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Hechos insólitos que sólo pasan en la liguilla mexicana

El sistema de competencia hace impredecible a la Liga MX , pero existen ciertos datos a considerar antes de salir al campo

Elías Camhaji
La afición de Tigres en el estadio Universitario.
La afición de Tigres en el estadio Universitario.J. Aguilar (AFP)
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El fútbol mexicano tiene un sistema de competencia poco convencional. Después de disputarse las 17 fechas de la temporada, los ocho equipos mejor clasificados disputan la liguilla para definir al campeón. Cuando el octavo clasificado (Toros Neza) venció (9-2) en el torneo de Invierno de 1996 al superlíder (Atlante) fue tan sólo la primera muestra de lo que podía pasar. Un club puede arrasar durante el torneo y quedar eliminado contra un rival con resultados mucho más modestos, pero que tenga una racha ganadora en la recta final del campeonato.

Esta peculiaridad hace de la Liga MX una competición prácticamente impredecible, en la que cualquiera puede ganarle a cualquiera. Se han disputado 40 fases de eliminación directa hasta antes de este torneo. Existen, sin embargo, ciertas regularidades estadísticas y tendencias que los participantes pueden considerar antes de salir al terreno de juego.

24 puntos suelen ser suficientes para clasificar (pero puedes quedar fuera con 31 y pasar con 22)

Un equipo necesita en promedio 24 puntos para avanzar a la fiesta grande del fútbol mexicano, una suma que aleja a los clubes del descenso y que suele bastar para arañar un puesto en la liguilla. También ha habido casos extraordinarios de equipos que no lograron un puesto a pesar de cosechar una gran cantidad de unidades y, al contrario, de escuadras que saldaron su pase, a pesar de completar torneos mediocres.

Los Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara quedaron eliminados con 31 puntos en el Apertura 2003 y una efectividad del 54%. En ese tiempo había 20 equipos en la liga y un repechaje, basado en cuatro grupos con cinco equipos. Si un club estaba mejor ubicado que el segundo lugar de uno de los grupos, ambos jugaban una eliminatoria de ida y vuelta por un lugar. Tecos, el sexto clasificado, perdió contra Cruz Azul, el onceavo. Algunos de los beneficiados por el ya extinto repechaje (que perduró en diferentes modalidades) fueron los Santos Laguna (en el Apertura 2008) y Morelia (Apertura 2006 y 2007), que avanzaron con apenas 22 puntos y una efectividad del 43%.

Es mucho mejor avanzar como segundo que de primero

Uno de los puntos a debate de la liguilla es si merece la pena terminar como líder de la competencia regular. En un formato de torneos largos, el primero es el campeón. En la liguilla no. En siete ocasiones el mejor clasificado ha sido el campeón, es decir, en menos de un 20% de las veces. Los segundos lugares son por mucho los más exitosos con 13 campeonatos, seguidos por los terceros con ocho.

Evita a toda costa clasificar en sexto sitio

Ningún equipo ha sido campeón de México después de clasificarse en el sexto sitio. El cuarto y el séptimo apenas corren mejor suerte, con un solo título. Para la liguilla del Apertura 2016, Pumas se enfrenta a esta especie de maldición. El Querétaro estuvo a punto de superarla en el Clausura 2015, pero perdió la final contra Santos.

La ‘campeonitis’, ¿existe?

Los Pumas de Hugo Sánchez como técnico se convirtieron en el primer equipo en hilar dos campeonatos en el Clausura y el Apertura 2004. Este hito llamó la atención de los medios y los fanáticos, ya que hasta ese punto los campeones no repetían, sino que batallaban para ganarse un puesto en la liguilla.

Este fenómeno, conocido como la ‘campeonitis’, se atribuía mayoritariamente a que los clubes que llegaban más lejos tenían menos tiempo para prepararse que el resto. El segundo en romper con la “malaria” fue León en el Apertura 2013 y el Clausura 2014. Un equipo afectado recientemente por la ‘campeonitis’ ha sido Santos (campeón en el Clausura 2015 y decimoquinto en el torneo siguiente).

La historia nunca se repite

La falta de regularidad no sólo afecta a los mejor clasificados. En ninguna ocasión han repetido los mismos ocho en la liguilla de dos temporadas consecutivas. Un caso interesante fue el Clausura 2005, sólo Monterrey, el subcampeón del torneo anterior, logró clasificarse a esa liguilla. El bicampeón Pumas naufragó hasta el sitio 16, el semifinalista Atlas fue último y los otros 5 que habían calificado en el Apertura 2004 no superaron el lugar 10.

Elude las aglomeraciones en la tabla

El torneo mexicano suele cerrarse en las últimas fechas. Los equipos compiten en la última jornada con "calculadora en mano" y descifran las combinaciones de resultados que les permiten meterse entre los primeros ocho. Un triunfo, un punto o, incluso, un gol pueden marcar la diferencia entre quedar eliminado o aspirar al trofeo de campeón.

En el Clausura 2006, la diferencia entre el quinto lugar (San Luis) y el quinceavo (Veracruz) fue de sólo cinco puntos. Chivas avanzó en séptimo con 23 unidades y cuatro equipos se quedaron con 22: Dorados de Sinaloa, Morelia, Pumas y Tecos. Los sinaloenses descendieron y se vieron obligados a ceder su puesto a Monarcas, que tenía la mejor diferencia de goles.

¿Cuánto influye esto? "Las estadísticas no juegan", reza el adagio futbolístico. 

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Sobre la firma

Elías Camhaji
Es reportero en México de EL PAÍS. Se especializa en reportajes en profundidad sobre temas sociales, política internacional y periodismo de investigación. Es licenciado en Ciencia Política y Relaciones Internacionales por el Instituto Tecnológico Autónomo de México y es máster por la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS.

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