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La espina de Pedro con La Roja

El extremo canario, decisivo en el Chelsea líder de la Premier, no pierde la esperanza de ser citado por Lopetegui y borrar la mala imagen que dejó en la Eurocopa

Ladislao J. Moñino
Pedro festeja uno de sus dos goles al Bournemouth.
Pedro festeja uno de sus dos goles al Bournemouth.Frank Augstein (AP)

El final de la temporada pasada, no fue agradable para Pedro Rodríguez (Santa Cruz de Tenerife, 29 años), que ahora disfruta de un excelente momento en el Chelsea de Antonio Conte, dominador autoritario de la Premier League. El extremo canario aún tiene metido en la cabeza el revuelo armado por aquellas declaraciones suyas durante la Eurocopa de Francia en las que se cuestionaba si merecía la pena seguir en la selección para no jugar. Sus palabras rompieron la armonía interna que los integrantes de la expedición trataban de transmitir desde dentro hacia afuera.

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Sin entrar por el momento en los planes del seleccionador Julen Lopetegui, Pedro tiene una espina clavada con la selección. Si esa Eurocopa finalmente es su última aparición en La Roja, le habría gustado despedirse de otra manera. Siente que con el rendimiento que ofreció, contribuyó a la conquista del Mundial 2010 y la Eurocopa de 2012, esa última etapa no se corresponde con su deseo de haber finalizado su carrera como internacional de una manera menos abrupta y polémica. En la conferencia de prensa que se vio obligado a ofrecer tras aquellas declaraciones trato de dejar claro que no cuestionaba a Del Bosque, que se refería al futuro. Sin embargo, al exseleccionador, que le había incluido en la lista para el Europeo pese a no haber firmado una buena temporada, no le agradaron sus palabras. Las consideró, cuando menos, inoportunas.

Tampoco a Pedro le ha llenado que ese sea su último recuerdo como jugador de la selección. Ha estado atento a todas las convocatorias de Lopetegui. Apoyado en su buen momento, no pierde la esperanza de ser convocado si mantiene el nivel que ha alcanzado bajo la dirección visceral y pasional de Conte.

Pedro ha declarado recientemente que es imposible no escuchar los gritos de su entrenador durante los partidos. El técnico italiano, más que vocear, huracana instrucciones mientras gesticula con desenfrenados aspavientos. Bajo esa dirección histriónica y muy exigente en lo táctico y en lo físico, Pedro se ha acomodado a un estilo de juego que explota su velocidad en los espacios. “Está disfrutando del estilo y mostrando sus cualidades”, ha admitido Conte. Su renuncia al 4-4-2 con el que empezó la temporada, en el descanso del Arsenal-Chelsea (3-0), ha consolidado al extremo canario en un equipo que desde entonces contabiliza 12 victorias seguidas. El implante del 3-4-3 con el que el preparador italiano triunfó en la Juventus y en la selección italiana ha relanzado a Pedro. En el anterior dibujo, alternaba la titularidad con Moses. El cambio de sistema ha llevado a este último a la posición de carrilero y ha fijado como indiscutible extremo derecho al exazulgrana.

El principal perjudicado de la explosión de Pedro ha sido el brasileño William. “Pedro está jugando un gran fútbol, y además trabaja mucho para el equipo. No es fácil dejar a Williams en el banquillo. Como en el caso de Moses, en pretemporada era difícil imaginar que Pedro podría estar en el once titular”, ha confesado Conte. La confianza que le ha otorgado el técnico es señalada por Pedro como decisiva

La ayuda de Iniesta

 Pedro vive su mejor momento desde que aterrizó en Londres en septiembre de 2015. Para que su fichaje por el Chelsea se diese tuvo que mediar Andrés Iniesta. Ni Luis Enrique ni la dirigencia del Barcelona estaban dispuestos a dejarle marchar. Sin embargo, Pedro intuía que con Messi, Luis Suárez y Neymar no tendría muchos minutos. La intervención de Iniesta, con esos argumentos de por medio, posibilitaron que Luis Enrique y el club terminaran por acceder a su traspaso.

En su primera temporada como jugador del Chelsea se vio arrastrado por la dinámica de un equipo que no acabó de arrancar bajo la dirección de José Mourinho. Los conflictos del vestuario con el técnico portugués convirtieron el ambiente en irrespirable. Su sustituto, el holandés Guus Hiddink, apaciguó los ánimos, pero no logró que el equipo levantara el vuelo ni colectiva ni individualmente. Con todo, Pedro fue llamado por Del Bosque para la Eurocopa y solo dio que hablar por sus declaraciones. La espina que aspira a quitarse.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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