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Saúl rodea al Betis

Las continuas y sorprendentes intervenciones del volante del Atlético ayudan a desmantelar al equipo sevillano, finiquitado con un gol de Gaitán a los ocho minutos

FOTO: Saúl pugna con Ceballos por el balón. / VÍDEO: Declaraciones de Siomeone.Foto: atlas | Vídeo: JUANJO MARTÍN (EFE) / ATLAS
Diego Torres

Saúl es el pelotón que rodeó al Betis. Así se llama este jugador múltiple que no se puede definir de zurdo, ni de diestro, ni de mediocentro, ni de mediapunta, ni de extremo, ni de enganche, pero que tiene el coraje y los pulmones para lanzarse a recorrer los caminos de cada puesto y de interpretar en ellos cada jugada. El día que coge la ola puede ser expansivo y concluyente. Ayer, ante un Calderón atestado de feligreses que despreciaron el frío, el Betis se rindió rápidamente a sus apariciones.

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Los partidos de fútbol son un juego de ilusiones y realidades, y de su administración depende el éxito o el fracaso de cada equipo. El Atlético dominó al Betis de principio a fin. En el arranque lo desmanteló con una breve dosis de realidad y luego con una hora de engañosa pérdida de control. Saúl Ñíguez hizo de prestidigitador en ambas fases. Apareció, hizo como que se desvanecía y volvió a materializarse indetectable para sus adversarios hasta que se acabó el tiempo y el árbitro pitó el final de un triunfo mínimo pero suficiente.

El Atlético se presentó con una nomenclatura nueva de titulares. Sobre plano, las piezas lucieron claramente ordenadas. Gaitán por la izquierda, Saúl por la derecha y Gabi con Koke en el eje; arriba Torres corriendo a los espacios y entre líneas Griezmann moviéndose en puntas de pie como una liebre. Enfrente esperó la trama defensiva del Betis siderúrgico de Víctor con tres centrales, dos carrileros, el intimidante Brasanac barriendo el medio, Jonas fatigando el carril del ocho y Dani Ceballos, el artista, listo para meter el pase iluminador desde el carril del diez. Exactamente ahí, en la zona de Ceballos, el soñador, el poeta, el distraído, se desató el drama de la jugada decisiva.

Fue un sortilegio a base de espejos y humo. Una maniobra que se originó en un ataque por la izquierda, una combinación entre Gaitán y Koke para atraer la atención y la energía del Betis al lugar equivocado. Luego, el pase al medio. Un pase de Koke, que hizo el envío diagonal por el claro que dejaron las líneas béticas inclinadas en la presión. El sorprendido Ceballos y el desorientado Durmisi fueron las víctimas. Como bailarines en una coreografía los intérpretes actuaron la celada. Griezmann fintó y dejó pasar la pelota desmarcándose al punto de penalti y arrastrando a Pezzella y Donk en compañía de Torres. Al espacio acudió Saúl desde atrás, recibiendo y abriendo a la banda con un toque preciso. El balón invitó a Vrsaljko, que irrumpía, a alcanzar el fondo y centrar. En el segundo palo, el sexto actor de la obra, Nicolás Gaitán, pilló un rebote y metió el gol.

Yannick Ferreira-Carrasco, cae tras una entrada de Daniel Ceballos en un momento del partido
Yannick Ferreira-Carrasco, cae tras una entrada de Daniel Ceballos en un momento del partidoDenis Doyle (Getty)

Repliegue de rigor

Corría el minuto ocho y el 5-3-2 del Betis no había resistido el contacto corrosivo con el enemigo. Suele ocurrir en este modelo cuando los carrileros no cierran y los volantes se descuidan. Las bandas se limpiaron y por allí metió el cuchillo el Atlético. La jugada del gol fue la culminación prematura de un plan que debió gestarse en la pizarra de Simeone. No se explica de otro modo el bochinche del entrenador en el banquillo durante la celebración. El 1-0 fue la recompensa a su trabajo y el premio a la apuesta de Gaitán, que jugó de inicio por tercera vez en lo que va de Liga.

El gol tuvo consecuencias tediosas. Con la adquisición de la ventaja el equipo se replegó a los aposentos de Godín y los despliegues se espaciaron. En la apariencia de descontrol atlético el Betis mandó sin penetrar. Entonces volvió a destacarse Saúl como tapón en auxilio de Gabi cada vez que Ceballos, Jonas y Rubén intentaron filtrar pases o colar disparos. Apenas rasguños en la roca. Moyá paró tres tiros muy lejanos o muy sucios.

El Atlético se estiró y se arrugó con la elasticidad conque dispuso el peculiar Saúl hasta consumir el tiempo y poner los tres puntos en caja fuerte.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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