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Duelo sin espadas entre Eibar y Osasuna en Ipurúa

Empate sin goles en un partido anodino que coloca a los de Mendilibar en los cuartos de final

GORKA PÉREZ
Escalante presiona a Fausto.
Escalante presiona a Fausto.Javier Etxezarreta (EFE)

El partido entre Eibar y Osasuna tuvo aspecto de serlo, siempre y cuando se enmarcase en un contexto ajeno a lo ocurrido días atrás en el enfrentamiento de ida, donde se decidió la eliminatoria en favor del equipo guipuzcoano (0-3). Pero Osasuna, abrazado como vive a la zozobra, interpretó la vuelta como un espacio idóneo en el que practicar con toda la gaseosa con la que cuenta, y observar si de semejante experimento surgían ideas aplicables al escenario sin red que es para él la Liga.

Al Eibar no pareció incomodarle la propuesta, pues hizo lo propio dando descanso a varios de sus titulares, a pesar de que mostró un núcleo bastante reconocible. Vasiljevic, por su parte, probó con el sector más joven de la plantilla navarra, y dio entrada a jóvenes promesas como Otegui (18 años), Buñuel (18) y Olavide (20). Curioso, cuando de su gestión como director deportivo llegaron esta temporada hasta once jugadores.

Se notó el carácter experimental de la propuesta en la ausencia de ánimo para la remontada, pues no pareció nunca Osasuna preocupado por la premura en el juego. Tampoco el Eibar le exigió demasiado, aunque ese aparente carácter pacífico saltó con la repentina lesión de Juncà, al que sustituyó Pedro León.

La mala suerte también se acercó al área de Osasuna, tras una mala caída de Nauzet, que terminó con el portero fuera del partido por problemas en el hombro. La carambola pudo ser mayúscula ya que Mario recibió una entrada innecesaria de Escalante que estuvo cerca de lesionarle.

Subió la intensidad en el choque en la segunda mitad, si bien las oportunidades de gol continuaron siendo un bien ciertamente escaso. Por momentos ambos equipos parecieron más predispuestos para no encajar goles que interesados en destapar el partido. Comprensible en el lado local, algo más discutible en el contrario. De haberse tratado de un partido de Liga, el partido de Osasuna hubiera resultado difícilmente reprochable, si bien en ningún momento trasladó a su equipo al campo contrario.

Destacaron en el Eibar Bebé y Capa, dos jugadores corpulentos pero con gusto por el juego de piernas. El duelo del extremo con el joven Buñuel resultó entretenido, pues el novel navarro plantó cara al brasileño en el cuerpo a cuerpo. En un disparo a bocajarro pudo deshacer el empate el exjugador del Rayo, pero el balón se alojó en lo más alto de un Ipurúa con buena entrada. A ese tipo de episodios casi personales se redujo el partido, con el Eibar controlando el balón y Osasuna aprendiendo a remendarse para que las costuras resistan lo que está por venir.

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Sobre la firma

GORKA PÉREZ
Es redactor de la sección de Economía y está especializado en temas laborales. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Antes trabajó en Cadena Ser. Es licenciado en Periodismo por la Universidad del País Vasco y Máster en Información Económica de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.

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