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Dos años del asesinato de ‘Jimmy’

La muerte televisada del ultra del Deportivo sigue sin culpables dos años después por los vericuetos judiciales

Hinchas del Deportivo homenajean a Jimmy en A Coruña, en diciembre de 2014.
Hinchas del Deportivo homenajean a Jimmy en A Coruña, en diciembre de 2014.

Se cumplen dos años de la muerte de Jimmy,Francisco Javier Romero Taboada, el ultra del Deportivo de 41 años, asesinado a palos a orillas del río Manzanares. Un homicidio televisado que marcó un antes y un después en las medidas de seguridad en los estadios y de erradicación de la violencia en el fútbol en España, pero que sigue sin culpables.

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Tanto los cuatro mayores de edad acusados de homicidio por la policía —Francisco Javier Jiménez Linares (28 años), José Luis Zarzoso (38), Ismael López Pérez (34) y Sergio Santiago Martínez (23)— como el menor (Álvaro C. G., alias Kit-Kat), todos ellos miembros del Frente Atlético, siguen en libertad. Hasta cuatro jueces se han hecho cargo del procedimiento en la causa de los adultos, con 100 detenidos en la llamada Operación Neptuno, vídeos y fotografías publicadas, geolocalizaciones de móviles, mensajes (también reproducidos y publicados), intervenciones telefónicas, testigos (protegidos y desprotegidos), elementos encontrados en los domicilios de los detenidos… Después de que algunos jueces les declararan culpables y les encarcelaran, otros magistrados les pusieron en libertad alegando “falta de pruebas”.

La defensa —pagada con colectas realizadas por el propio Frente Atlético— en, al menos el caso de dos de los mayores, corre a cargo del conocido exfiscal de la Audiencia Nacional (y ahora abogado penalista) Ignacio Gordillo, compartida y acordada con la también penalista Margarita Santana.

La estrategia de Gordillo

Su estrategia de defensa ha consistido en esgrimir un error en la identificación de una de las víctimas, correspondiente a uno de los vídeos presentados como prueba por la policía. El que aparece en ese vídeo no es Jimmy, sino Santiago A. (otro ultra de Riazor Blues), que fue también brutalmente atacado y arrojado al río por el mismo grupo agresor a escasos metros de distancia de su colega, según los datos aportados por la policía y por varios testigos.

Por su parte, el entonces menor de edad, Álvaro C. G., líder de los cachorros del Frente Atlético, y ahora ya mayor de edad, fue inicialmente condenado a seis años de internamiento en régimen cerrado y dos años de libertad vigilada como responsable de un delito de homicidio, otro de tenencia ilícita de armas y otro de riña tumultuaria. Posteriormente, tras recurrir la sentencia, fue absuelto del delito de homicidio, y responsabilizado únicamente de un delito de riña tumultuaria y otro de tenencia ilícita de armas. Se le impuso una medida de 70 horas de prestación en beneficio de la comunidad.

La resolución, de julio de 2015, señalaba que no existía prueba de cargo suficiente para destruir la presunción de inocencia del menor respecto del delito de homicidio y, frente a lo decidido por el primer juez, se refería a “la falta de credibilidad del denominado testigo protegido”. La decisión de ese tribunal, formado por los magistrados Juan José López Ortega, María José García-Galán y José Joaquín Hervás, no dio validez al testimonio del testigo. El titular del Juzgado de Instrucción número 20 de Madrid, Pedro Marchante Somalo, que instruye la causa principal de los adulto les había puesto en libertad.

Nuevos sucesos

El resultado, dos años después de esas violentas imágenes que mostraban a cientos de ultras apaleándose a orillas del Manzanares en las horas previas al encuentro que debía enfrentar al Atlético de Madrid y al Deportivo, es que nadie ha resultado condenado por la muerte a palos de Jimmy.

Entretanto, y pese a la batería de medidas adoptadas por el Consejo Superior de Deportes para controlar a los violentos en el fútbol, se suceden hechos semejantes entre ultras de equipos rivales. Se comprobó hace unos días en Sevilla con el ataque de ultras sevillistas a los aficionados de la Juventus; hace dos meses con los incontrolados del Legia de Varsovia, en Madrid; y en el verano de 2015 con la algarada del reincidente Frente Atlético en Oviedo.

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