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Deportivo - Villarreal: Mucha pizarra y poca tiza en Riazor

Deportivo y Villarreal empatan sin goles tras un esforzado despliegue bajo la lluvia

Laure y Jonathan Dos Santos disputan la pelota durante el partido de Riazor.
Laure y Jonathan Dos Santos disputan la pelota durante el partido de Riazor.MIGUEL RIOPA (AFP)

Deportivo y Villarreal sumaron en un partido cerrado, disputado por momentos bajo una incesante lluvia en Riazor, siempre bajo la exigencia y la intensidad, una liza con más pizarra que tiza en la que apenas se fabricaron opciones de gol. Dos generó el equipo local y ya solo por eso hizo algo más que su oponente, sin más chicha que el esfuerzo.

Cuatro empates suma el equipo gallego en los cuatro partidos, dos de Copa, que ha disputado este año. También hace granero el Villarreal. No cabe despreciar la igualada si se considera que los objetivos pueden estar más baratos que en otras temporadas. El combo de Fran Escribá tiene además un valor que explota y es el de su impermeabilidad: permite pocos goles y escasas oportunidades para lograrlos.

El Deportivo no logra desengancharse de los puestos próximos al furgón de cola tal, pero suma mientras otros caen. Ayer comenzó pujante y hasta se le vio hermoso porque se pintó con el maquillaje de un futbolista delicioso, el turco Emre Çolak, uno de esos futbolistas por los que vale la pena pagar el precio de una entrada si el plan de su equipo pasa por tener la pelota en los pies y no perseguirla. El Deportivo tiene esa intención y por eso hay momentos en los que entra por el ojo porque el turco va y viene, toca casi siempre con acierto y con clase, provoca, propicia y propone. Con ese guion, con una única descollante individualidad le bastó al Deportivo para encerrar al Villarreal, no para importunarle más allá de una inocua sucesión de saques de esquina o un par de disparos desde fuera del área con la firma de Borges y Marlos Moreno. Creció el equipo de Escribá cuando mediaba la primera parte tras manejar con oficio el arreón inicial del Deportivo. Se ajustó para cerrar los caminos al faro blanquiazul y empezó a lucir amarillo en Riazor

El Deportivo se fue de 2016 con un buen tono que comenzó a expresarse por la aportación desde los flancos. Por allí encontró Emre Çolak un par de socios para hilvanar fútbol, por ahí también se abrieron las opciones para que Andone dejase de ser un náufrago en busca de gol y pasase a ejercer de definidor. Carles Gil y Ryan Babel no ejercían como extremos a la antigua usanza, pero le daban continuidad al juego. Por ahí encontró el Deportivo un camino que ahora debe volver a andar porque Gil está lesionado y Babel ya no forma parte de la plantilla. Garitano flirteó con un esquema de dos puntas, con Joselu en el once, pero no le convenció desubicar a Emre y cargarle de responsabilidades defensivas. Esclavo del dibujo le dio cancha a tres opciones hasta ahora secundarias, Marlos Moreno, Luisinho y al final Borja Valle, todos con características menos combinativas.

José Angel, lateral del Villarreal, pugna con Marlos Moreno.
José Angel, lateral del Villarreal, pugna con Marlos Moreno.MIGUEL RIOPA (AFP)

El Deportivo se fue cayendo hasta el descanso. Tampoco sufrió por más que en ocasiones le cueste ir hacia atrás. Le faltó colmillo al Villarreal no ya para golpear sino para siquiera intentarlo, también dañado por las ausencias porque a la baja de Soldado, lesionado en agosto durante el Teresa Herrera, se unían ayer las de Cherysev, Musacchio, Jaume Costa, Soriano, Bakambu y Sansone. Trató de sobrevivir porque pasó fases de apuro y cuando logro disiparlas tampoco acabó de encontrarse cómodo. Porque el Deportivo entró en la segunda parte de nuevo con aplomo, sin excesivas soluciones, entregado por momentos al recurso del centro al área, pero constante en el despliegue. Pudo llegar al gol en uno de esos balones a la caja, en una cabriola de Andone para sacarse una media chilena que estrelló en el palo.

El Deportivo llegó a esa cima y volvió a perder pie. Retomó el Villarreal su versión más voraz, varios metros más arriba y amenazando con un duro epílogo para los locales. No fue así, pero en ese momento, a un cuarto de hora hasta el final, con el depósito de gasolina encendido (el colectivo y el de Emre Çolak) y un punto en el zurrón fue cuando ambos equipos sintieron el valor del empate. Lo percibió Escribá que retiró del campo a Pato y reforzó la medular con el mastodóntico N’Diaye, lo pudo quebrar Joselu en un remate a la salida de un córner al que respondió, felino, Sergio Asenjo. Hubiera sido la victoria para el Deportivo y nadie podría haber reclamado que fuese injusto.

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