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El Barça supera el martirio turco

Rice, Tomic, Doellman, Koponen y Vezenkov responden a un Darussafaka muy exigente liderado por Anderson

Robert Álvarez
Rice, ante Wilbekin.
Rice, ante Wilbekin.Alejandro García (EFE)

Rice, Tomic, Doellman, Koponen y Vezenkov de todos ellos y mucho más necesitó el Barcelona para salvaguardar sus opciones en una Euroliga convertida definitivamente en un camino lleno de espinas. No hay rival que no le complique la vida. Y el Darussafaka de Estambul, una de las formaciones en boga, que acaba de dar cuenta del Real Madrid, del Fenerbahce y del Maccabi, no iba a ser menos. Se temía muchísimo a su base Brad Wanamaker, pero quienes llevaron por la calle de la amargura al Barcelona fueron James Anderson, el escolta con huellas dactilares hasta en cuatro equipos de la NBA, mayormente con los Spurs y los Sixers, y el joven base Scottie Wilbekin, formado en la Universidad de Florida y, a sus 23 años, jornalero ya en Australia y en Grecia antes de llegar a Estambul.

BARCELONA, 81; DARUSSAFAKA, 77

Barcelona Lassa: Rice (13), Navarro (6), Claver (4), Doellman (11), Tomic (16) –equipo inicial-; Dorsey (2), Vezenkov (12), Oleson (2), Koponen (9) y Renfroe (6).

Darussafaka Estambul: Wanamaker (9), Bertans (5), Anderson (21), Clyburn (4), Erden (4) –equipo inicial-; Wilbekin (19), Batuk (0), Moerman (11), Zizic (4) y Harangody (0).

Parciales: 19-22, 16-18, 24-17 y 22-20.

Árbitros: Paternico (Italia), Boltauzer (Eslovenia) y Laurinavicius (Lituania).

Palau Blaugrana. 5.248 espectadores. 15ª jornada de la Euroliga.

La escuadra de David Blatt, el extécnico entre otros del CSKA, del Maccabi y de los Cavaliers, hizo temblar el Palau. Las ocho derrotas acumuladas por el Barcelona en la Euroliga le situaban ante poco menos que una encrucijada el día que se llegó al ecuador de una liguilla que esta temporada es una Liga de aúpa.

Los problemas, además, se le acumularon de salida al Barcelona. Su defensa no cerró bien el perímetro exterior. James Anderson, y el exalero del Bilbao, Dairis Bertans, maximizaron la rapidez y los desajustes que producían los movimientos ofensivos en la defensa del Barcelona para bombardear el aro con tres triples en menos de cinco minutos (6-13). Llamó a capítulo Georgios Bartzokas. Resolvió ese problema de ajustes defensivos.

El Darussafaka, a partir de entonces, se vio obligado a masticar sus acciones ofensivas. La defensa del Barcelona empezó a causar estragos. Pero el rebote ofensivo le permitió al Darussafaka mantener su dominio en el marcador (19-26). Los 10 rebotes que capturó en el primer tiempo, 16 al final, le permitieron disponer de muchos más tiros y además impidieron al Barça salir en transiciones rápidas.

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El Darussafaka se empeñó en vivir del triple (10 de 33 al final). Sin resultado en muchos minutos del segundo cuarto, en el que llegó a subsistir a pesar de unos porcentajes bajísimos. El Barcelona, en cambio, jugó con más rapidez y acierto. Renfroe refrescó el juego azulgrana y junto a Navarro generó acciones que rompieron la defensa turca y habilitaron especialmente a Vezenkov. El Barcelona remontó (33-32), pero Wilbekin le dio ventaja de nuevo a su equipo, beneficiado también en el estadillo de balones recuperados y perdidos.

El tercer cuarto fue una montaña rusa. El Barcelona cerró el rebote y fue mucho más eficaz gracias a la rapidez en las transiciones. Logró un 14-0, redondeado con una jugada de cuatro puntos de Rice que puso el 49-40 en el marcador. Wanamaker rompió la sequía de tres minutos y medio sin anotar de su equipo. James y el ala-pívot francés Moerman apretaron el acelerador y el Barcelona cayó en barrena. El Darussafaka, con un parcial de 2-15, volvió a tomar el mando: 53-57. Pero estaba escrito que el final iba a ser un duelo en el filo de la victoria y la derrota. La buena mano y la serenidad de Koponen en los momentos decisivos resultaron providenciales para un Barcelona que acabó con la tortura turca con una canasta de Vezenkov.

El Barcelona, tras sumar tres derrotas seguidas, ha conseguido recuperarse con dos victorias al amparo de su afición en el Palau. Su próxima cita es en Alemania, en la cancha del Bamberg. Es allí donde este Barcelona en fase ascendente necesitará refrendarse para seguir recuperando parte del terreno perdido.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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