un balón en el que no estés tan marcado por tu rival también depende de tu movilidad. Los desmarques dependen de ti.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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