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Prandelli dimite como entrenador del Valencia a los tres meses de su llegada

El técnico italiano se marcha de un club después de dirigir al equipo en solo diez partidos

Prandelli durante un partido de Copa en Mestalla.
Prandelli durante un partido de Copa en Mestalla.MANUEL BRUQUE (EFE)

Fagocitado por los resultados, la incierta dirección deportiva y la lejanía del poder que ostenta Peter Lim, Cesare Prandelli ha dicho basta. No se siente capaz de enderezar el rumbo del Valencia, un equipo a la deriva, disconforme con la actitud y calidad de una plantilla, con las manos atadas para llevar a cabo una revolución debido al bloqueo económico en la entidad propiedad de Peter Lim. El magnate de Singapur no está dispuesto a invertir un euro en el mercado invernal para recomponer un vestuario en el que no cree el técnico italiano. Voro, delegado del equipo, volverá a tomar las rienda del banquillo de forma interina.

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El club emitió la noche de este viernes un comunicado en el que calificó de “sorprendente” la decisión de Prandelli, que se produce en “un momento delicado por la difícil situación deportiva del primer equipo”. También la considera “todavía más inesperada” pues faltan solo unos días para que se abra el mercado de invierno.

Tres meses han valido a Prandelli para desencantarse del Valencia y del “sueño de entrenar en España”. La realidad se ha impuesto a los deseos del entrenador transalpino, superado por un club convulso, mal gestionado a 12.000 kilómetros de distancia, desde la lejana Singapur, sin aparecer su propietario por Mestalla, Peter Lim, hace casi un año.  El dirigente ha desamortizado al equipo vendiendo a sus mejores activos (Mustafi, André Gomes y Paco Alcácer), parcheando la plantilla con jugadores con escaso bagaje profesional (Medrán o Munir) o acudiendo a última hora al almacén de Jorge Mendes para completar la plantilla mal estructurada (Mangala y Garay).

“García Pitarch me convenció de que era un proyecto interesante, que la propiedad es de un grupo de personas con ambición. Venir a España, a una sociedad gloriosa, histórica, que quiere volver a ser grande, es perfecto”, confesaba con ilusión Prandelli tras su llegada a España.

En apenas dos meses, el exseleccionador italiano tornó su amabilidad y esperanza en amargura y desencanto. En ocho jornadas de Liga al frente del Valencia tan solo consiguió una victoria (en su debut frente al Sporting), tres empates y cuatro derrotas, números que dejan al equipo a las puertas del infierno, en el puesto 17 empatado con el Sporting con 12 puntos, la frontera con el descenso.

En la víspera de la jornada 15, antes de enfrentarse el Valencia con la Real Sociedad, Prandelli estalló contra el vestuario tildándolo de poco profesional. “Quien no esté aquí con ganas, ¡fuera! Quien no esté aquí con la voluntad de sufrir, quien no tenga carácter, temperamento, personalidad, quien no tenga amor por la camiseta, ¡fuera! ”, estalló Prandelli responsabilizando a los jugadores de la caótica situación del equipo. No tuvo en cuenta el técnico de Brescia que la plantilla la conformó el director deportivo, Suso García Pitarch, acatando las austeras órdenes de Peter Lim.

Prandelli, junto a García Pitarch y la presidenta, Layhoon, marcharon a mitad de diciembre hacia Singapur para exponer a Lim el diagnóstico del mal del Valencia e intentar buscar el remedio al enfermo. Tras el cónclave todas las partes acordaron la necesidad de reforzar al equipo en el mercado invernal. Prandelli, a pesar del escaso bagaje de resultados conseguidos con el Valencia, se creyó con la autoridad para organizar la revolución en la plantilla, auspiciando los despidos, pretendiendo la marcha de Dani Parejo, pillado en una juerga en Madrid en un día libre de entrenamiento, y controlando los fichajes, interfiriendo personalmente en los contactos con futuribles incorporaciones como la de Simone Zaza.

Mientras tanto, García Pitarch, obedeciendo directrices de Lim, busca en el mercado internacional saldos o futbolistas poco hechos como el serbio Marksimovic, centrocampista del Astana de 21 años. “Quiero jugadores listos para jugar ya”, contestó Prandelli preguntado por la posibilidad de incorporar a Marksimovic. Jugándose el futuro deportivo del club y su propio prestigio, Prandelli no quería probaturas ni jugadores por hacer, sintiéndose desautorizado y sin la confianza de Lim para que el Valencia, un club cuya crisis no tiene fin, no termine por hundirse.

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