La Premier llega a su ecuador con el Manchester City fuera de Champions

El no parar de la Premier League en las fechas navideñas llega entre este lunes y el miércoles a la meta y sirve por ahora para profundizar en una certeza: las diferencias entre los seis grandes equipos de la competición y el resto son cada vez más acusadas. Todos ganan excepto si no queda más remedio, o sea, si se cruzan entre sí. Y en ese trance el Manchester City es por ahora el perjudicado porque ya transita a diez puntos del líder Chelsea tras caer la tarde de fin de año en feudo del Liverpool. “A esa distancia no podemos pensar en grandes objetivos sino en tratar de sumar en cada partido”, diagnostica Pep Guardiola. Su equipo solo ha logrado acabar con su meta a cero en cuatro de los 19 partidos disputados, un pobre esfuerzo defensivo que pone en el foco además que el club ha realizado una fuerte inversión en cada uno de los tres últimos veranos para incorporar centrales. Mangala, hoy cedido al Valencia, llegó por 30 millones, Otamendi lo hizo por 45 y Stones por 55.

También cabe considerar que Guardiola alineó en su última derrota en Anfield un once en el que apenas integraba a dos futbolistas fichados tras su llegada, el meta Bravo y el propio Stones. Pero mientras acaba de trazar sus planes, y de incorporar futbolistas que los interpreten, el técnico catalán debe cumplir objetivos y a día de hoy en la Premier League no está en ellos. Este lunes, por primera vez en lo que va de temporada fuera de puestos de Liga de Campeones, recibe al meritorio Burnley, un recién ascendido que es undécimo en la tabla. También el Manchester United está fuera de las cuatro primeras plazas, pero su trayectoria es ascendente: suma un pleno de cinco victorias en las cinco últimas jornadas. El equipo de Jose Mourinho afronta una prueba ahora en el estadio Olímpico de Londres ante el West Ham, también en alza.

Las diferentes velocidades de la Premier son evidentes. La competición ha llegado a su ecuador y el séptimo clasificado, Everton, apenas ha ganado siete partidos, tiene 27 puntos y está a 22 del líder. El Southampton es noveno con menos de la mitad de los puntos que suma el Chelsea. Y lo más inquietante es que el nivel y el rendimiento de esos equipos de la zona media-baja es paupérrimo con relación a los medios económicos de que disponen. Arsène Wenger ha alertado sobre el descenso de la espectacularidad de bastantes de los partidos que se disputan en los campos ingleses y cree que la presión por evitar el descenso, y mantener así el estatus económico, invita a que muchos equipos expongan menos de lo habitual y se alejen del ADN futbolístico de las islas. En la tarde de año nuevo su Arsenal no precisó grandes alardes para superar (2-0) con goles de Giroud (definió con un sensacional remate de escorpión) e Iwobi a un decepcionante Crystal Palace, que desde que regresó a la máxima categoría en mayo de 2013 se ha gastado en cuatro temporadas más de 150 millones de euros en adquirir refuerzos. Y su recién llegado técnico Sam Allardyce ya ha pedido más madera.

El Arsenal se mantiene a nueve puntos del Chelsea y, como todos los perseguidores del primer clasificado, mira con esperanza a la visita que debe rendir este miércoles el equipo que prepara Antonio Conte a White Hart Lane. Allí le espera un Tottenham que, como la campaña pasada, crece agazapado, sin apenas hacer ruido, pero que en el primer partido de 2017 expuso de manera estruendosa todo su potencial en su visita a Watford (1-4). Decidieron los Spurs antes del descanso en una exhibición de Harry Kane, que abrió el marcador con dos golazos, y de Delle Alli. Toma velocidad de crucero el grupo que adiestra Mauricio Pochettino, apenas derrotado en dos oportunidades en lo que va de liga, en sus visitas a Manchester United y Chelsea. “Estamos disfrutando del fútbol y tenemos la confianza a tope”, avisa el técnico argentino, que si gana su próximo partido se situará a siete puntos de la cabeza. “Todos los equipos quieren ganar ahora al Chelsea y es importante para la Premier que podamos conseguirlo”, abunda.

Esa es la ilusión que empuja a Jürgen Klopp para presionar al dominador del campeonato que lleva trece victorias consecutivas y dejar una pregunta en el aire. “¿Puede alguien imaginarse lo molesto que puede ser ganar tantos partidos seguidos y ver que detrás tienes un equipo a solo seis puntos?”. Ese es el Liverpool, que visita este lunes a un rival en puesto de descenso, el Sunderland, y buscará un triunfo para llevar aún más presión al Chelsea. Cuatro puntos más atrás, Guardiola se sentía a un mundo de distancia. “La brecha es enorme”, dijo antes de abandonar el estadio.