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Oyarzabal premia a la Real

Un nuevo gol del extremo guipuzcoano hace inútil el esfuerzo del Villarreal

La Real celebra el gol de Oyarzabal.
La Real celebra el gol de Oyarzabal.Domenech Castelló (EFE)

A su gran recorrido y a su zurda, Oyarzabal ha añadido puntería en esta Copa del Rey. Como ya hizo en la ida, un nuevo gol del extremo guipuzcoano en el Estadio de la Cerámica allanó la clasificación de la Real para los cuartos de final. Gestionaron con éxito los de Eusebio el botín obtenido ocho días atrás en Anoeta y certificaron el pase, haciendo estéril el esfuerzo del Villarreal, superado por el conjunto realista en las áreas. Un tiro a puerta en 93 minutos de juego le fue suficiente a la Real para convalidar el pase. Al Villarreal le faltó profundidad, tacto y pegada y le sobró el error del juez de banda que no concedió un gol legal de Castillejo al minuto de anotar Oyarzabal.

Consciente de que un gol le acercaba a los cuartos, no especuló la Real en el Estadio de la Cerámica, reconocible en el once y en el despliegue, con Canales cubriendo la ausencia de Carlos Vela. Con la obligación de remontar, Escribá pensó en perspectiva, en la Copa y en la Liga, retocando al equipo en todas las líneas con cinco cambios respecto a la formación que empató ante el Barça tres días atrás.

De inicio, advirtió el Villarreal con un tiro desde la frontal del área de Bruno que requirió la intervención de Rulli, mientras la Real se asomaba desde el costado izquierdo con Yuri y Oyarzabal, el quebradero de cabeza del Villarreal en la eliminatoria, de Mario en Anoeta y de Rukavina en el antiguo El Madrigal. En estado de gracia ante el Villarreal, Oyarzabal aprovechó un rebote para batir a Asenjo cumplido el cuarto de hora.

Los detalles son los que marcan el devenir de los partidos y estos jugaron en contra del Villarreal. Primero, por un error arbitral de bulto al anular el juez de banda un gol de Castillejo por un fuera de juego que solo vio él y que deshacían hasta tres defensores de la Real; poco después, un tiro sin ángulo de Santos Borré se estrellaba en el palo izquierdo de Rulli, trazando el esférico una trayectoria paralela y cercana a la línea de gol.

La esperanza amarilla

Necesitado de un homérico esfuerzo para revertir la situación, no se amilanó el conjunto de Escribá, mientras la Real intentaba controlar la situación a partir del esférico. Va en la genética de ambos equipos. Encontró un hálito de esperanza el Villarreal en el último suspiro, antes de llegar al descanso, tras una falta botada por Sansone que rebotó en el palo izquierdo de Rulli, Roberto Soriano recogió el rechazo, atento el italiano al disparo de su compatriota. Recordando el gol mal invalidado a Castillejo, en su marcha a los vestuarios, recibió Fernández Borbalán y su séquito la filípica de la tranquila afición amarilla.

Con el ánimo renovado, el Villarreal intensificó al ritmo del canterano Rodrigo, al que Escribá está dando carrete, un centrocampista de prestaciones similares a Bruno, emparejados ambos en el eje. Envidó el conjunto amarillo con la entrada de Pato, Jonathan dos Santos y Trigueros. Aplicado en la contención, el equipo de Eusebio, sin apenas cruzar en el segundo periodo el centro del campo, el Villarreal no encontró el camino hacia Rulli, bien secundado el portero argentino por el coral trabajo defensivo de su equipo, que hizo valer la puntería de Oyarzabal para plantarse en cuartos.

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