_
_
_
_
_

‘Oliver Atom’ sigue jugando a los 50

El delantero japonés Miura prepara su temporada número 32 como profesional tras renovar su vínculo con el Yokohama de la segunda categoría nipona

Último gol de Kazu Miura para el Yokohama el pasado mes de junio
Último gol de Kazu Miura para el Yokohama el pasado mes de junioJAPAN TIMES

Algunos superhéroes se empeñan en ser eternos. Pero de verdad. La biografía de Kazu Miura (Shizuoka, 1967) transcurrió en paralelo a la de Oliver Atom, el protagonista de Capitán Tsubasa, la serie de anime japonesa que en España se emitió en formato televisivo bajo el título de "Campeones: Oliver y Benji". Aquellos dibujos, su argumento y sus improbables piruetas mostraron a varias generaciones, desde su primera emisión en 1981, que con una pelota en los pies nada es imposible, que todo se puede soñar. El autor del cómic original, Yoichi Takahashi, ha reconocido que durante años se inspiró en la trayectoria vital y deportiva de Kazu Miura para escribir en paralelo el guión de las peripecias de Tsubasa Ozora, Oliver Atom en la versión española. Podría seguir haciéndolo porque Miura, un delantero que ha sido 89 veces internacional y anotó 55 goles con Japón, acaba de anunciar que renueva un año más su vínculo con el Yokohama de la segunda división nipona. A finales de febrero cumplirá 50 años de edad.

A la altura de su mito, parece también correcto concluir que Miura es el futbolista profesional más veterano del mundo. Desde Uruguay reivindica ese trono Robert Carmona, un mediapunta de 54 años señalado por ello por los premios Guinness. Pero su presencia en el Canadian de la segunda categoría charrúa apenas fue testimonial durante la última campaña con trece minutos en apenas un partido. Miura es, por el contrario, una pieza importante en el Yokohama. La temporada pasada, pese a las lesiones musculares, pudo jugar 20 partidos y anotó dos goles. Ha jugado en equipos de cuatro continentes.

Miura se despide en una imagen recogida por la televisión japonesa antes de partir a la concentración de pretemporada con el Yokohama.
Miura se despide en una imagen recogida por la televisión japonesa antes de partir a la concentración de pretemporada con el Yokohama.

El veterano es una leyenda en Japón, un país que hace un cuarto de siglo alumbraba su liga profesional de fútbol con él como máximo referente local. Entonces se puso de moda su manera de celebrar los goles con unos pasos de samba, un recuerdo de su estancia juvenil en Brasil. Porque si en la ficción Oliver Atom dejó su entorno para enrolarse en una academia de fútbol brasileña, Miura hizo lo propio y con quince años se fue en solitario a buscar su sueño en el Juventus, un club de Sao Paulo. Cuatro años después firmó un contrato con el Santos. Un japonés había llegado a la casa de Pelé y probó suerte también, entre otros, en Palmeiras o Curitiba antes de regresar a casa como una celebridad. Fue la primera superestrella local de la J League y el ancla de su selección en el intento de llegar por primera vez a un Mundial de fútbol. Japón estaba clasificada para el de Estados Unidos con un gol de Miura en el último partido frente a Irak, pero recibió un gol en la última acción del tiempo suplementario que benefició de rebote a Corea del Sur, que luego empató contra España en el estreno en aquel campeonato.

La decepción y la ambición ayudaron a que Miura optara entonces por vivir un pequeño paréntesis a su carrera en el Verdy Kawasaki con una cesión al Genoa italiano aún perdiendo bastante dinero. Acababa de recibir el premio al mejor jugador de Asia, pero en su primer partido en Italia, contra el Milán, le partió la nariz Franco Baresi en una disputa. El superhéroe Miura se quedó en el campo durante varios minutos y solo en el descanso del partido fue evacuado al hospital con el tabique nasal roto y una conmoción cerebral. No le bastaron las ganas para triunfar, marcó un gol en 24 partidos, el Genoa perdió la categoría y acabó de regreso a Japón para enfocar su esfuerzo al deseo de jugar un Mundial con su selección. Lo consiguió, pero no lo disfrutó. Marcó 14 goles en el camino hacia el de 1998, pero en el último momento quedó fuera de la lista por una agria polémica con Nakata, la estrella emergente que había querido ser futbolista tras ver las hazañas de Oliver Atom. La desilusión le invitó de nuevo a tomar las maletas y en 1999 quiso desquitarse en otra efímera y fallida experiencia en el Dinamo Zagreb. Con todo, en la experiencia croata se convirtió en el primer nipón en jugar la Champions League.

Asentado por fin en Japón, refractario a las entrevistas, pero siempre atento a participar en shows televisivos y a explotar su imagen en diferentes retos mercadotécnicos, Miura pasó dos meses por el Sydney australiano para cumplir otro objetivo, el de jugar un Mundial de Clubes en 2005. Aquel año se asentó, ya con 38 en el carné de identidad, en el Yokohama, donde ha jugado más de 230 partidos y ha marcado en 22 ocasiones. Por el camino, hace algo más de cuatro años, cumplió su anhelo de disputar un Mundial con Japón, aunque fuese el de fútbol sala. Ahora está dispuesto para iniciar su trigésimo segunda temporada como profesional y ya está concentrado con su equipo en la isla de Guam para preparar el inminente comienzo de la competición. “Espero seguir luchando con todas mis fuerzas”, apuntó en unas declaraciones recogidas por su club.

Gol de Kazu Miura al Gifu, el último que anotó para el Yokohama.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_